Parábola del Mayordomo Infiel.

Sermón predicado en Lucas 16:1-13 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 10/07/22 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino.

Permítanme comenzar brevemente resumiendo y explicando la parábola y, al mismo tiempo, aclarando ciertos aspectos en los que las personas han tendido a malinterpretar las cosas. Entonces, comenzamos en el versículo 1 con un hombre rico que también se describe aquí como el amo. Tenía un mayordomo que se suponía que estaba a cargo de supervisar la propiedad del amo. Se supone que el mayordomo debe ejercer una administración sabia y fiel de la propiedad y los asuntos financieros de su amo. Eso es lo que es un mayordomo: administrar la propiedad de otra persona en su nombre. Es una posición de confianza, porque el amo está confiando al mayordomo su propiedad con la esperanza de que la cuide como si fuera suya. Desafortunadamente para el amo, resulta que este mayordomo no era un buen administrador. En el versículo 1, aprendemos que el mayordomo había estado desperdiciando las posesiones del amo. La palabra para “desperdiciar” allí es la misma palabra traducida como “desperdiciado” en el último capítulo, versículo 13, para describir el gasto derrochador del hijo pródigo. El hijo pródigo tiró toda su parte de la riqueza de su padre. Del mismo modo, este mayordomo estaba tirando, por así decirlo, toda la riqueza del amo.

Entonces, antes de que todo desapareciera, el amo se entera de la mala administración de su mayordomo y decide hacer un cambio. En el versículo 2, el amo llama al mayordomo y lo confronta y básicamente le dice que está siendo despedido y que entregue los libros del negocio. Aparentemente, el amo le permite al mayordomo tener algo de tiempo para poner los libros en orden antes de entregárselos. Es entonces cuando el malvado mayordomo comienza a planear. En el versículo 3, vemos que el mayordomo está preocupado por su futuro porque no cree que sea capaz de hacer un trabajo manual, y tiene demasiado orgullo para rogar por ayuda. Tendrá que encontrar alguna manera de mantenerse a sí mismo hasta que encuentre de nuevo un buen empleo. Por lo tanto, él tiene esta idea en el versículo 4 de que se acercará a los deudores de su amo y trabajará rápidamente con ellos para alterar fraudulentamente los libros para reducir sus deudas con el amo. El pensamiento del mayordomo es que a todos estos deudores que él ayuda a reducir lo que le deben al amo le estarán agradecidos y se inclinarán a mostrarle amabilidad más tarde. Si los ayuda ahora, estarán dispuestos a abrirle sus hogares y alimentarlo en el futuro cuando necesite ayuda. Básicamente, el mayordomo está tratando de comprar la buena voluntad de estos deudores usando el dinero de su amo. Lamentablemente, el mayordomo sale haciendo lo mismo por lo que fue despedido: desperdiciar el dinero de su amo. Para ser claros, esto es un robo: le está robando al amo.

Luego vemos en el versículo 8 donde el amo elogia al mayordomo. Este es un punto en el que tenemos que aclarar. El amo no elogia al mayordomo por robarle. Lo elogia por su astucia. La parábola de Jesús nos dice en el versículo 8 lo que debemos pensar de lo moral en las acciones del mayordomo. Llama al mayordomo un mayordomo deshonesto. En realidad, literalmente un mayordomo injusto. Por lo tanto, el amo no está elogiando su injusticia. Está elogiando su inteligencia. Es como si estuvieras jugando al ajedrez y pensaras que vas a ganar, y de repente tu oponente realiza un buen movimiento sorpresa que no viste venir y te gana. Le dices a tu oponente “buen trabajo, realmente me ganaste”, a pesar de que no te alegras de haber perdido. Entonces, como dice Hendriksen de este pasaje, es como si el maestro dijera: “¡Qué ladrón tan inteligente!” Entonces, es importante entender que la parábola presenta a este mayordomo como un mayordomo derrochador e infiel, y también como un mayordomo deshonesto e injusto. Pero sí muestra una medida de sabiduría y prudencia en su plan inteligente, aunque malvado, para mantenerse a sí mismo en su inminente perdida de su empleo. Es importante entender que Jesús no elogia ninguna de las malas mayordomías ni ninguna de las actividades injustas aquí. Si bien Jesús hace varias aplicaciones de esta parábola, nada de esto es para elogiar la mayordomía infiel o injusta; en realidad, Jesús hace la aplicación opuesta.

Entonces hemos visto la parábola a través del versículo 8. Ahora, comenzando en el versículo 8 es donde Jesús comienza a hacer algunas aplicaciones diferentes de la parábola para nosotros. Dividiré la aplicación en tres puntos, tratando con el versículo 8, luego el versículo 9 y luego los versículos 10-13. Cada una de esas secciones constituye una aplicación específica de esta parábola.

Comencemos entonces con el versículo 8 que dice: “Porque los hijos de este mundo son más astutos en el trato con su propia generación que los hijos de la luz”. Así que la primera aplicación que Jesús hace es que los incrédulos son más sagaces que los creyentes. Ahora, esta es otra área de aplicación con la que algunas personas tienen problemas, pero déjame aclararlo. Creo que “sagaz” es una traducción problemática. Verás, en español, la palabra sagaz generalmente tiene una sutil connotación negativa. Puede sugerir un compromiso moral en la forma en que la persona actúa. Y ciertamente en nuestro ejemplo, este mayordomo tenía un compromiso moral. Pero la palabra griega aquí traducida como sagaz no tiene esa misma connotación negativa. La palabra se traduce más comúnmente como sabio y prudente y se refiere a alguien con comprensión que es inteligente en su pensamiento. En español, la palabra sagaz generalmente tiene una connotación negativa, pero en griego la palabra en la mayoría de las veces se usa en un sentido muy encomiable. Entonces, creo que la traducción al español no nos sirve bien aquí. Por ejemplo, el Reina Valera solo traduce esta palabra griega como “sagaz” aquí; la mayoría de las veces traduce esta palabra como “sabio”. Por lo tanto, creo que debería traducirse aquí como sabio. Jesús elogia aquí la sabiduría, no la sagacidad del todo. Elogia la prudencia y la comprensión, nada de que pueda sugerir un compromiso moral.

Entonces, la aplicación de Jesús aquí en el versículo 8 es que los incrédulos son mejores para usar la sabiduría para salir adelante que los creyentes. Obviamente, se trata de una observación general más que de un hecho absoluto. Ésta tampoco parece ser la aplicación más directa de esta parábola – llegaremos a eso en el versículo 9. Pero parece ser una interjección que Jesús no puede evitar hacer después de contar esta parábola. Que con demasiada frecuencia en aquel entonces los impíos ejercían sabiduría y prudencia para sus propósitos impíos mejor que los piadosos la usaban para propósitos piadosos. Con un poco de reflexión podemos pensar en muchos ejemplos bíblicos de los impíos usando la sabiduría para servir a sus propósitos injustos. Hay demasiados ejemplos de tal sabiduría malvada. Jezabel usó la sabiduría para asesinar a Nabot para que pudieran robarle su viñedo. Caín se creyó sabio al responder a la pregunta de Dios sobre el paradero de su hermano Abel diciendo: “¿Soy yo el guardián de mi hermano”? Herodes usó la sabiduría malvada cuando ordenó que todos los bebés de dos años o menos fueran asesinados en Belén. Los líderes religiosos ejercieron su malvada sabiduría para sobornar a Judas Iscariote para que pudieran encontrar una manera de entregar a Jesús. Amán en el libro de Ester se creyó sabio cuando se le ocurrió un complot para destruir a los judíos. Los oponentes de Daniel también pensaron lo mismo cuando idearon el plan para que Daniel fuera arrojado a la guarida de los leones. Los enemigos de Dios usan la sabiduría para sus propósitos impíos y solo aumentan aún mas su culpa, porque la única razón por la que tenemos capacidad para la sabiduría es porque Dios nos creó a su imagen.

Entonces, Jesús observó en ese momento cómo generalmente los impíos usaban la sabiduría para fines malvados mejor que los piadosos la usaban para buenos propósitos. Podemos ver ejemplos de esto todavía hoy. Y eso es muy humillante de pensar. Un ejemplo en el que pensé al estudiar esto fue la agenda LGBTQ. En el transcurso de mi vida, han logrado en gran medida cambiar la forma en que nuestra cultura piense sobre esta vida pecaminosa. La Biblia lo llama pecado. Históricamente, nuestra cultura habría estado de acuerdo en general. Pero los defensores LGBTQ han usado una gran sabiduría para avanzar lenta pero constantemente en su causa para cambiar gradualmente el pensamiento de nuestra cultura sobre el asunto. No puedo evitar decirles: “Buen juego”. Me opongo a su agenda, pero han utilizado mucha sabiduría y estrategia para avanzar con éxito en su causa. No hace que su causa sea correcta. Pero Jesús nos dice que tal cosa debe ser una llamada de atención al pueblo de Dios. Necesitamos crecer en sabiduría y usarla para nuestros propósitos cristianos.

Quiero decir, piénsalo. ¿Quiénes deberían ser los más destacados en sabiduría? ¿No deberían ser los cristianos? Tenemos la Palabra de Dios que incluye una sección abundante en ella conocida como literatura de sabiduría. Y basta con mirar la enseñanza de Jesús. La mayoría de las veces, su forma de enseñanza suena más a literatura de sabiduría que a cualquier otra cosa. Así que dejemos que esta primera aplicación sea para convencernos de que necesitamos volver a la escuela de la sabiduría. Necesitamos crecer en sabiduría y usarla para los propósitos del reino a los que Dios nos ha llamado. Como nota al margen, estoy trabajando en nuestra próxima serie de La Escuela Dominical y estoy planeando hacer algo sobre la sabiduría, usando los Proverbios para abordar ciertos temas contemporáneos.

Pasemos ahora a la segunda aplicación que Jesús hace de esta parábola. Este es el versículo 9. “Y yo os digo, haceos amigos por medio de la riqueza injusta, para que cuando falten, os reciban en las moradas eternas”. Esta es la aplicación más directa de esta parábola. Básicamente, Jesús está diciendo que como administradores de los recursos financieros que Dios nos confía en esta vida, debemos usar tales recursos para fines de evangelismo, que cuando vayamos a la gloria, habrá muchas personas allí para saludarnos y recibirnos y que vinieron a ser salvos debido a nuestros esfuerzos. Esto es aplicar la parábola haciendo un pequeño giro. El sirviente robó dinero injustamente y lo usó para hacer amigos en esta vida para que lo recibieran en sus hogares aquí y ahora. Jesús dice que usemos el dinero aquí y ahora para hacer amigos para el reino que en la eternidad nos recibirán cuando nosotros también muramos y vayamos a la gloria.

Aquí ayudaría dar un comentario aclaratorio acerca de que Jesús llamó a la riqueza “riqueza injusta”. Esta es otra razón por la cual esta parábola puede ser difícil de entender porque podría hacer que parezca que Jesús está sugiriendo que usemos la ganancia mal habida para buenos propósitos. Pero no, Jesús no quiere que ganemos riquezas de manera injusta. El versículo 10 nos da esa aclaración necesaria cuando nos recomienda fidelidad y no injusticia. Usted ve la palabra para “injusto” en “riqueza injusta” en el versículo 10 en realidad aparece repetidamente en tres versículos seguidos en el griego en los versículos 8, 9 y 10. En el versículo 8 es literalmente el siervo injusto. En el versículo 9 es riqueza injusta. En el versículo 10, es ser fiel, no injusto. Entonces, además del aspecto temático obvio, ¿por qué llama a la riqueza injusta? Creo que está reconociendo como en esta vida la humanidad está demasiado tentada comúnmente ser injusta con el fin de acumular riquezas. Son las riquezas injustas lo que típicamente nos hace ser injustos. Piensa en otros pasajes de la Biblia que hablan de manera similar. En otra parte, la Biblia habla del engaño de las riquezas y que el amor al dinero es la raíz de todo tipo de maldad. Pero tal “riqueza injusta” debe ser utilizada por el cristiano con propósitos justos. En otras palabras, debemos tomar lo que el mundo usa comúnmente para el mal y debemos redimirlo y usarlo para el bien. Por lo tanto, Jesús no está diciendo en absoluto que debemos ganar riqueza a través de caminos malvados y luego usarla para el bien. Pero sin embargo, ganemos adecuadamente las riquezas terrenales, que podamos pensar especialmente en cómo podemos usarla para propósitos eternos en apoyo del evangelismo. Eso incluye como damos a la obra de la iglesia y su obra de misiones para apoyar a los pastores y ministros en traer el evangelio. También puede involucrar el ministerio de misericordia en dar a los necesitados como un acto de caridad cristiana donde adornamos nuestra fe que estamos compartiendo. Para aclarar, Jesús no está diciendo que lo único en lo que debes gastar tu dinero en esta vida debe ser para propósitos de evangelismo. Eso en realidad no sería una buena administración. Tendrás otras necesidades, como comprar tu pan de cada día, ropa, lugar donde vivir, y tampoco está mal tener algunos placeres y recreaciones en la vida. Pero Jesús nos está recordando que nuestra riqueza terrenal es algo que Dios nos ha confiado. Debemos vernos a nosotros mismos como administradores de esos fondos, y buscar administrarlos en administración piadosa. Esa gestión debe incluir formas en que apoyemos la obra del reino de Cristo en la tierra, incluido el evangelismo.

Eso nos lleva a la tercera y última aplicación que Jesús nos da en esta parábola en los versículos 10-13. Allí encontramos a Jesús aplicando esta parábola diciendo que necesitamos ser fieles en nuestra mayordomía. Independientemente de lo que se nos confíe, debemos ser fieles para cuidar adecuadamente y hacer uso de tales propiedades y posesiones. Un mayordomo fiel es alguien que es digno de confianza que se deposita en él. Un mayordomo fiel es alguien que sabe que tendrá que dar cuenta de su mayordomía y, por lo tanto, es diligente para hacer un buen trabajo. Un mayordomo fiel tratará con rectitud lo que se le ha confiado, no con injusticia.

Ahora, cuando hablamos de ser un mayordomo fiel, eso nos recuerda que estamos administrando cosas para un amo. Eso llama explícitamente nuestra atención en el versículo 13. Allí, Jesús describe dos posibles amos en la aplicación de esta parábola. Puedes hacer que Dios sea tu amo o el dinero. Se suponía que el mayordomo infiel en nuestra parábola tenía al hombre rico como su amo. Pero en última instancia, en su codicia y avaricia, vemos que el mayordomo realmente estaba sirviendo al dinero. Había puesto su acumulación personal de riquezas por encima de la obediencia al hombre rico que se suponía era su amo. Entonces, ese mayordomo había desplazado efectivamente a su amo legítimo por dinero. Jesús aplica esto a nosotros para decir que necesitamos tener un amo supremo. El dinero será una tentación para que éste sea nuestro amo supremo, que vivamos para servir al objetivo de obtener tanto dinero como podamos. Pero Jesús dice que Dios necesita ser nuestro amo supremo. En cuyo caso, debemos ser siervos y mayordomos fieles que son devotos y leales a Dios. A medida que Dios nos confía las riquezas, la usaremos para servirle para los propósitos que Él quiere que la usemos.

Este último punto de aplicación también ofrece una gran recompensa. Habla en el versículo 11 de la esperanza de que se nos confíen verdaderas riquezas. En comparación, el versículo 10 compara esa riqueza de este mundo que se nos confía como algo que es “muy poco”. El versículo 12 implica que en última instancia podríamos terminar no sólo como mayordomos, sino como dueños. Dada la forma en que Jesús habla de nosotros como el pueblo de Dios que trabaja en esta vida para recibir el tesoro celestial en gloria, podemos ver cómo esto implica que nuestra esperanza es que algún día seremos no solo administradores de las verdaderas riquezas, sino dueños de tales riquezas. Animémonos entonces a vivir como mayordomos de Dios en este mundo y no de vivir nuestra vida vanamente.

Hijos de la luz, concluyamos, reunamos estas tres aplicaciones que Jesús ha hecho a partir de esta parábola. Que los incrédulos no nos hagan usar su sabiduría. Seamos, en cambio, sabios, fieles y justos mayordomos como siervos de Dios a quienes se les ha confiado una medida de la riqueza de este mundo. Busquemos especialmente apoyar la obra del evangelismo con esas riquezas, buscando hacer amigos para la eternidad. Esperamos que nos digan al final: “Bien hecho, siervo bueno y fiel… entra en el gozo de tu Señor”.

Amén.

Derechos de autor © 2022 Rev. W. Reid Hankins, M.Div.

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