La Cosecha es Abundante.  

Sermón predicado en Lucas 10:1-24 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 27/02/22 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino.

En el momento de este pasaje, ya había una gran cosecha para el reino de Dios. Ya había una necesidad de que más personas salieran y declararan en nombre de Jesús que el reino de Dios se acercaba. A medida que ese evangelio estaba siendo proclamado, Dios estaba revelando a la gente ese camino de paz y salvación en Cristo Jesús. Muchos creyeron. Pero muchos mas no lo hicieron. Pero el pasaje de hoy describe cómo Jesús designó a otros setenta y dos para que fueran y fueran mensajeros autorizados de su mensaje del reino para buscar reunir a la gente en su reino venidero. Este mensaje es algo que en última instancia es para todo el mundo. Consideraremos este tema del evangelismo hoy.

Comencemos entonces mirando los versículos 1-11 y considerando cómo nombró y envió a estos setenta y dos. La descripción de cómo Jesús los comisiona y envía es muy similar a como Jesús lo hizo para sus doce discípulos en el último capítulo. Pero ahora, además de su círculo íntimo de discípulos, tiene este grupo más amplio de setenta y dos que aquí encarga. Podemos apreciar por qué Jesús expande el número de evangelistas designados a la luz del versículo 2. Dice que la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. El evangelismo se describe como cosecha. Alguien sale y comparte el evangelio buscando convertir a las personas al Señor. Los tales convertidos son los que se cosechan. Pero Jesús dice que necesitamos más personas para realizar la cosecha. En otras palabras, necesitamos que mas personas les hablen a los demás las buenas nuevas sobre el reino de Dios. Entonces, Jesús aquí suma a sus mensajeros autorizados al nombrar a estos setenta y dos. Debemos tener en cuenta que estas son en gran medida las mismas instrucciones que dio cuando envió a los doce en el último capítulo. Una vez más, les dice que no tomen provisiones adicionales, sino que confíen en la hospitalidad de quienes los reciban en cada ciudad. Nuevamente los envía con un mensaje sobre la venida del reino. De nuevo los dota de autoridad sobre los demonios y para curar a los enfermos. Una vez más, dice que sacudan el polvo de sus sandalias contra cualquier ciudad que no reciba su mensaje.

Entonces, si bien hay muchas similitudes entre este envío y el envío de los doce en los últimos capítulos, notamos, por supuesto, que el número es diferente. Que Jesús tuviera doce discípulos de su circulo interno no es un número sorprendente. Había doce tribus de Israel, por lo que no nos sorprende que Jesús tuviera un mismo número de apóstoles especiales. Eso seguramente refleja la intención de Jesús de llevar el evangelio a todo Israel. Pero también podemos notar que el número setenta y dos también tiene cierta precedencia en las Escrituras. En realidad, para hablar del número setenta y dos también deberíamos hablar del número setenta. Hay un misterio interesante cuando se trata del número de setenta frente a setenta y dos. Nuestra Biblia de las bancas tiene el número de setenta y dos en este pasaje, pero tal vez la traducción de tu Biblia dice setenta. Este es uno de esos raros casos en la transmisión de la Biblia donde tienes lecturas variantes en los manuscritos antiguos y no está claro si el número setenta o setenta y dos fue la lectura original. Algunos manuscritos, como el Textus Receptus por ejemplo, sólo tienen la palabra “setenta”. El “dos” falta en esos manuscritos. Pero varios otros, incluidos algunos antiguos, tienen la palabra “dos” para hacer “setenta y dos”. También se agregó la palabra “dos” en algunos manuscritos en algún momento, o se perdieron accidentalmente los “dos” al copiar en algunos manuscritos. Es difícil decirlo con la evidencia disponible en este momento.

Lo que se vuelve más interesante es que el significado del número setenta o setenta y dos en las Escrituras realmente se remonta a dos pasajes claves de la Biblia. En Números 11, Moisés nombró a setenta ancianos para recibir el Espíritu para que lo ayudaran a guiar al pueblo, pero finalmente se agregaron dos más, haciendo setenta y dos de los setenta. El otro pasaje está en Génesis 10 donde hay una lista de todas las naciones que inicialmente salieron de los hijos de Noé después del diluvio. Esa lista se conoce como la tabla de las naciones. En nuestros antiguos manuscritos hebreos sobrevivientes, hay setenta naciones en esa lista. Pero en la traducción griega sobreviviente aún mas antigua de ese capítulo, conocida como la Septuaginta, hay una variación menor en el texto para que haya setenta y dos naciones. E incluso ese nombre de la traducción griega como la Septuaginta se suma a este misterio porque ese nombre significa setenta que se dio para referirse al número de traductores utilizados, sin embargo, también hay una tradición hebrea en competencia que dice que en realidad había setenta y dos traductores.

Por lo tanto, parece que un número de setenta o setenta y dos han estado estrechamente conectados en la historia hebrea y son anteriores a este pasaje de Lucas. Puede ser que setenta se haya utilizado en taquigrafía a veces para la cifra más precisa que de setenta y dos. Si bien me inclino ligeramente hacia el número setenta y dos como el más probable, ese detalle no parece demasiado importante. Lo que seguramente es más importante cuál es el significado de este número. Ya mencioné los dos pasajes claves del Antiguo Testamento que utilizan el número. Para los setenta y dos ancianos durante el día de Moisés, se ha observado que tales trabajos equivalen a seis ancianos para cada una de las doce tribus. En aquel entonces, Moisés necesitaba más ayuda para dirigir a Israel, y seis por tribu parece casi el número perfecto. Una idea similar podría estar aquí también, que esto representa 6 testigos más por cada una de las tribus de Israel.

Por otro lado, la noción de que setenta y dos refleja el número de todas las naciones de la tierra de Génesis 10 también invita a la reflexión. Eso podría sugerir que el mensaje del reino finalmente va más allá de las doce tribus de Israel es decir a todas las naciones. Tal es sugestivo incluso a partir de este pasaje. Mencioné hace unas semanas que esta gran sección de Lucas es su ministerio “en camino” a Jerusalén y mucho de eso estaría ocurriendo en el área de Perea, que habría tenido una población gentil significativa. En esa línea, les dice en el versículo 8 que los setenta y dos deben comer lo que sus anfitriones pongan delante de ellos, lo que muy bien puede tener en mente que a veces podrían terminar siendo hospedados por gentiles en el curso de su ministerio en esta área y que no deberían hacer preguntas sobre lo que se les está sirviendo. Además, señalaré en nuestro segundo punto de hoy que hay una comparación dada en la siguiente sección entre las ciudades judías y gentiles y esto podría sugerir nuevamente una ampliación de cómo está saliendo el evangelio.

En última instancia, es difícil decir con certeza cuál fue el significado de los setenta y dos aquí. Sospecho que es una combinación de estas dos ideas. Por ejemplo, tal vez el envío de Jesús de los setenta y dos muestra su creciente alcance a todo Israel, pero con la sutil advertencia detrás de tal manera que si Israel rechaza a Cristo y su reino, entonces el evangelio saldrá a los gentiles en su lugar. Esta posible explicación es atractiva porque eso es exactamente lo que terminó sucediendo históricamente. Creo que podemos ver la semilla de esa historia aquí mismo en Lucas 10. En el evangelio de Lucas, que se cree que tenía especialmente en mente a una audiencia gentil, no nos sorprendería ver que tal idea comenzara a desarrollarse aquí.

Desarrollemos entonces esta idea ahora en nuestro segundo punto de hoy volviendo a mirar los versículos 12-16 y pensando en lo que Jesús dice acerca de aquellos que rechazan el testimonio de los setenta y dos. Comienza en el versículo 16. “El que te oye me oye, y el que te rechaza me rechaza, y el que me rechaza, rechaza al que me envió”. En otras palabras, Jesús dice que si las personas rechazan el mensaje que los setenta y dos les han dado, entonces realmente están rechazando a Jesús. ¿Por qué? Porque Jesús los envió con ese mensaje. Jesús luego conecta los puntos aún más al decir que eso significa que esas personas finalmente están rechazando a Dios. ¿Por qué? Porque Dios envió a Jesús con ese mensaje. Y vea una razón por la cual Jesús los envía de dos en dos, porque necesita al menos dos testigos bajo la ley para establecer la culpabilidad de alguien, Deuteronomio 17: 6. Jesús sabía que muchos no aceptarían sus enseñanzas, por eso advirtió a los setenta y dos en el versículo 3 que los estaba enviando como corderos entre lobos.

Entonces, en estos versículos hay seis citas mencionadas. Tres de ellas son ciudades gentiles que por la historia son ciudades malvadas. Me refiero a Sodoma, Tiro y Sidón. Sodoma era una ciudad junto con Gomorra que era conocida por su gran maldad en los días de Abraham y Lot y Dios destruyó esas ciudades por el fuego. Tiro y Sidón particularmente se hicieron notar de una manera infame durante la época del rey Acab cuando tomó a su esposa malvada Jezabel como princesa de la zona de Tiro y Sidón. En contraste, tienes las ciudades judías de Corazin, Betsaida y Cafarnaúm. Lo que esas tres ciudades judías tienen en común es que todas estaban cerca una de la otra a lo largo de la costa norte del Mar de Galilea, el área en la que Jesús había realizado la mayor parte de su ministerio de enseñanza y donde había hecho muchos milagros. Y así, Jesús trae a colación estas seis ciudades para hacer una comparación. Jesús declara que será más soportable el castigo en el día del juicio para esas ciudades gentiles malvadas históricamente infames que estas tres ciudades judías. El razonamiento de Jesús es básicamente que estas ciudades judías han recibido mucha más revelación de Dios a través del ministerio de Jesús entre ellas. Cuanta más revelación recibes, más culpable eres cuando la rechazas. Jesús incluso dice que esas ciudades infames se habrían arrepentido si hubieran recibido el poderoso ministerio de Jesús como lo habían hecho estas ciudades judías. Ten en cuenta que cuando Jesús dice que les irá mejor a estas ciudades infames en el día del juicio, no significa que no serán castigadas también. Pero Jesús habla en un grado de castigo aquí, y dice que será aún peor para las ciudades judías como estas que escucharon el evangelio e incluso vieron todos los milagros y, sin embargo, lo rechazaron.

Esto es algo serio. Es por eso que tengo problemas para entender cómo las personas pueden hacerse llamar judíos hoy en día y que aun rechacen a Jesús y que deban ser considerados el pueblo escogido de Dios. No, a menos que se arrepientan, están peor que Sodoma y Gomorra y Tiro y Sidón. Como dice Jesús en el versículo 15, no disfrutarán del cielo en la otra vida, sino que se encontrarán reducidos al castigo y la prisión del cielo. Cuando Jesús hizo que sacudieran el polvo como un testimonio contra ellos, está diciendo que se han vuelto como los gentiles impuros. Mientras tanto, Jesús ha enviado testigos y cosechadores a los gentiles impuros y ha estado salvando a muchos de ellos, limpiándolos de sus pecados y diciendo de ellos que ahora son parte de su pueblo escogido.

Esto era algo serio en ese entonces, y es algo serio todavía hoy. Si rechazas el mensaje del evangelio hoy, tendrá consecuencias eternas. Desde el tiempo del ministerio terrenal de Jesús, se ha recibido más revelación sobre Jesús y su llamado a arrepentirse de sus pecados y volverse con fe a Él para encontrar el perdón y la gracia. Si hoy no escuchas el mensaje del evangelio cuando sus ministros designados lo traen, si hoy rechazas ese mensaje, entonces conocerás la condenación eterna. La amenaza del infierno de Dios es real. No es un mito. Es una advertencia. Pero la buena noticia es que Él también provee un camino de salvación en Jesús.

Entonces se nos recordará más de esa salvación en nuestro tercer punto de hoy. Pasemos ahora a los versículos 17-24 y veamos el gran gozo de la salvación. Esta sección comienza con los setenta y dos que regresan de sus viajes misioneros y dan un informe a Jesús, versículo 17. Fíjate, dice que regresaron con alegría. Están alegres y exuberantes por lo que sucedió durante su experiencia misionera a corto plazo. Observa lo que eligen informar primero. Le dicen que incluso los demonios se sometieron a ellos en su nombre. Tienes que amar esto por varias razones. Uno, recuerda el capítulo pasado como los discípulos de Jesús tuvieron problemas para expulsar a ese demonio y aprendimos que estaban tratando de hacerlo con sus propias fuerzas. Dos, vemos aquí que los setenta y dos, con razón, estaban expulsando a los demonios no por sus propias fuerzas, sino en el nombre de Jesús. Tres, me encanta como Jesús se une a ellos en esa alegría por su respuesta inicial. Jesús dice: “¡Vi a Satanás caer como un rayo del cielo!” Jesús reconoce correctamente que echar fuera demonios y la caída de Satanás están íntimamente relacionados.

¿Qué tenía Jesús en mente cuando dice aquí que vio a Satanás caer como un rayo? Algunos han pensado que esto es una referencia al pasado distante cuando Satanás se rebeló por primera vez contra Dios y se convirtió en un ángel caído. Otros piensan que esto se refiere a que Jesús tuvo la victoria sobre Satanás en la tentación del desierto, Lucas 4. Otros piensan que Jesús está hablando más inmediatamente, que mientras los setenta y dos estaban expulsando demonios, de alguna manera pudo observar o percibir que esto tuvo el efecto de causar simultáneamente la caída de Satanás. Independientemente de la referencia exacta, podemos notar que Apocalipsis 12 habla de Satanás siendo expulsado del cielo en conjunción de alguna manera con el ministerio de Cristo Jesús en la tierra. Y también podemos recordar que en otra parte Jesús describe su ministerio como uno que ata al hombre fuerte, refiriéndose a alguna restricción de Satanás, con el fin de liberar a sus elegidos de sus engaños. Entonces, si bien puede ser difícil saber exactamente a qué se refirió específicamente Jesús aquí, la idea de que Satanás y sus demonios necesitan ser derrotados es un aspecto importante de lo que la Escritura dice que el Cristo tendría que lograr. Es incluso la primera descripción que encontramos en la Biblia acerca del evangelio. Es en Génesis 3:15 donde predice como el Cristo un día aplastaría la cabeza de Satanás. No habría salvación si no incluye la conquista de estos malvados enemigos. Jesús y sus discípulos se regocijan aquí de que tal victoria estaba en progreso, incluso cuando los setenta y dos habían estado proclamando la venida del reino. Jesús explica aún más en el versículo 19 que aún tendrán más victorias de este tipo cuando los describe como si se les diera autoridad para pisar serpientes y escorpiones, lo cual es seguramente una declaración figurativa de cómo continuarán ganándoles a estas fuerzas demoníacas a través de su testimonio continuo de Jesús.

Sin embargo, eso es lo que Jesús continúa diciendo en el versículo 20. Sin embargo, dice Jesús, hay algo más digno en que regocijarse. Él dice que se regocijen de que sus nombres estén escritos en el cielo. Claro, hay algo de qué alegrarse de que todos sus enemigos estén siendo derrotados. Pero algo aún más para celebrar es que ellos mismos están siendo salvos. Es gozoso ver a los enemigos de Dios derrotados. Es aún más alegre verte elevado por Dios a la gloria. Especialmente cuando consideras que debido a tu pecado, mereces también ser menospreciado por Dios. Pero en su gran misericordia y gracia había escogido salvarlos de sus pecados y hacerlos ciudadanos en su reino venidero y concederles una vida eterna bendecida en la gloria de la era venidera. En comparación entre la caída de sus enemigos y ser salvos para tal gloria, la salvación es mucho mas razón para regocijarse.

Este es un recordatorio práctico de que la naturaleza de lo que Cristo logró en la cruz incluye ambas cosas, pero no son de igual importancia para nosotros. Algunos, al hablar de lo que Jesús logró en la cruz, señalarán su conquista sobre Satanás. Bueno, si bien eso es muy cierto y muy significativo, es secundario al beneficio más importante. Me refiero a la de hacer propiciación por nuestros pecados para que nuestra culpa pueda ser apartada y podamos reconciliarnos con Dios. El resultado final de eso es nuestra salvación para la vida eterna. Por lo tanto, la conquista de Satanás es una parte importante de lo que Jesús hizo en la cruz. Pero como vemos aquí, la expiación sustitutiva de Jesús para pagar por nuestros pecados es primordial.

Me encanta cómo vemos que Jesús ilustra este punto en los últimos versículos al regocijarse personalmente con ellos por este hecho de que sus nombres están escritos en el cielo. Comenzando en el versículo 21, se nos da una imagen a la vida de oración de Jesús donde describe específicamente a Jesús regocijándose por la salvación de sus escogidos. Como nota al margen, hay una maravillosa visión de la Trinidad en los versículos 21, donde se dice que Jesús, es decir, Dios el Hijo, se regocija en el Espíritu Santo, mientras ora a Dios el Padre. El pasaje luego continúa dándonos una visión maravillosa también de la doctrina de la elección, donde Jesús en los versículos 22 reconoce cómo Dios ha elegido revelar sus verdades salvadoras solo a ciertas personas. Dejando a un lado esos dos destellos doctrinales, es maravilloso ver cuán lleno de gozo está nuestro Salvador en nuestra salvación. Pero eso no debería sorprendernos. Fue por el gozo de redimir a un pueblo para sí mismo que Jesús vino, sufrió y murió. Por lo tanto, no debemos sorprendernos de encontrarlo regocijándose de aquellos que ya habían comenzado a ser salvos de Satanás y el pecado y encontrar nueva vida en el mismo Jesús.

Amén.

 Copyright © 2022 Rev. W. Reid Hankins, M.Div.

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