Préstense Atención A Ustedes Mismos.

Sermón predicado en Lucas 17:1-6 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 21/08/22 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino.

Tenemos una pregunta que hacer al acercarnos a estos versículos hoy. ¿Son estos versículos sólo una colección de dichos aleatorios de Jesús? Así es como a menudo se toman. ¿O son más sobre el orden que Lucas dijo al comienzo de este libro que nos daría? Me inclino fuertemente hacia esto último. Esto es importante porque son parte del orden que Lucas nos ha estado dando, entonces eso nos dice que leamos estas declaraciones juntas y en el contexto más amplio de donde estamos en el libro de Lucas. Cuando los tomamos de esa manera, vemos a Jesús elogiando a un ministerio evangélico de reconciliación y redención que alteraría el status quo actual de la religión entre el pueblo de Dios. Pero Jesús los alienta a que por la gracia y el poder de Dios este ministerio del evangelio prevalecerá. Profundicemos en los detalles ahora para ver esto.

Comenzamos en este primer punto mirando los dos primeros versículos. Los volveré a leer. “Y dijo a sus discípulos: ‘Las tentaciones al pecado seguramente vendrán, ¡pero ay de aquel por quién vienen! Sería mejor para él si se colgara una piedra de molino alrededor de su cuello y fuera arrojado al mar que hiciera que uno de estos pequeños pecara”. Observa la transición en el contexto. Aquí, se vuelve para hablar a sus discípulos. Recuerda con quién había estado hablando. Durante los dos últimos capítulos había estado amonestando a los fariseos. Comenzó en el capítulo 15 cuando los fariseos con sus escribas se quejaban contra Jesús debido a su ministerio a los pecadores y recaudadores de impuestos. En el capítulo 15 les dio tres parábolas para enseñar del corazón de Dios de buscar y salvar lo que se había perdido, y dijo que esta es la actitud que los fariseos deberían haber tenido como líderes religiosos entre el pueblo. Luego, en el último capítulo, Jesús continuó su amonestación a ellos confrontándolos sobre su amor por el dinero y cómo ignoraron las leyes de Dios cuando les convenía. Pero ahora, en el pasaje de hoy, pasa de dirigirse a los fariseos para hablar a sus discípulos.

Ese contexto de inmediato nos ayuda a entender lo que Jesús tiene en mente cuando dice en el versículo 1 que las tentaciones al pecado seguramente vendrán, pero ay de aquel a través de quien vienen. Permítanme señalar que la palabra “tentaciones a pecar” aquí se traduce mejor como “obstáculos”. Jesús está diciendo que habrá obstáculos que vendrán a la vida de las personas, cosas que les harán pecar o apartarse del camino verdadero y correcto de la piedad. Jesús dice que habrá tales obstáculos que vendrán. Pero habla ay de esas personas que traerían tales obstáculos a la vida de los demás. Una vez más, en contexto, ¿a quién tiene Jesús en mente? Seguramente, debemos leer esto en contexto y ver que Jesús está advirtiendo a sus discípulos contra los fariseos y sus escribas. Los fariseos actuaron en nombre de la verdadera religión, pero en realidad estaban perpetuando una religión falsa. Jesús habla de ellos y de su ministerio defectuoso. Dice ay de estos tropiezos causado por otros. Los discípulos de Jesús deben estar en guardia para no seguir los pasos de los fariseos. En cambio, necesitan aprender la verdadera religión con su ministerio del evangelio en el que Jesús los estaba discipulando.

Nota cuán serio Jesús dice que es esto. En el versículo 2, Jesús dice que sería mejor si estos que hacen tropezar a otros mejor sería que fueran ahogados. ¡Que serían arrojados al mar con una gran piedra alrededor de su cuello! La piedra les impediría nadar hacia un lugar seguro, por lo que se ahogarían. El punto de Jesús aquí es a la luz del juicio final. Como Santiago advierte en Santiago 3, los maestros de la religión tendrán que rendir cuentas por sus enseñanzas. Si los fariseos y escribas venden su falsa religión y desvían a otros, acumularán una mayor condenación eterna sobre sí mismos, sin mencionar de llevar a otros al infierno junto con ellos. Si tales falsos maestros murieran antes de que pudieran hacer eso, incluso una muerte tan terrible como ahogarse, eso sería mejor que todo el gran grado de castigo que acumularían sobre sí mismos y sobre otros en la otra vida donde los tormentos del infierno los esperan.

Esto nos lleva al segundo punto. Mira conmigo ahora los versículos 3-4. Jesús dice: “¡Préstense atención a ustedes mismos! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo, y si peca contra ti siete veces en el día, y se vuelve hacia ti siete veces, diciendo: ‘Me arrepiento’, debes perdonarlo”. Jesús se vuelve para decirles a sus discípulos lo que deben estar haciendo en contraste de los fariseos. Estos fariseos no extenderían un ministerio de reconciliación y redención para los pecadores descarriados, pero los discípulos de Jesús sí. Tal ministerio del evangelio involucra dos partes. Implica un llamado al arrepentimiento. E implica conceder el perdón. En última instancia, Jesús daría poder a los apóstoles para hacer esto en nombre de Dios a la luz de la expiación de Cristo Jesús en la cruz, donde pagó por los pecados de todos los que se arrepintieran y se volvieran con fe a Jesús. Pero aquí, Jesús habla particularmente de tal ministerio de reconciliación en términos personales. Él imagina cómo actuar cuando las personas pecan contra ti. Debemos ser misericordiosos y buscar restaurar, y por supuesto eso se debe a que hemos recibido misericordia y restauración nosotros mismos de Dios en Cristo Jesús.

Entonces, en el versículo 3, Jesús dice que si un hermano peca, repréndelo. Es importante entender esto. Jesús no ignora el pecado. Cuando Jesús se reunía con recaudadores de impuestos y pecadores no era porque simplemente ignorara que eran personas pecaminosas. No, Él sabía que esas personas estaban espiritualmente enfermas y necesitaban ser espiritualmente sanadas. Jesús no ignora el pecado. Él llama a los pecadores a arrepentirse de su pecado. Como esa mujer atrapada en el acto de adulterio como se registra en Juan 8:11. Mientras Jesús le extendía misericordia, también le ordenó que “fuera y no pecara más”. Es importante que recordemos esto hoy. Jesús te llama a arrepentirte de tu pecado. Para aclarar, eso no significa que nunca vuelvas a pecar. El arrepentimiento es un estado del corazón. Es reconocer el pecado como incorrecto y verdaderamente esforzarse en tu corazón para apartarse de el y vivir para Dios. El evangelio predica el perdón de los pecados, pero no para las personas de corazón duro y que obstinadamente se resisten a la voluntad de Dios y buscan continuar viviendo sin cambios en sus vidas de pecado. Entonces, para nosotros individualmente como receptores de la gracia de Dios, necesitamos que se nos recuerde el llamado al arrepentimiento. Y para nosotros, como iglesia que comunica el evangelio, se nos recuerda que debemos llamar a las personas a reconocer su pecado, a confesarlo y tratar de apartarse de el. Eso es cierto en general cuando nos encontramos con tales pecadores. Y es verdad incluso cuando esos pecadores han pecado específicamente contra uno mismo.

Pero nota que Jesús dice que este ministerio de reconciliación no termina con la persona arrepintiéndose. Entonces el perdón debe ser concedido. Versículo 3: “Si se arrepiente, perdónalo”. Una vez más, mencioné que este es el ministerio del evangelio en general, que Dios perdona a los pecadores arrepentidos. Pero Jesús enseña aquí que esto también debe ser cierto en nuestras propias interacciones con los demás. Así como Dios en Cristo nos ha perdonado mucho, nosotros también debemos perdonar a otros que pecan contra nosotros.

Pero Jesús continúa reconociendo que las personas que pecan pueden tener dificultades para arrepentirse. El versículo 4 reconoce que incluso en el mismo día podrían pecar contra ti siete veces y siete veces reafirmar su arrepentimiento. Para la persona que peca contra otra persona, eso puede serle bastante difícil. Pero para la persona que es el pecador que lucha por vivir su arrepentimiento, esto es muy alentador. En humildad, debemos reconocer que cada uno de nosotros va a estar en ambos lugares de nuestra vida. A veces seremos víctimas de reincidentes. Pero también seremos los reincidentes en nuestros propios caminos. Pero este pasaje nos anima a ver la amplia y grandiosa gracia y misericordia de Dios.

Para aclarar, esto no enseña un sistema para que la gente se aproveche. Hay pecadores de corazón duro no arrepentidos que aman su pecado y fingen siete veces o más de arrepentimiento diario, pero Dios conoce el corazón de todos. Además, otorgar tal perdón no significa que no haya consecuencias por el pecado que inevitablemente siguen a ciertas acciones. Y esas consecuencias pueden aumentar cuando ciertos pecados siguen continuamente. Un esposo que comete adulterio contra su esposa y luego verdaderamente se arrepiente puede encontrarse perdonado y también divorciado. Un drogadicto crónico puede estar verdaderamente arrepentido, pero la responsabilidad y el monitoreo aún se implementan para ayudarlo a mantenerse limpio. Otorgar el perdón junto con el amor y la sabiduría puede parecer diferente de un caso a otro. Pero la conclusión es que Jesús quiere que tengamos su corazón hacia los descarriados. Es el núcleo del ministerio del Evangelio que hay perdón y gracia para los descarriados que se arrepienten y miran con fe al Señor. Es lo que cada uno de nosotros queremos recibir. Y es lo que Jesús quiere que extendamos hacia los demás. Y debe estar en el centro de la iglesia del ministerio de Jesucristo.

Con este mensaje y ministerio ante los discípulos de Jesús, vemos su respuesta comenzando en el versículo 5. Este es nuestro tercer punto de hoy para considerar cómo Jesús y sus discípulos describen la fe necesaria para todo esto. En el versículo 5, los apóstoles responden: “Aumenta nuestra fe”. Una vez más, estoy leyendo esto en contexto, no como una escena aislada separada. A la luz de lo que hemos visto a Jesús enseñar a sus discípulos en los versículos 1-4, ellos responden: “¡Aumenta nuestra fe!” En otras palabras, lo que Jesús les acaba de enseñar fue un desafío para ellos. Su mensaje fue un desafío para ellos para creerlo plenamente y recibirlo.

Piensa en lo que Jesús les ha estado diciendo, ya que hay varias partes en ello que sería difícil creer y confiar. Jesús acababa de denunciar al liderazgo religioso más respetado en la iglesia en ese momento. Eso es lo que eran los fariseos y los escribas. Había varias sectas diferentes entre el pueblo de Dios, pero la más respetada, la que era la más considerada, fiel, y por lo tanto la que tenía la mayor influencia e importancia entre el pueblo de Dios, eran estos fariseos. ¡Y aquí Jesús simplemente les dijo “ay” y habló de su condenación porque estaban haciendo que la gente tropezara y se alejara de la verdadera religión! Jesús está efectivamente pidiendo a sus discípulos que rechacen a los líderes religiosos más influyentes de su época en favor de su enseñanza. Esto significa que necesitan rechazar las enseñanzas y prácticas pecaminosas de los fariseos. Necesitan rechazar al fariseo por amor al dinero, y el no ser generoso con los pobres. Necesitan rechazar a cómo los fariseos ignoraron ciertas leyes bíblicas que no las gustaban. Necesitan rechazar las formas en que estos fariseos rechazaron a los recaudadores de impuestos y pecadores y otros descarriados y, en cambio, buscaban estar en un ministerio para atraerlos espiritualmente. Además de eso, Jesús está pidiendo a sus discípulos que cada uno esté preparado para extender personalmente el perdón todas las veces a las personas que incluso podrían pecar repetidamente contra ellos. Nada de esto habría sido fácil de aceptar. En muchos sentidos, esto fue una gran petición para la fe de los discípulos. No le dicen a Jesús que no le creen. Creo que sí creyeron en Jesús. Pero sí reconocen lo difícil que es esta enseñanza, ya que representó un serio desafío y una interrupción del status quo religioso. Entonces, piden que Jesús los ayude a crecer en su fe en esto. “Aumenta nuestra fe”, responden.

La respuesta de Jesús a su petición de más fe está entonces en el versículo 6. Jesús respondió: “Si tuvieras fe como un grano de semilla de mostaza, podrías decirle a este árbol: Sé arrancado de raíz y plantado en el mar’, y te obedecería”. Permítanme comenzar sugiriendo lo que creo es el tono correcto aquí. Es común que las personas tomen esto como Jesús básicamente regañándolos que ni siquiera tienen una fe tan pequeña como una semilla de mostaza. Pero eso parece que sería una respuesta extraña para ellos pedirle a Jesús más fe y Jesús responder simplemente señalando cuán poca fe tienen. Pero no tomo esto como Jesús regañándolos. Lo tomo como Jesús animándolos. Están admitiendo a Jesús que sólo tienen un poco de fe. Pero Jesús los está animando diciendo que incluso con un poco de fe pueden hacer grandes cosas.

Entonces, Jesús dice con una fe tan pequeña como una semilla de mostaza podrían hacer algo tan poderoso como ordenar a un árbol que se traspase de un lugar a otro. ¿Debemos tomar las palabras de Jesús aquí literalmente? Y si es así, ¿es esta una verdad universal que es cierta para cualquier persona en cualquier momento que si tienen incluso un poco de fe pueden ordenar tales árboles que se trasladen de un lugar a otro ? Bueno, encuentro que una interpretación universal y literal es poco probable que sea correcta, dado que no he visto a personas a través de los siglos ejerciendo tal fe con tal poder. Es cierto que estos apóstoles según el libro de los Hechos pasarían a ejercer poderes sobrenaturales de parte de Dios en el ejercicio de tal fe, por lo que uno podría argumentar que Jesús quiso decir esto literalmente, pero solo a los apóstoles que estaba hablando aquí. Pero en contexto, tampoco estoy a favor de esa interpretación.

De hecho, creo que Jesús está hablando más en la línea de la metáfora o la figura. Verás, el contexto presenta una inclusión interesante. Una inclusión es un recurso literario en el que un pasaje está entre corchetes por imágenes repetidas. Aquí nuestro pasaje comienza y termina con una referencia a algo que se arroja al mar y hace quedarse allí. En el versículo 2 es por la razón del tropiezo al arrojar a una persona al mar con una piedra de molino alrededor de su cuello. En el versículo 6, es el árbol arrancado y replantado en el mar. No puedo evitar notar el paralelo. Para ayudarte a imaginar las imágenes aquí, date cuenta de lo que eran estos árboles. También traducido como un árbol de sicomoro, estos eran árboles grandes que en ese entonces eran muy comunes en Israel. Quiero decir, cuando piensas en lo que podrías llamar un árbol patrimonial, eso eran estos árboles. Este era el tipo de árbol que Zaqueo subirá más tarde. Árboles como este habrían existido por un tiempo, generalmente serían apreciados, se convertirían en una institución, por así decirlo. Normalmente no pensarías en derribar uno y arrojarlo al mar, a menos que tal vez quisieras reemplazarlo con un árbol de mostaza.

¿Ves lo que estoy haciendo aquí? ¿ Que estoy sugiriendo que Jesús estaba haciendo aquí? Las imágenes de algo que se arrojaba al mar para comenzar este pasaje eran sobre los fariseos y toda su institución religiosa defectuosa que necesitaba ser denunciada y remplazada. La verdadera religión que Jesús estaba trayendo necesitaba reemplazarla. Pero, ¿quién podría imaginar que un cambio tan dramático en la vida religiosa del pueblo de Dios podría tener lugar? Las doctrinas farisaicas defectuosas eran una institución entre Israel ahora tan antigua y establecida como esos árboles de sicomoro. Pero la fe que mira al reino venidero de Dios, incluso tan pequeña como una semilla de mostaza, contemplaría la agitación de ese establecimiento religioso defectuoso. Recuerda, el evangelio de Lucas en el capítulo 13 describió el reino de Dios con la parábola de la semilla de mostaza. No puedo evitar recordar eso aquí cuando Jesús menciona que su fe solo necesitaba ser tan grande como tal semilla de mostaza.

Entonces, eso es lo que creo que el punto de Jesús está aquí. Los discípulos han escuchado la crítica de Jesús a los fariseos y a la religión que han estado enseñando. Han escuchado su llamado a una vida justa y acerca de un ministerio de reconciliación y redención. Ante la perspectiva de un cambio tan importante en la vida religiosa de Israel, los discípulos se preguntaron si tenían la fe para llevarlo a cabo. Jesús los anima diciendo que incluso un poco de fe servirá. Y por supuesto, eso se debe a que no se trata en última instancia de la fe, sino del objeto de la fe. Fe en Dios Todopoderoso por la obra de Cristo Jesús a través del poder del Espíritu Santo. Y así, Jesús los anima a ellos y por extensión a nosotros hoy. Esa semilla de mostaza de un reino ha ido creciendo y avanzando desde entonces. Ha crecido bastante. Ha desplazado a mucha religión falsa. Y aunque la influencia de los fariseos aún no está completamente ahogada, el reino de Cristo continúa avanzando y prevalecerá sobre esto y todas las instituciones que buscarían alejar a las personas de Dios o hacerlas tropezar.

Entonces, como aplicación final, nos remitimos a la exhortación en el versículo 3. ¡Préstense atención a ustedes mismos! Si los fariseos pudieran levantarse en la iglesia de Dios y convertirse en una fuente de tropiezos, deberíamos también nosotros estar en guardia por lo mismo en nuestros días. El reino aún crece y avanza, pero asegurémonos de que estamos caminando en sintonía con el. Volvamos a comprometernos a servir al Señor en su iglesia a la que se le ha confiado este ministerio de reconciliación. Es posible que no nos sintamos a la altura de la tarea. Nuestra fe puede sentirse tan pequeña y débil. Pero Jesús nos ha animado a que incluso un poco de fe puede hacer grandes cosas. Y si Jesús hará crecer su reino de una pequeña semilla de mostaza a un gran árbol, entonces sepa que Él también hará crecer tu fe en algo grande y robusto: una herencia e institución para el Señor.

Amén.

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