A Quién Temer.

Sermón predicado en Lucas 12:1-12 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 24/4/22 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino

¿A quién debemos temer? Esta es una pregunta planteada a lo largo de nuestro pasaje de hoy. Aquí se nos recuerda de nuevo en las Escrituras que el miedo no es inherentemente bueno o malo. Hay algunas cosas de las que no debemos temer. Hay algunas cosas que debemos temer. Incluso las cosas que deberíamos temer, podemos temer desmesuradamente, más de lo que está justificado, pero esa es una lección para otro día. El pasaje de hoy, en cambio, nos llama a considerar a quién debemos temer. Mientras que en nuestras Biblias de las bancas divide discretamente el pasaje de hoy en tres secciones, cada una desarrolla este tema para hoy. En resumen, podemos ver que nuestro pasaje nos advierte que no debemos temer al hombre, sino temer a Dios. Explicaremos y aclararemos lo que estas exhortaciones significan y no significan a medida que trabajamos en nuestro texto para hoy.

Nuestro primer punto para hoy será considerar en como no debemos temer al hombre, como Jesús dice en el versículo 4. Permítanme comenzar aclarando que bíblicamente hay de hecho ciertas maneras en que hay que temer a los hombres. Por ejemplo, Romanos 13:7 dice que hay una manera en que debemos temer al gobierno civil. 1 Pedro 2:18 dice que los siervos deben temer a sus amos. Podría seguir con más citas. El punto es que hay un cierto temor al respeto que muestra el debido honor a los humanos en general y especialmente a aquellos en diversas posiciones de autoridad. Ya que la Escritura debe interpretar la Escritura, no debemos entender las palabras de Jesus aquí para negarlo. Mas bien, lo que Jesús está tratando en este pasaje es un temor relativo y comparativo entre Dios y el hombre. Debemos temer a Dios sobre el hombre. De hecho, cuando tememos a un magistrado civil en el sentido bíblico debería ser porque tememos a Dios que nos dijo que temiéramos a los que tienen autoridad. Y, sin embargo, Jesús reconoce cuán a menudo podemos temer al hombre por encima de Dios. A eso se dirige cuando nos ordena aquí que no temamos al hombre.

Entonces, vemos esta preocupación planteada por primera vez por Jesús en el versículo 1 cuando les advierte sobre la mala influencia de los fariseos. Recuerde que los fariseos eran una secta religiosa entre Israel y Jesús les advierte contra su liderazgo. Normalmente, pensarías como tus líderes religiosos serían personas a las que deberías mostrar un temor adecuado al respeto. Los honrarías especialmente siguiendo su liderazgo. Todo esto ciertamente sería cierto si te estuvieran guiando en los caminos de Dios. Pero Jesús advierte a la gente que estos fariseos no estaban haciendo eso.

Jesús luego explica porqué en el versículo 1 que los fariseos no eran buenos líderes a seguir. Es porque son hipócritas. Esta es en realidad otra forma de temor equivocado al hombre. La palabra para hipócrita en griego significa montar un espectáculo. Es fingir ser algo que no eres. La pretensión es el énfasis en el griego. Pretenden ser muy religiosos. ¿Y por qué alguien montaría un espectáculo religioso? No van a engañar a Dios ni a impresionarlo. La gente finge ser muy religiosa para tratar de obtener elogios de los hombres. Es agradable a la gente y es una forma pecaminosa de temer al hombre. Más específicamente, es temer al hombre sobre Dios porque tal hipocresía religiosa significa que te preocupas más por lo que otros piensan de ti que por lo que Dios piensa de ti. Y así, Jesús advierte mostrar en contra demasiado temor por estos líderes religiosos dado el hecho de que ellos mismos están mostrando demasiado temor por el hombre. Que la gente siga a tales líderes no los haría más religiosos. En cambio, simplemente caerían en la trampa de temer a los hombres sobre Dios al ser llevados a la hipocresía así como los fariseos.

Vemos otra situación en la que no necesitamos temer al hombre por encima de Dios en el versículo 11 cuando Jesús hace referencia a varias cortes humanas. El versículo 11 dice: “Y cuando te lleven ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no te preocupes por cómo debes defenderte o qué debes decir”. Jesús aquí está hablando de cuándo sus discípulos puedan terminar frente a alguna corte humana por reconocer a Jesús. Los cristianos han terminado ante tribunales religiosos y civiles, en juicio, debido a su testimonio de Jesús. Jesús dice que no hay que estar ansioso en tales situaciones. La ansiedad es una forma de miedo. Si te llevan ante alguna corte o tribunal humano por el amor de Cristo, allí habrá una prueba. ¿Te retractarás de tu confesión de Cristo porque temes al hombre sobre Dios? ¿O te aferrarás a tu testimonio porque temes a Dios sobre el hombre? Ese es de nuevo el problema en esa situación.

Una razón por la que Jesús nos anima y dice que no necesitamos tener miedo de tales cortes humanas es que el Espíritu Santo nos dará las palabras que decir en tales circunstancias. Esa es una promesa en la que confiar. Esa es una promesa por la que hay que consolarse. Dios no nos dejará abandonados en tales situaciones. Él estará con nosotros y nos usará para dar un buen testimonio en el momento adecuado. No necesitamos temer a los hombres por encima de Dios en posiciones de autoridad porque Dios estará con nosotros.

Esto no significa necesariamente que esas autoridades humanas, religiosas o civiles, no puedan perseguirnos. Si bien es cierto que Dios ha liberado en varias ocasiones a su pueblo de las autoridades que estaban tratando de perseguirlos por su fe, no siempre es el caso que eso haya sucedido. Si bien podemos pensar en Daniel siendo milagrosamente salvado, digamos, de la guarida de los leones, también podemos pensar en todos esos profetas, desde Abel hasta Zacarías, que no lo fueron. Por lo tanto, el estímulo de Jesús de que Dios estará con nosotros frente a la persecución no significa necesariamente que seremos salvos de ella. Pero a la luz de esa verdad, Jesús nos da otro aliento en el versículo 4. Dice que no teman a aquellos que solo pueden matar el cuerpo. Dice que después de eso, después de que te matan, no pueden hacerte más daño. Cualquiera que sea el tribunal humano ante el que te encuentres, lo peor que pueden hacer es sentenciarte a muerte y ejecutarte. Lo mismo de cualquier otro enemigo humano por ahí, lo mas que cualquier enemigo puede hacer es matarte. Después de eso no pueden hacerte más daño. Jesús dice esto como estímulo de porqué no debemos temer a los hombres por encima de Dios. Obviamente, esto requiere fe para entender que el cristiano tiene una esperanza de vida eterna bendita más allá de la muerte física. Pero para nosotros que tenemos esa esperanza, esto es de hecho un recordatorio de que no debemos temer al hombre por encima de Dios.

Un último estímulo acerca de porqué no necesitamos temer al hombre por encima de Dios es por lo que Jesús dice en los versículos 6 y 7 acerca de los gorriones y de nosotros. Jesús da una ilustración de que mientras que los humanos venden gorriones tan baratos, lo que sugiere de su valor relativamente bajo sobre nosotros, aún esos gorriones todavía son valorados por Dios. Por cierto, la traducción en las Biblias de las bancas en el versículo 6, la palabra centavos no es muy precisa, al menos no a la luz de la inflación actual. La palabra aquí en el griego se refiere a la moneda romana llamada assarius. Un assarius valía 1/16 de un denario, y dado que un denario era el salario diario promedio para un trabajador común, eso haría que un assarius valiera mucho más que un centavo. En otras palabras, en la moneda moderna, el versículo 6 se refiere a que 5 gorriones valen probablemente alrededor de $ 30 a $ 40. Estos se habrían vendido para comer, así que piense en el costo de un paquete de 5 pollos enteros hoy en la tienda, y eso es probablemente lo que está dando a entender. Eso es lo mas cercano a tal precisión, pero el punto es que puedes comprar 5 aves pequeñas para comer por una cantidad relativamente pequeña de dinero. Los humanos no los valoran tanto. Pero Dios conoce cada ave por más pequeña que sea. Pero entonces el punto clave es el versículo 7. Jesús dice que somos de mucho más valor que los gorriones para Dios. Si bien Dios conoce cada pajarito, incluso conoce cada cabello en nuestra cabeza. Dios se preocupa por nosotros. Debemos entender esto como un estímulo para no temer al hombre por encima de Dios porque Dios nos ama y está velando por nosotros, incluso si cuando cualquier humano se opusiera a nosotros. Incluso si alguien nos matara. No temas, sino confía en Dios y en su gran amor.

Pasemos ahora a lo siguiente de todo esto. En nuestro segundo punto, consideremos ahora como debemos temer a Dios. Como hice con nuestro primer punto, permítanme comenzar con una aclaración de que de hecho, hay ciertas maneras en que no debemos temer a Dios, al menos para el cristiano. Como cristianos, los pecadores caídos hemos sido reconciliados con Dios y adoptados en su hogar celestial. Al reconciliarnos con Dios, Jesús deja de lado nuestro pecado, para que ya no tengamos que temer a que Dios traiga su juicio e ira sobre nosotros. 1 Juan 4:18 enseña específicamente que los cristianos ya no necesitan temer a Dios en términos de su juicio. Del mismo modo, debido a que somos adoptados, Jesús nos enseña que nuestra relación con Dios es como un niño con su padre. Dios es nuestro Padre Celestial que nos ama y desea darnos buenos regalos, como aprendimos en Lucas 11. El punto acerca de que Dios nos valora más que a los gorriones está en esta línea. Así que como el Dios elevado y exaltado está sobre toda la creación, no necesitamos temerle como cristianos como que es un déspota indiferente que solo busca doblegarnos a su voluntad, sino que le sirvamos mejor. No, no necesitamos temer de que Dios nos trate de esa manera. Él nos ama, somos sus hijos adoptivos en Cristo. Entonces, si bien sigue habiendo un temor de respeto y honor que le damos a Dios como nuestro Dios y Padre, no debemos temerle en términos de castigo o pensar que no nos ama. Y así, aquí, vemos cuál es la preocupación de Jesús no es sólo que debemos tener un temor correcto de Dios, sino que debemos temer a Dios por encima del hombre.

Verás, si no tememos a Dios por encima del hombre, si el hombre es nuestro dios en lugar de que Dios sea nuestro Dios, entonces realmente no conocemos al Señor. Entonces tendremos que temerle en términos de su ira y juicio. En otras palabras, todas esas cosas que acabo de decir de porqué no tendríamos que temer a Dios como cristianos, entonces esas cosas no se deberían de aplicar. Ese es gran parte del punto de Jesús aquí. Necesitamos temer a Dios por encima del hombre y al hacerlo terminamos en no tener que temer a Dios en términos de su ira y juicio. Vemos esto en el versículo 5. Dice que Dios puede hacer lo que el hombre no puede hacer en términos de castigarnos. El castigo del hombre puede ser, en el peor de los casos, matarnos físicamente. Pero Dios puede hacer eso y también arrojar nuestra alma al infierno, versículo 5. Algunas personas enseñan incorrectamente contra el infierno y una forma en que lo hacen es argumentando que la palabra “infierno” no está en la Biblia. Bueno, ese es un argumento tonto porque “infierno” es una palabra en español, y por supuesto no hay palabras en español en la Biblia en términos del idioma original. Sin embargo, hay lugares donde algunas Biblias en español usarán la palabra “infierno” para traducirlo del idioma original. En este caso, nuestra Biblia de las bancas hace precisamente eso. La palabra griega es gehenna y en realidad proviene originalmente del hebreo que se refiere al Valle de Hinnom. Ese era un valle que en la antigüedad se convirtió en un lugar perverso de idolatría pagana en Israel y luego fue destruido y convertido en un montón de basura donde quemaban basura. Ardía regularmente que con el tiempo se convirtió en un término común para retratar vívidamente la idea del castigo de Dios para los malvados en la otra vida. Entonces, esta es la razón por la que necesitamos tener un temor correcto de Dios por encima del hombre, y poner nuestra lealtad en Él en Cristo, para que no tengamos que temer caer en ese juicio.

Eso es lo que Jesús continúa enseñando en los versículos 8 y 9. Allí habla de cómo aquellos que lo reconocen ante los hombres, Él los reconocerá ante los ángeles de Dios. Del mismo modo, aquellos que lo nieguen, Él hará lo mismo. Date cuenta de que esto continúa la idea de la sala del tribunal que mencionamos anteriormente. Puedes presentarte ante los tribunales humanos y reconocer tu esperanza en Cristo o negar a Cristo. Pero Jesús habla de lo que se dirá de ti ante el tribunal máximo del cielo. ¿Qué dirá Jesús de ti? La idea aquí es que debemos temer el juicio de Dios en su corte celestial más que cualquier corte humana. Lo que está implícito aquí es que es posible que debas elegir en qué tribunal serás castigado. Basándonos en lo que confesamos o negamos en un tribunal humano, estaremos en problemas con el tribunal humano o con el tribunal de Dios. Y así, si tememos a Dios sobre los hombres, entonces confesaremos a Jesús ante los tribunales humanos, incluso si sabemos que enfrentaremos el castigo por hacerlo.

Jesús luego da un punto relacionado acerca de blasfemar contra el Espíritu Santo en el versículo 10. Esto se conoce típicamente como el pecado imperdonable y encontramos algunos pasajes paralelos que enseñan sobre esto. En otra parte se combina con lo que vemos en el último capítulo de Lucas, donde algunos de los oponentes de Jesús dijeron que su capacidad para expulsar demonios se debía a que Satanás era el poder que obraba dentro de Él. Jesús dijo que eso era una blasfemia contra el Espíritu Santo porque era el Espíritu Santo y no Satanás el que estaba obrando en Jesús. Entonces, aquí Jesús toma esta idea y dice que es perdonable hablar contra el mismo Jesús, pero no contra el Espíritu Santo. Esta idea de un pecado imperdonable ha planteado muchas preguntas ya que la Biblia en otros lugares repetidamente da la oferta incondicional de ser perdonados de todos nuestros pecados a medida que nos volvemos con fe a Jesús. Presumiblemente, alguien que endurece tanto su corazón para calumniar voluntariamente contra el Espíritu Santo no es capaz de volverse en fe a Jesús, y si se vuelve a Jesús, no debe haber cometido este pecado imperdonable. Pero creo que una pregunta más interesante en este pasaje es porqué Jesús dice que está bien calumniarlo a Él, pero no al Espíritu. Y sospecho que está estrechamente relacionado con los temas que hemos estado discutiendo hoy. Jesús dijo que temieran a Dios por encima del hombre. Cuando Jesús habla de que se le calumnie, creo que tiene en mente su papel como Mesías en su naturaleza humana. Pero cuando habla de calumniar al Espíritu Santo, el mismo poder por el cual Jesús ejerció su ministerio, es calumniar a Dios. En otras palabras, aparentemente una cosa es calumniar a Jesús en su humanidad; otra cosa es calumniar a Dios que está plenamente presente y obrando en Jesús. Esto nuevamente parece ser otro tipo de temor de Dios contra la idea de temer al hombre. Debemos temer a Dios y nunca calumniarlo. Y así Jesús habla de lo imperdonable que es cuando uno realmente reconoce la obra de Dios por el Espíritu y aún así se endurece el corazón contra ella. No debemos volver con un corazón duro a Dios, sino ver cómo Él le habla a nuestra alma para que venga a Él y encuentre misericordia y gracia en Jesús.

Así que entonces llamo tu atención a los versículos 2-3 a un componente más de este llamado a temer a Dios. Allí se habla de cómo las cosas secretas finalmente serán reveladas. Esto es de nuevo una referencia al juicio final de Dios. Esta es una vez más una razón por la que necesitamos temer a Dios sobre el hombre. Es de nuevo contrastar la práctica de los fariseos hipócritas. Ser un hipócrita significa que tienes una diferencia entre lo que dejas que la gente vea y lo que mantienes oculto a la gente. Lo que dejas que la gente vea es por miedo al hombre porque sabes que serías juzgado por ellos si supieran tus cosas secretas que les estás ocultando. Pero verás, esta es la razón por la que debemos temer a Dios más que al hombre, porque todas esas cosas secretas que has guardado con éxito del hombre no se guardarán ante Dios. Al final, serán expuestas ante el tribunal de Dios. Dios lo ve todo y lo sabe todo. Esta es una vez más la razón por la que necesitamos ser salvos en ese último día al reconocer a Cristo ahora y recibir el ministerio del Espíritu Santo en nuestros corazones.

Hoy se nos ha dicho que no debemos temer a los hombres por encima de Dios y, en cambio, temer a Dios por encima de los hombres. Se nos ha recordado que el temor de Dios como juez que debemos tener es para que no tengamos que temerle a Él como nuestro juez. Me gustaría vincular todo esto con el lenguaje del versículo 1 donde Jesús dijo que debemos tener cuidado con la levadura de los fariseos. El lenguaje de la levadura es una analogía. La levadura es ese agente que se pone en la masa para hacerla crecer. Solo toma un poco de levadura y algo de tiempo y toda la masa se ve completamente afectada por ese poco de levadura. Jesús dice que la levadura que los fariseos traerían al pueblo de Dios sería hacerlos hipócritas como ellos. La levadura que los fariseos traerían al pueblo de Dios sería para hacerles temer al hombre en vez de a Dios. El final de ese camino es la condenación eterna, ya que rechazan a Dios obrando en Jesús por el Espíritu Santo.

Por otro lado, Jesús presenta un camino diferente. Si puedo continuar con la analogía, Jesús trae un tipo diferente de levadura. Él trae una levadura para ver nuestra necesidad de estar bien con Dios. Debemos temer a Dios, no al hombre. Debemos darnos cuenta de que es algo terrible ser un pecador en las manos de un Dios airado. Debemos encontrar expiación por nuestros pecados confesando a Jesucristo como Señor y Salvador. Si ponemos ese temor correcto de Dios sobre el hombre, no tendremos nada que temer de la ira de Dios en el día del juicio. Los fariseos tienen su levadura mala. Jesús trae una buena levadura. Esa es la imagen que Jesús mismo usará en el próximo capítulo de su ministerio cuando compare el reino de Dios con la levadura.

Estas son verdades fáciles de afirmar en la iglesia. En la práctica, podemos luchar con la hipocresía, complacer a la gente y temer al hombre más que a Dios. Que veamos que parte de lo que tenemos en Jesús es el Espíritu Santo dentro de nosotros. Jesús dijo que nos enseñaría qué decir cuándo lo necesitáramos. Y el Espíritu también nos entrenará para hacer crecer en nuestros corazones para que seamos lo que deberíamos. De hecho, el Espíritu está haciendo eso ahora mismo aquí esta mañana a través de su Palabra. No te resistas a su enseñanza en tu alma hoy, sino trata de caminar con su guía divina.

Amén.

Derechos de autor © 2022 Rev. W. Reid Hankins, M.Div.
Todos los derechos reservados.

Share

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.