Yo Estoy Entre Vosotros Como el que Sirve.

Sermón predicado en Lucas 22:24-38 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en11/12/22 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino

Jesús es nuestro salvador y ejemplo. Él nos salva de todos nuestros pecados y nos muestra cómo vivir. Y a menudo nos muestra esas dos cosas juntas al mismo tiempo. Jesús nos salvó en la forma en que nos sirvió hasta el punto de muerte. Y nos llama a servir a los demás siguiendo el ejemplo que dio al salvarnos. Estas cosas las vemos aquí en el pasaje de hoy en el contexto de cómo ser un buen líder en el reino de Cristo. Aspiremos todos a ser grandes en el reino de Cristo como siervos líderes.

Entonces, profundicemos el pasaje de hoy. Dividiremos nuestro sermón en dos mitades, siguiendo las dos secciones principales aquí. La primera sección son los versículos 24-30 donde los discípulos discuten acerca de quién es el más grande. La segunda sección son los versículos 31-34 donde Jesús habla con Pedro palabras de profecía, oración y amonestación.

Así que entonces comenzamos en nuestra primera sección en los versículos 24-30. Aquí encontramos que los discípulos de Jesús están discutiendo entre sí. Están tratando de decidir cuál de ellos debía ser contado como el más grande. Esto es triste en general, pero debemos recordar el contexto para pensar especialmente en lo triste que es que estén discutiendo sobre esto. En realidad, hay diferentes formas de mostrar esto en contexto aquí, así que los ayudaré a pensar en eso. Primero recuerde, esta no es la primera vez que tienen esta discusión. En Lucas 9 estaban discutiendo de la misma forma, y Jesús los amonestó diciéndoles que ser el menor es ser el más grande. Segundo, recuerden, como vimos la semana pasada, en este punto de Lucas donde están teniendo la cena de Pascua con Jesús donde Él había instituido la Cena del Señor. Si bien es probable que sea demasiado común, no es bueno discutir por anticipado con la familia durante la tan esperada cena festiva. Acabamos de tener el Día de Acción de Gracias, y sabes que nunca entonces quieres una discusión en la familia en esos momentos. De hecho, algunos han sugerido que fue la cena en sí misma lo que provocó la discusión. En una cena formal como esa, sería común estar sentados de acuerdo con rango e importancia. Se podría imaginar que vinieron a esta cena festiva y comenzaron a discutir sobre quién debería sentarse y dónde, y esa sería una conversación sobre el rango y la importancia.

Luego piense en todo el contexto de lo que sucedió en esa cena de pascua. No está del todo claro aquí en Lucas sobre el momento de su discusión con todo lo demás que sucedió esa noche en esa cena. Pero solo piense en cómo sus discusiones sobre quién es el discípulo más grande parecen especialmente mala a la luz de lo que sabemos que sucedió esa noche. En esa cena de pascua, Jesús está a punto de sacrificar su vida por ellos. Literalmente, en el versículo 15, Jesús habló de su sufrimiento inminente, y fue entonces cuando instituyó la Cena del Señor. También en esa cena de pascua es donde, según el evangelio de Juan, Jesús les lava los pies, que es un trabajo que los siervos hacen por sus amos, no al revés. Algunos han sugerido que Jesús incluso hizo eso porque estaban discutiendo de esa manera. Aunque dependiendo de cómo uno entienda la cronología como Lucas la presenta aquí, es posible que estuvieran discutiendo después de que Él les había lavado los pies esa noche. Además, esa noche es cuando Jesús habló sobre cómo uno de ellos lo traicionaría esa misma noche y como los otros esa noche se alejarían negándolo. Y así, en cierta proximidad a esas advertencias, están discutiendo sobre quién es el más grande. Probablemente deberían estar discutiendo sobre quién es el peor.

Entonces, para todas estas formas de contexto, este es un argumento malo e inoportuno de parte de ellos. Jesús entonces se vuelve para amonestarlos al respecto. Note que comienza hablando acerca de los reyes de los gentiles y cómo son malos ejemplos de liderazgo y grandeza. Recuerde que el lenguaje aquí de los gentiles es en realidad sólo la palabra para las “naciones” en el griego. Y así, Jesús llama su atención a los reyes de las naciones. Jesús explica que los tipos de reyes que tienen todas las naciones no son un buen modelo para el liderazgo entre el pueblo de Dios. Al escuchar las palabras de Jesús aquí, creo que debemos recordar Deuteronomio 17:14-20. Ahí es donde Dios a través de Moisés instruyó a Israel acerca de qué clase de rey podrían tener. Esas instrucciones básicamente dicen que Israel podría tener un rey, pero no un rey como tienen las naciones. Usted puede recordar que ese fue el problema mostrado con el primer rey de Israel, el pueblo quería un rey “como todas las demás naciones” y así les dio lo que pidieron con el rey Saúl. Pero la lección allí era que necesitaban un tipo diferente de rey, uno como el que hablaba Deuteronomio 17. El rey David entonces fue el reemplazo de Dios por el rey Saúl, uno que comenzó a acercarse a la descripción de un rey piadoso en Deuteronomio 17.

Entonces, Jesús dice que no deberían querer ser como los reyes de las naciones. Jesús explica que el problema con tales reyes es que se exaltarían a sí mismos por encima de sus súbditos. Jesús dice que usarían su posición para enseñorearse ante su pueblo. En otras palabras, tales reyes se considerarían erróneamente inherentemente mejores y superiores a las masas. Por ejemplo, no era raro que los reyes de las naciones en ese entonces se llamaran literalmente divinos, como los emperadores romanos a menudo usaban el título de hijo de Dios para ese propósito. Por supuesto, en realidad no eran dioses. Eran solo humanos. Entonces, si eres un rey y dices que eres un dios, entonces literalmente te estás enseñoreando ante los demás y diciendo que eres una persona superior a tus súbditos. Del mismo modo, Jesús señala cómo los reyes de las naciones harían que la gente los llamaran benefactores. Un benefactor es alguien que ayuda a otras personas. Para un rey presentarse como el benefactor del pueblo es para él decir que es por el bien del pueblo que él es rey. Que como rey otorga gentilmente su benevolencia al pueblo. Implicado en esto, es que la gente está en deuda con el rey y depende de la supuesta bondad del rey hacia ellos.

Pero usted ve, Jesús dice que esto no es lo que el liderazgo y la grandeza deben ser entre sus discípulos en su reino. En el versículo 26, Jesús dice que lo que hacen los reyes de las naciones no debe ser su modelo a seguir. Una vez más, pienso en las instrucciones de Deuteronomio 17 sobre cómo debe ser un rey entre el pueblo de Dios. Las instrucciones enumeran varios ejemplos de cómo no debe exaltarse a sí mismo sobre el pueblo, y concluye en Deuteronomio 17:20 que, “su corazón no debe ser elevado por encima de sus hermanos”. Esa referencia a los hermanos es el punto. Un rey entre el pueblo de Dios es como un hermano entre hermanos. Su oficio como rey los establece como una especie de “primero entre iguales”, pero nunca deben pensar en sí mismos como mejores o superiores a sus hermanos. Eso está detrás de la explicación de Jesús, pero incluso la lleva más allá. En el versículo 26, Jesús dice que la grandeza entre su pueblo debe ser buscando llegar a ser el más joven y también siervo. Él usa los ejemplos de edad y rango. Conviértete en el más joven en edad y en la posición como un sirviente. Los reyes de las naciones trataron de exaltarse a sí mismos sobre los demás. Jesús dice que vayamos por el otro lado, que te rebajes ante los demás.

Jesús entonces se usa a sí mismo como ejemplo. En el versículo 27 hace una pregunta retórica sobre quién es el más grande, paralelamente a su argumento. Compara al sirviente que sirve en una mesa con las personas sentadas y disfrutando de la comida y siendo servidas por el servidor. En esta pregunta retórica, se supone que la respuesta es que el servidor no es tan grande como la gente en la mesa que están festejando. Pero Jesús dijo: “Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve”. Jesús les había estado sirviendo en la cena. Y como mencionamos, Jesús esa noche también les sirvió lavándoles los pies. Y en última instancia, hemos dicho cómo Jesús estaba a punto de servirles al sacrificar su vida por la salvación de ellos. Date cuenta de lo que esto está reconociendo. Todos sabían que Jesús allí era el maestro. Ellos eran sus discípulos, y Él era el maestro. No solo eso, ya habían reconocido que Jesús era más que su maestro. Ya habían reconocido a Jesús como el tan esperado Mesías e incluso el Hijo de Dios. Eso significa que reconocieron a Jesús como un rey. Pero en realidad no era un Rey como los de las naciones. Él era el Rey de Deuteronomio 17 y aún más. De hecho, Él es el rey que había venido a marcar el comienzo del reino eterno de Dios. Y este Rey de reyes declara que es un Rey Siervo y recomienda a sus discípulos para que lo sigan. Esa es la verdadera grandeza, dice el Rey Jesús.

Entonces, Jesús como Siervo-Rey amonesta a los discípulos por discutir sobre quién es el más grande entre ellos. Él les dice que busquen humillarse. Pero eso no significa que serán menos. Por la gracia de Dios en Cristo Jesús, mira lo que Él continúa diciéndoles en el versículo 28. Él los exalta. Allí reconoce que es Rey, porque dice que su Padre le ha asignado un reino. Y luego habla a sus discípulos y reconoce cómo sufrieron con Él en sus pruebas, y dice que también les ha asignado un reino. En contexto, esto es asombroso. Estaban discutiendo sobre quién era el más grande, y Él los amonestó a ser humildes en contraste con los reyes de las naciones. Pero luego dice que los están haciendo reyes en su reino y les está dando el asiento de honor en su mesa de banquete en el reino venidero. Jesús habla de cómo finalmente los elevará a posiciones de grandeza y realeza. Deben humillarse y parecerse a siervos, entonces será un gran placer para Jesús exaltarlos y otorgarles un reino.

Permítanme aplicar esto por un momento. Seguramente hay un sentido en el que lo que Jesús les promete aquí está especialmente dirigido a ellos como los doce discípulos y podemos imaginar en gloria que ellos, menos Judas Iscariote, ocuparán lugares de posición especial. Pero seguramente también hay una aplicación a todo el pueblo de Dios. Digo esto debido a una interesante referencia en paralelo en 1 Corintios 6. Allí, Pablo hablando a los cristianos en general, dice que en la era venidera juzgaremos tanto al mundo como a los ángeles. Este es un lenguaje similar a lo que Jesús dice de los discípulos aquí en Lucas. Así pues, hoy se nos recuerda la realeza universal de los creyentes. Jesús es el Profeta, Sacerdote y Rey por excelencia. Así también, todos los creyentes en Cristo se han convertido en profetas, sacerdotes y reyes. Para nosotros entonces, nos otorga un reino, y nos llama reyes también. ¡Qué gran gracia!

Pasemos ahora a la segunda mitad de nuestro pasaje, a los versículos 31-34. Allí encontramos a Jesús dando una profecía, oración y amonestación a Pedro. Al ver esto, veremos cómo complementa lo que hemos hablado hoy en términos de grandeza y liderazgo en el reino de Cristo. Vemos cuán amorosamente Jesús se vuelve para hablar con Pedro. Comienza en el versículo 31 llamándolo por su nombre original dos veces seguidas, Simón, Simón. Entonces, Él está hablando específicamente con Pedro aquí. Jesús entonces les habla de una petición de Satanás. La traducción dice que Satanás “demandó” tenerte, aunque el sentido es una forma de petición. Como vemos en Job que Satanás tuvo que obtener permiso de Dios para probar a Job. Algo así ha sucedido aquí. Pero esto es lo que quiero que reconozcas. La petición de Satanás no es específica sólo para Pedro. Cuando dice que Satanás exigió tenerte a “ti” para poder zarandearte como trigo, el “ti” está en plural, la forma “todos” que tiene el griego. Puedes ver en la Biblia de las bancas que tiene una nota al pie que te dice que el “ti” en el versículo 31 está en plural. En otras palabras, la petición de Satanás era poder zarandear a los doce discípulos. Por cierto, zarandearlos como trigo es lo que haces para separar la paja del trigo. Así que esencialmente esto será para Satanás probarlos para ver si son verdaderamente discípulos de Jesús. Seguramente, Satanás espera que no pasen la prueba y que pueda hacer que todos se alejen permanentemente de Jesús. Pero mi punto por ahora es que Jesús está dirigiendo específicamente esta información al único discípulo Pedro, acerca de cómo Satanás va a zarandearlos a todos. Para ser claros, seguramente Jesús le dijo esto a Pedro en presencia de todos los discípulos para que lo escucharan, pero es importante entender que aquí en el versículo 31, Jesús está hablando directamente a Pedro refiriéndose específicamente a todos los discípulos.

Pero luego, en el siguiente versículo, Jesús cambia al singular “tú” para hablar directamente de Pedro. Le dice a Pedro que ha orado por él, que su fe no falle cuando Satanás lo zarandeara. Jesús luego continúa describiendo cómo Pedro finalmente se volverá a Jesús. Lea entre líneas allí. Jesús está diciendo que cuando Satanás zarandeara a Pedro, Pedro al principio vacilará y se alejará. De hecho, Jesús continúa diciendo cómo Pedro negará a Jesús tres veces ese mismo día. Pero Jesús está diciendo que no sólo ha orado por Pedro, sino que su oración será contestada. Jesús dice que Pedro finalmente regresará a Cristo y así mostrará que su fe es genuina.

Vemos que Pedro reconoce cómo Jesús está hablando no sólo de él, sino de todos los discípulos por la forma en que responde en el versículo 33. Él jura que él mismo está listo para seguir a Jesús a la prisión e incluso a la muerte. En los relatos paralelos, se registra que Pedro dijo que incluso si todos los demás discípulos se apartaran, él no lo hará (Mateo 26:33). En otras palabras, podrías decir que él está diciendo que él es un discípulo más grande que todos los demás. De hecho, Jesús lo corrige con la profecía de la triple negación de Pedro. De hecho, veremos en este capítulo que Pedro niega a Jesús tres veces. Quizás te preguntes cómo Pedro pudo haber vacilado tan rápido. Pero un pensamiento es que Pedro todavía estaba aprendiendo que para que Jesús fuera el Rey Mesías significaba que Jesús primero tenía que sufrir y morir. Claro, Pedro dice aquí que estaba dispuesto a morir con Jesús, pero recuerde, Pedro es el que antes había tratado de reprender a Jesús por hablar de su muerte. Y más adelante en este capítulo veremos a Pedro tratar de usar la espada para defender a Jesús cuando vienen a arrestarlo. En ese momento, podríamos pensar que Pedro está mostrando que sus palabras aquí son ciertas, que está dispuesto a morir con Jesús. Pero Jesús le dijo a Pedro y a sus discípulos que guardaran sus espadas. Fue después de eso cuando Pedro pasó a negar a Jesús tres veces. Claramente, eso muestra que Pedro mismo todavía estaba aprendiendo lo que significaba para Jesús ser el Rey-Siervo.

Y seguramente esta es la lección que Pedro mismo necesitaría aprender para llegar a ser el líder y príncipe que Jesús quiso de él. Antes de que termine este capítulo, Pedro lloró amargamente cuando se dio cuenta de cómo, de hecho, negó a Jesús tres veces. Él llegaría a ver de primera mano cómo ser el más grande en el reino al ver a Jesús dar su vida para salvarlo a él y a otros de sus pecados. Y sin embargo, aunque Pedro tuvo aún más humildad para aprender, mira la advertencia que Jesús le da a Pedro aquí al final del versículo 32. “Cuando te hayas vuelto de nuevo, fortalece a tus hermanos”. Entonces, aunque Jesús sabe que todos se alejarán, Jesús ha orado para que Pedro cuando finalmente se aleje, regrese, para que luego pueda ser usado para ministrar al resto de los discípulos. Jesús le está diciendo a Pedro que después de que Pedro se recupere a sí mismo, necesita ir tras los otros discípulos y buscar restaurarlos. En otra parte, Jesús describió cómo todos sus discípulos se apartarían citando Zacarías 13: 7: “hiere al pastor y las ovejas serán esparcidas”. Jesús está así capacitando a Pedro aquí para ser un líder para reunir a los discípulos dispersos.

Ya sabes, regresan a esa mala discusión que estaban teniendo. Cuando piensas en la cuestión del discípulo más grande entre los doce, creo que muchos se inclinarían a nombrar a Pedro como una opción. Jesús mismo lo señala justo después de que estaban teniendo esta discusión. Pero la belleza es cómo Jesús llama a Pedro al liderazgo de servicio aun así con las fallas por el propio pecado de Pedro. Quiero decir, piénsalo, Jesús había dicho anteriormente que quien me niegue delante de los hombres, lo negará ante su Padre Celestial. Pedro negaría a Jesús tres veces, y Jesús lo reconocería ante el Padre al orar por su restauración. Jesús entonces exalta al humilde Pedro a una posición de gran liderazgo en su reino. Y entonces, creo que en estos versículos donde Jesús está hablando aquí a Pedro son un complemento maravilloso a los principios del liderazgo de servicio que Jesús elogió en la primera sección.

Iglesia Presbiteriana de la Trinidad, hoy Jesús ha llamado a su pueblo al servicio y al liderazgo. Él llamó a sus discípulos iniciales a esto. Y nos llama hoy a ello. La razón por la que nosotros, las personas pecadoras que fallan, podemos hacer esto, es porque nuestro Siervo-Rey Jesús nos sirvió al renunciar a su vida en la cruz. Y nuestro Siervo-Rey Jesús ha sido exaltado al lugar más alto y ahora nos eleva también al servicio y al liderazgo. Así pues, Jesús es tanto nuestro salvador como nuestro ejemplo. Él nos salva y luego nos llama a un liderazgo de servicio modelado según el suyo.

Como cristianos, indudablemente tendremos formas en las que estamos en posiciones de autoridad y en posiciones bajo autoridad. Cristo nos ha mostrado cómo ser un líder. Al encontrarte en una posición de autoridad, que puedas ejercer tu liderazgo como si fueras Cristo, Cristo el Líder Siervo. Y si te encuentras bajo autoridad, que te sometas a ese líder como si fuera Cristo.

En este momento, nuestro servicio especialmente debe hacerse con humildad en medio de muchas pruebas para Cristo. Pero un día su reino vendrá en su totalidad, y sabemos que ha prometido exaltarnos a tronos en ese día. Ven pronto Señor Jesús y quédate con nosotros hasta ese día.

Amén.

Derechos de autor © 2022 Rev. W. Reid Hankins, M.Div.
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