Hablando a Nosotros por Su Hijo

Sermón predicado en Hebreos 1:1-14 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 3/11/2018 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M. Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino
Hebreos 1:1-14
11/03/18

“Hablando a Nosotros por Su Hijo”

“¡Nosotros predicamos a Cristo!” Es una cita de la Biblia que me gusta usar para describir mi meta en la predicación. Cada semana, no importa donde estoy en la Biblia, quiero predicar a Cristo. Bueno, podría decirse que no hay mejor libro en la Biblia para hacer eso, que este libro de Hebreos. Sí, cada Escritura nos conduce a Cristo, pero algunos lo hacen muy explícitamente. Hebreos hace justamente eso. Exalta y glorifica a Jesús. Capítulo tras capítulo anuncia las excelencias de Cristo Jesús y muestra cómo su venida marca el comienzo de la esperanza eterna y celestial de las épocas. Lo hace especialmente mirado hacia atrás en el antiguo pacto y ver cómo Cristo vino como el cumplimiento de todos los tipos y las sombras y la esperanza de los santos del Antiguo Testamento. Así, Jesucristo es comparado y contrastado con el antiguo pacto y sus instituciones. Jesucristo viene como un mejor sacerdote con un sacrificio mejor, como el mediador de un mejor pacto, para dirigirnos a un mejor tabernáculo y traernos una mejor revelación. Cristo es claramente exaltado en este libro.

Veremos esto así como profundizamos en el libro de Hebreos. Desde que estamos comenzando una nueva serie de sermones es típico comenzar con unas palabras de introducción acerca de cosas como el autor, destinatarios y fecha de su composición. La respuesta a esas preguntas es que no sabemos. En cuanto a su autor y el destinatario, el libro en si mismo no nos dice igualmente. Cabe señalar que hubo un número de fuentes muy tempranas que puso este libro en la colección de cartas y títulos de Pablo como una carta “a los hebreos” y que muy bien puede ser el caso. Sin embargo, ha sido y sigue siendo el debate sobre el autor y sus destinatarios originales. Todo tipo de opciones fueron presentadas. En cuanto a la fecha, parece que un buen argumento puede ser que esto fue escrito antes de la destrucción del templo en Jerusalén en 70 D.C., porque basado en el contenido de este libro tu podrías esperar que debe ser mencionado si esto ya había pasado. Pero incluso con la fecha, no seamos dogmáticos. Estos son detalles que nuestras mentes curiosas quisieran saber, pero no son necesarios para poder estudiar y aprovechar este libro. Tenemos un hermoso tesoro de un tratado que exalta a Cristo. Llama a los cristianos a ver lo que los santos del antiguo testamento ansiosamente esperaron, que ahora lo tenemos en Jesús. Nos llama a perseverar en la fe, no volviendo a las formas de la antigua alianza, sino abrazar en plenitud la gloria que ya hemos comenzado a experimentar en el Jesucristo resucitado y exaltado.

Esta exaltación de Cristo comienza con fuerza en pleno en estos versos de apertura. En nuestro primer punto de hoy, vamos a observar las oficinas de Jesucristo que se describen aquí. Podemos ver esas tres oficinas clásicas de profeta, sacerdote y rey; vemos a Jesús descrito en cada uno. En términos de su oficina como rey, este es el menos que se hizo hincapié aquí, pero está aquí. Se habla de esto de forma explícita al final del versículo 3, cuando habla de Jesús sentado a la diestra de la Majestad en las alturas. El lenguaje descrito de la mano derecha es una descripción de la autoridad que Él tiene. Esto describe lo que llamamos sesión real de Jesús. Es lenguaje de autoridad y reinado. No es que Jesús reinará un día sobre todos. Por el contrario, está diciendo que ahora, Él como rey reina como nuestro salvador resucitado y exaltado. Además de esta declaración explícita, la realidad que Él es descrito como el Hijo de Dios, heredero de todas las cosas, y teniendo este nombre más excelente y herencia, implica mas su dominio real.

Dicho esto, es sobre todo ser un profeta y un sacerdote que se resalta en estos versos. Versículo 1 habla de Él ser un portador de la revelación en estos últimos días. Lo hace en comparación con los profetas del Antiguo Testamento. Eso es el foco principal de estos versículos de apertura: que Jesús vino como el portador de la revelación divina a este mundo. Dios nos habló en estos últimos días a través de Jesús. Del mismo modo, vemos una clara declaración de Jesús siendo un sacerdote por la referencia en el versículo 3 de Él purgando nuestros pecados. Este lenguaje de purgando es uno con connotaciones ceremoniales en tratar con el pecado, a menudo traducido como purificación o limpieza. Definitivamente, esta palabra describe a Jesús en términos sacerdotales. Y los términos aquí parecen de la manera especial que Jesús sirvió como sacerdote. Como sacerdote, no sólo da una ofrenda a nuestro favor, la ofrenda es Él mismo. Por ofrendarse Él mismo, Él es capaz de expiar nuestro pecado. Ningún otro libro del Nuevo Testamento tan claramente y repetidamente presenta a Jesús como sacerdote. El verso 3 aquí será sólo el comienzo de esto.

Y por lo tanto, en estos versículos de apertura vemos a Cristo en sus oficinas exaltado. Lo que me gusta aquí y en este libro es que vemos cómo Cristo es todas estas cosas. No solo piensa acerca de Jesús como profeta, sacerdote y rey por separado. Pero aquí en este libro vamos a ver todas estas cosas al mismo tiempo. Como en el capítulo 3:1, Jesús es llamado el “apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión”, lo que pone a sus oficinas de profeta y sacerdote juntos. O en la referencia a sentarse a la diestra de Dios, más adelante en este capítulo en el versículo 13, lo conectará con el Salmo 110: 1 que es un salmo sobre un rey que también es un sacerdote. Jesús está en las tres oficinas de una manera unida. Eso no es algo que vemos en el antiguo pacto, que dio ciertas limitaciones para cada oficina. Pero lo vemos aquí y en este libro con Jesús. Jesús es el Rey de reyes, Profeta de profetas y el Sacerdote de sacerdotes.

Volvamos en nuestro segundo punto de hoy para ver las dos naturalezas de Jesucristo que se presentan aquí. El Nuevo Testamento revela el glorioso misterio de la encarnación, que el eterno Hijo de Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, la gloria como del unigénito Hijo de Dios. Y por lo tanto, Jesús era y es Dios y hombre; Él es humano y divino. Aquí en estos versículos de apertura otra vez tenemos una mirada de estas dos naturalezas. Su naturaleza divina se afirma más claramente, incluso comenzando por cierto de que Jesús es descrito como el Hijo de Dios. Y luego se llega a la última parte del versículo 2. Allí describe cómo Dios hizo el mundo a través de su Hijo. Y luego en el versículo 3 describe cómo el Hijo de Dios sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. En otras palabras, el Hijo de Dios es responsable de la creación y providencia. Este mundo existe en primer lugar por el Hijo eterno de Dios. Este mundo sigue existiendo gracias a Él. Esto es como Juan dice en Juan 1:3 y lo que Pablo dice en Colosenses 1:16. Cuando pensamos en las cualidades esenciales de la deidad, esto sería ponerlo en la parte superior de la lista: Dios es el creador y el sustentador del universo. Y luego nota la primera parte del versículo 3. Aquí es donde tenemos algo de misterio. Este Hijo de Dios, Jesús, se describe como ambos el brillo de su gloria y la expresa imagen de su persona”. Habla de la gloria de Dios y de la persona de Dios. Es decir cómo el Hijo tiene esta gloria divina y al mismo tiempo es una imagen o representación de la persona de Dios. Cuando los tomas juntos, te das cuenta que hay algo de la doctrina Trinitaria en esto; el Hijo es plenamente Dios pero también distinto de Dios el Padre. Este lenguaje en el versículo 3 expresa ambos de eso. Y así aquí y en Hebreos, la naturaleza divina de Jesús se expresa maravillosamente.

Sin embargo, también tenemos detalles de su humanidad aquí también. Las otras referencias al Hijo en estos versículos realmente lo describen como el Mesías, como el Dios-hombre que vino como el Cristo para salvar a un pueblo para sí mismo. Nota por ejemplo en los versos 2 y 4 hay un lenguaje de ser un heredero y de una herencia. El lenguaje en estos versículos es algo que Jesús obtuvo. Ahora, en cuanto a la divinidad de Jesús, Él siempre ha sido heredero de todas las cosas y por herencia posee el nombre que es sobre todos los nombres. Sin embargo, las Escrituras en lugares habla de Él obteniendo tales cosas; eso es en términos Jesús siendo el Mesías humano. En otras palabras, en su humanidad, Él aseguró las cosas a través de su sufrimiento y obediencia en su misión mesiánica, en ir a la cruz y morir en nuestro lugar. Así, por ejemplo, Filipenses 2 explica que en humilde obediencia Jesús sufrió y murió en la cruz, pero en ese sacrificio Dios entonces lo exaltó al lugar más alto. De manera similar, hablando del Mesías, Salmo 2 habla de Dios dando al Mesías las naciones y la tierra como su herencia, un salmo citado aquí en el siguiente versículo, verso 5. Del mismo modo, en el versículo 3, cuando habla de su trabajo en purgar nuestros pecados, claramente Él lo logró en su naturaleza humana. Él no pudo lograrlo en sólo su espíritu divino; Él necesitaba convertirse en humano para sufrir y morir como un sacrificio. Tiene entonces esta victoria en mente cuando habla inmediatamente de Él estar sentado a la diestra de Dios. Otra vez, de su naturaleza divina, Él siempre tenía tal autoridad. Sin embargo, en su estado exaltado como el salvador Mesiánico, y por tanto, en términos de su humanidad, se puso como el Dios-hombre en ese lugar de autoridad. Como veremos más adelante en el capítulo 2, esto explica la dinámica de cómo Él en un punto puede ser hecho un poco menor que los ángeles, sin embargo aquí en el versículo 4 se dice que ahora tiene un nombre que es superior a los ángeles. Todas estas cosas miran la obra de Jesús como el Mesías el Dios-hombre. Todas estas cosas nos recuerdan cómo Dios lo exaltó hasta lo sumo en su victoria en la cruz y sobre el pecado. Por lo tanto, todas estas cosas infieren su humanidad. Quería señalar esto, porque el libro de los Hebreos irá a desarrollar esto también así como exaltar a Cristo. Sí, vamos a ver más acerca de su divinidad. Pero también veremos más de su humanidad en la encarnación, como en 2:17 donde dice que Él se ha hecho como nosotros sus hermanos en todas las cosas. O como en 4:15 que Él así se identifica completamente con nuestras debilidades a causa de la encarnación.

Entonces, en nuestro segundo punto, hemos visto las dos naturalezas de Jesucristo. Él es ambos divino y humano, en una gloriosa y misteriosa unión en la persona de Jesucristo. Deseo que veamos juntos cómo el libro de los Hebreos desempaqueta ambas de esas cosas que son importantes para nuestra fe y salvación. Todo ello sirve para exaltar a nuestro Señor, ¡alabado sea Dios!

Me gustaría ahora ir a nuestro tercer punto para ver la comparación aquí entre la revelación del antiguo pacto y la revelación que ahora tenemos hoy en Cristo Jesús. Que maravilloso pasaje para introducir este libro de Hebreos. Ya lo he dicho que este libro exalta a Cristo. También he dicho que hace la comparación de que los santos del Antiguo Testamento tuvieron. Esta comparación se inicia con la revelación que tuvieron frente a lo que tenemos. Ten en cuenta el elemento del tiempo. La antigua revelación vino en tiempo pasado, verso 1. Ahora, esta nueva revelación vino en Jesucristo en estos últimos días, verso 2. Ese es el tiempo y la época en que vivimos. Jesús vino en la finalidad de todas las cosas, para llevarnos al final. ¡Dios ha hablado en estos últimos días por Jesús! Estos son los días en que vivimos.

Ahora, al hacer esta comparación, no perdamos lo bueno que realmente Dios habló en el Antiguo Testamento. Eso es lo que el versículo 1 afirma. De hecho, Dios habló en los días anteriores. Fue revelación verdadera y válida. De la misma manera, aquí y a lo largo de este libro, no queremos hacer esta comparación y pensar que de alguna manera estamos en un lugar diferente que estos santos del Antiguo Testamento que de alguna manera están desconectados de nosotros. No, vemos que incluso en el versículo 1 las personas que recibieron la revelación en los días antiguos fueron los “padres”. Recuerde que incluso a los gentiles, si te has convertido en un cristiano, el padre Abraham es tu padre ahora. Las comparaciones hechas aquí y en otros lugares en este libro entre el antiguo y el nuevo testamento describen cuanto mucho mejor son las cosas en Cristo bajo el nuevo pacto. Sí, habrá diferencias indicadas. Pero también hay conexión. Hay continuidad y discontinuidad. Tenemos que ver la supremacía de Cristo y el nuevo pacto sin divorciarnos totalmente nosotros mismos y nuestra relación con los santos de la antigüedad. Más bien, es este libro que nos ayudará a ver nuestra conexión con ellos. Ellos representan nuestra herencia espiritual. Y este libro nos ayudará a ver cómo es que en realidad Cristo mismo nos une. ¡También ellos pusieron su esperanza en Cristo! Y así en cada comparación que se hace entre lo antiguo y lo nuevo, veamos las conexiones y las diferencias.

Entonces, en cuanto a la revelación, vemos algunas de las diferencias en el verso 1 cuando describe los diferentes tiempos y las diferentes maneras en que Dios habló antes. Podemos pensar en cómo por un lado como Él habló tan claramente, cara a cara con Moisés, mientras que con otros hablaba en sueños y enigmas (Números 12:8). A veces Él usó a ángeles en la transmisión de sus mensajes, 2:2. Lo vimos revelarse durante el tiempo de Moisés a la gente en como cubrió el monte Sinaí con humo y descendió como en fuego. Más adelante, a Elías habló con una voz suave. ¡A Balaam habló incluso a través de un burro! Dios, ha hablado muchas veces y de muchas maneras. Sin embargo en comparación con eso, el énfasis aquí va de los muchos al uno. En lugar de muchos profetas, la palabra de Dios en estos últimos días ha llegado a través de su único Hijo. Hay un sentido de finalidad aquí también. En contraste con los muchos tiempos y maneras en que Dios habló antes, ahora ha dado su última palabra en Jesús. (Pensaste que acabé con mi miniserie del cesasionismo, pero aquí está de nuevo de una manera sutil). Hay también un sentido de totalidad aquí también. Antes, mensajeros humanos dieron mensajes aquí y allá en el tiempo a cerca de Dios. Pero ahora Dios ha hablado a través de Uno quien Él mismo es Dios la perfecta representación para el hombre. Si la revelación es en última instancia en revelar a Dios al hombre, entonces ciertamente Jesús lo ha hecho de una manera superior a cualquier profeta delante de Él. Es como lo que dijo en el evangelio de Juan, ¡si lo han visto a Él, entonces han visto al Padre!

Una figura de contraste aquí, pienso lo que uno de los antiguos profetas dijo. El gran profeta Moisés profetizó en Deuteronomio 18:15 que un día Dios levantaría un nuevo profeta como él para hablar con el pueblo en nombre de Dios. Moisés manda por adelantado a escuchar a ese profeta. Bueno, muchos profetas vinieron después de eso. Pero claramente en el comienzo del Nuevo Testamento la gente todavía estaban esperando a un profeta mayor, del que habló Moisés. Y Él finalmente vino; ¡Jesús!. En Mateo 17:5, Dios el Padre habla desde el cielo en la transfiguración de Jesús, “¡este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escucharle a Él!” Moisés, un profeta de la antigüedad, dice que este último gran profeta vendría un día. Ha llegado en Jesucristo, el Hijo de Dios.

Y eso realmente es el punto culminante de todo esto. En todos los tiempos y de diferentes maneras Dios habló en el pasado a través de los profetas, ellos en ultima instancia hablaron de este Hijo que vendría. De una manera real, podríamos decir que Él era el último contenido de la revelación. 1 Pedro 1:10-11 dice que los profetas de la antigüedad profetizaron de la gracia que vendría después a nosotros cuando Jesucristo vino a este mundo, primero a sufrir y luego a traer la gloria. O en Lucas 24, los discípulos en el camino a Emaús aprenden de Jesús que todas las Escrituras de la ley de Moisés, los profetas y los Salmos todos hablaban de Jesús, de sus sufrimientos y su gloria posterior. Esto es confirmado varias veces en el evangelio de Juan. En Juan 1:45, la ley y los profetas escribieron acerca de Jesús. En Juan 5, Moisés escribió acerca de Jesús. Juan 8:56, Abraham estaba esperando ver a Jesús.

Ojalá veas mi punto. Jesús no viene sólo como el libertador final de la revelación. Jesús mismo es la revelación de Dios. En su mejor momento, la antigua revelación habló del Cristo a venir. Ahora, en su última palabra, Dios ha hablado de Cristo a nosotros. Es algo así cómo Jesús es ambos el mejor sacerdote y también el mejor sacrificio. Bueno, Jesús es el mejor profeta, pero también es el contenido de la revelación profética. Cristo vino a revelar al Padre a nosotros. Y Cristo vino como la revelación del amor de Dios y su misericordia para con nosotros, para salvarnos de nuestros pecados por su sacrificio en la cruz. Cristo, por lo tanto, viene como el revelador superior y la revelación superior al pueblo redimido de Dios. O decirlo todavía de otra forma. Los profetas de la antigüedad hablaron de la promesa de Cristo a venir. Jesús es la sustancia de todas esas muchas promesas.

Hermanos y hermanas, estemos entusiasmados en como nos sumergimos en esta nuevas series del libro. Hoy hemos conseguido saborear de lo que vamos a explorar en este libro. Si te has convertido en un creyente en Jesucristo, la Biblia dice que tu estás por lo tanto unido a Él en esa fe. Estás unido a este supremo Cristo exaltado. Tu eres uno con este Santo de Gloria y exaltado Salvador Mesiánico. Los santos del Antiguo Testamento compartieron en esta conexión con Cristo a través de las tipologías, sombras y promesas. Incluso sus oficinas miraron al futuro al grandioso profeta, sacerdote y rey que ellos y nosotros necesitaríamos.

Entonces, a la luz de nuestra unión con Cristo, te invito a vivir como los profetas, sacerdotes y reyes. Como un profeta, habla las palabras de la Escritura uno al otro y al mundo alrededor de nosotros, no con nueva revelación ya que tenemos la última Palabra en Jesús. Pero en su lugar permite que la palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia, enseñando y amonestando a otros en toda sabiduría, cantando Salmos e himnos y canciones espirituales, con agradecimiento en vuestro corazón a Dios. Como sacerdote, ir todos los días a nuestro Señor en oración y alabanza, presentando vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Como rey viviendo en justicia y rectitud como los que llevan el gran nombre del Alto Rey del Cielo, sabiendo que pertenecemos a su familia real ahora como hijos adoptados y coherederos con Cristo de todas las cosas. Vivamos ante un mundo como un príncipe del cielo ante un mundo que está mirando, por lo que eres en Cristo, conociendo que algún día reinaremos con Él en gloria para siempre (Apocalipsis 22:5).

El final está cerca. Cristo, la palabra final de Dios ha sido hablada. Confía en esta palabra hasta el día del regreso de Cristo cuando llegue el día final de estos últimos tiempos. Amen.

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