Para que Demos Gracias a tu Santo Nombre

Sermón predicado en Salmo 106 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 19/11/23 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.

Traducido por el Diácono Diego Merino

Mientras nuestra nación celebra el feriado de Acción de Gracias esta semana, nosotros, como cristianos, recordamos hoy la importancia de estar agradecidos con Dios. El Salmo 106 nos recuerda esto. Curiosamente, este salmo comienza como un salmo de acción de gracias, pero rápidamente se convierte en una confesión nacional de pecado. Veremos cómo el salmo relaciona esas dos cosas, contrastando la acción de gracias con el mal de la ingratitud.

Comencemos por ver los versículos iniciales y cómo llaman al pueblo de Dios a dar gracias a Dios. El versículo 1 comienza diciendo: “Dad gracias a Jehová, porque es bueno, porque su misericordia es para siempre”. Allí, se nos ordena dar gracias a Dios por su amor inquebrantable. Esta es la palabra hebrea hesed, a veces también traducida como “misericordia”. Describe la lealtad al pacto de Dios que muestra a su pueblo al bendecirlo y cuidarlo. Tiene en mente no solo el carácter de Dios hacia su pueblo, sino también cómo Dios actúa de buena manera hacia su pueblo. Sus acciones son una expresión de su amor, bondad, misericordia y lealtad. Por lo tanto, el Salmo 106 nos llama a dar gracias a Dios por tal hesed.

Ahora, cuando el versículo 1 dice que debemos “dar gracias”, la idea es que se supone que debemos ser específicos. La palabra “dar gracias” en hebreo se refiere literalmente a “declarar” en voz alta en alabanza a lo que Él ha hecho por nosotros. Eso requiere que recordemos y reconozcamos con gratitud las cosas específicas que Él ha hecho por nosotros. Está implícito que mantengamos estas cosas en mente a medida que avanzamos y continuemos teniendo un corazón de aprecio por lo que Él ha hecho en nuestro pasado.

Vemos esta idea también en el versículo 2. Habla de declarar las maravillas del SEÑOR. Pronunciarlas es reconocerlas verbalmente. El versículo 2 también dice esto de una manera retórica, preguntando: “¿Quién puede hablar así de las maravillas de Dios?” En otras palabras, nos quedaremos cortos en nuestra acción de gracias porque hay muchas cosas por las que agradecer a Dios. Debemos tratar de proclamar todas las cosas que Dios ha hecho, pero nos damos cuenta de que siempre podemos decir más.

Si quieres un ejemplo de cómo se ve esto, solo mira el salmo anterior. El Salmo 105 complementa nuestro salmo haciendo exactamente lo que pide. Pasa por identificar varias cosas que Dios ha hecho por su pueblo como una forma de agradecer y alabar a Dios. Cada ejemplo que da de algo que Dios ha hecho por ellos es un ejemplo del hesed de Dios que ha mostrado a su pueblo. Por lo tanto, el Salmo 105 es un ejemplo maravilloso de cómo declarar a algunas de las cosas que Dios ha hecho por su pueblo.

Los versículos 3-5 luego pasan a hablar más ampliamente de la bendición y el gozo del pueblo de Dios que lo sigue. Sin embargo, no puedo evitar pensar en esto a la luz de este llamado a la acción de gracias. Vivir una vida piadosa incluye vivir una vida de acción de gracias. Son los paganos malvados los que, según Romanos 1:21, son ingratos. Así que, cuando leo aquí en los versículos 3-5 acerca de la bendición de Dios sobre su pueblo y el gozo que viene de Dios, pienso en todo esto juntos. Una vida agradecida es una vida bendecida y alegre. Piensen en la naturaleza recíproca de eso. Damos gracias a Dios por sus bendiciones y Él nos bendice en nuestra acción de gracias. ¡Que grande contentamiento trae conocer al SEÑOR!

Y sin embargo, llegamos al versículo 6. Aquí es donde el salmo cambia dramáticamente de tono. En el versículo 6, el salmista dice: “Tanto nosotros como nuestros padres hemos pecado”. Curiosamente, no se centra en los pecados de sí mismo y de su propia generación. Él aludirá a los efectos de su propio pecado cuando lleguemos al final del salmo. Pero después de admitir su propio pecado, entra en una lección de historia bastante extensa donde identifica ocho ejemplos de su pecado. Esta lista histórica de pecados abarca desde el Éxodo, a través del errar por el desierto, a través de la conquista de Canaán, y hasta el tiempo de los jueces y más allá.

Una vez más, piense en cómo esto contrasta con el Salmo 105. Ese salmo da una lección de historia sobre todas las cosas buenas que Dios ha hecho por nosotros, su pueblo. Eso sirve para identificar y agradecer a Dios por tales cosas. Nuestro salmo comenzó diciendo que era algo bueno el hacer y cuán bendecido es el pueblo de Dios cuando lo hace. Pero, entonces, el salmo se vuelve para dar una especie de lección de historia inversa. Veremos en esta lista de pecados de que sucederá lo contrario. Si bien Dios a través de la historia hace cosas por las que se le debe agradecer, una y otra vez el pueblo de Dios no le agradece de la manera que debería y, en cambio, cae en pecado en el contexto de su ingratitud. El resultado es que el pueblo de Dios no se encuentra bendecido y contento, sino humillado y castigado. El Salmo 106 resalta lo que sucede cuando no recordamos y damos gracias a Dios por el tipo de cosas que el Salmo 105 destacó.

El primer pecado histórico que el Salmo confiesa está en el versículo 7. Recuerda el Éxodo cuando la gente llegó al mar rojo y vio que los egipcios los perseguían y cómo comenzaron a refunfuñar, temerosos de morir y lamentando haber salido de Egipto. El versículo 7 llama a eso rebelión contra Dios. Conecta eso con el hecho de que no recordaban todas las poderosas plagas que Dios ya había traído sobre Egipto. Si Dios había tenido todas esas poderosas victorias sobre los egipcios antes, ¿por qué deberían dudar de la protección de Dios ahora? De hecho, Dios en su gracia les mostró su poder al dividir el mar rojo para salvarlos, Éxodo 14.

El segundo pecado histórico que el Salmo confiesa está en el versículo 14. Allí recuerda cómo la gente se quejaba en el desierto por no tener carne para comer. Pero, ¿no recordaban cómo Dios acababa de salvarlos sobrenaturalmente al separar el mar rojo? ¿Habría sido demasiado difícil para Dios suministrarles carne, si tan sólo pidieran humildemente en oración? Pero no, pusieron a Dios a prueba y aunque Dios les envió codornices para comer, también los afligió con una plaga como castigo, Números 11.

El tercer pecado histórico que el Salmo confiesa está en el versículo 16, refiriéndose a Números 16 donde Coré y otros se opusieron al liderazgo de Moisés y Aarón en el tiempo de la peregrinación por el desierto. A pesar de que Dios ya había usado a Moisés y Aarón para representarlo claramente a Él y a su poder ante el pueblo, ellos estaban celosos y codiciaban su posición. No estaban agradecidos por todo lo que Moisés y Aarón habían hecho por ellos, y mucho menos por el Dios que había obrado a través de ellos. Entonces, Dios hizo que la tierra se abriera y se tragara a Coré y su casa muriendo todos ellos .

El cuarto pecado histórico que el Salmo confiesa está en el versículo 19, refiriéndose al infame incidente del becerro de oro. Eso es en Éxodo 32 cuando la gente comienza a quejarse de que Moisés estuvo en el monte Sinaí por demasiado tiempo cuando estaba recibiendo los Diez Mandamientos. Y por supuesto, el segundo mandamiento decía específicamente que Dios no quería ser adorado a través de un ídolo o una imagen. Sin embargo, Aarón hace ese becerro de oro y dice que ese es el dios quien los sacó de Egipto. Luego lo adoran. A pesar de que Aarón identificó el becerro de oro como representante de Dios, el versículo 20 dice que, sin embargo, reemplazó a Dios con la imagen de un buey, robando la gloria de Dios. ¡Es como atribuir el Éxodo a este becerro de oro en lugar de a Dios!

Quería hacer una pausa por un momento y hacer una aplicación oportuna de este pecado a medida que nos acercamos a la temporada navideña. La Biblia dice repetidamente que no debemos adorar a Dios a través de imágenes, ni siquiera hacerlas, como nos enseña el segundo mandamiento en dos partes. Por lo tanto, mi aplicación oportuna es que es durante esta temporada que muchos protestantes bien intencionados y especialmente muchos católicos romanos tratan de honrar a Dios a través de varias imágenes y estatuas de Jesús. Pero recordemos que Dios no quiere que hagamos imágenes de Él, y eso incluye a Jesús, ya que Jesús es Dios.

Ahora, uno pudiera responder: “Pero Dios dio una imagen de sí mismo en la encarnación”. Sí, eso es cierto, y si Jesús estuviera aquí en persona, deberíamos adorarlo. Pero no está físicamente aquí por ahora, y no hay forma de que nadie pueda saber cómo era. Las representaciones artísticas de Jesús se suman inherentemente a la revelación bíblica de Jesús, y sabemos que no debemos tratar de agregar a las Escrituras. Alguien podría sentir que no puede celebrar la Navidad sin imágenes de Jesús, pero yo diría que se puede celebrar la Navidad mejor sin ellas. La Navidad celebra el primer advenimiento de Cristo, cuando Dios se apareció al hombre en Jesús para que la gente pudiera verlo. El primer advenimiento de Cristo nos hace esperar su segundo advenimiento. Es entonces cuando la Biblia dice que pasaremos de la fe a la vista, cuando finalmente podremos ver a Jesús cara a cara, 1 Juan 3:2. Es nuestra expectativa navideña poder ver a Jesús, pero tenemos que esperar hasta la próxima Navidad, el regreso de Jesús. Por analogía, piensa en cómo tienes que esperar hasta la Navidad para abrir tus regalos y ver qué obtuviste. Es bueno querer ver a Jesús. Pero tendremos que esperar hasta su segundo advenimiento, entonces podremos verlo.

Ahora bien, aunque esta es una posición oficial de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa, sé que esta no es la convicción de todos los protestantes. Si aún no estás allí, lo entiendo, pero te animo a que seas considerado con otros en la iglesia que sí sostienen esto, especialmente en el contexto de las funciones de la iglesia. Pero, espero haberte dado algo para considerar a medida que nos acercamos a otra alegre temporada navideña.

El quinto pecado histórico aquí está en los versículos 24-25. Después del Éxodo, Israel envió espías a la Tierra Prometida para espiar la tierra. Y regresaron con gran temor de los gigantes en la tierra y de las fuertes fortificaciones militares. Esto hizo que la gente volviera a murmurar, temerosos de morir, Números 14, sin tener fe en que Dios cumpliría su promesa de darles la tierra. Dios los castigó haciéndolos vagar por el desierto durante cuarenta años hasta que sus hijos crecieron creyendo que Dios les daría la victoria.

El sexto pecado histórico aquí está en el versículo 28 cuando los hombres de Israel durante el período de que erraban por el desierto se involucraron en inmoralidad sexual con las mujeres madianitas en Peor, quienes luego los llevaron a adorar a Baal. Aquí, Israel no muestra ningún aprecio por Dios cuando tan fácilmente se vuelven tras un dios falso. Dios trajo una plaga sobre ellos otra vez por tal infidelidad espiritual.

El séptimo pecado histórico aquí está en el versículo 32 cuando Israel volvió a murmurar contra Dios en el desierto cuando se encontraron sin agua. Dios misericordiosamente les dio agua allí en Meriba, sin embargo, sus murmuraciones fueron descritas como rebelión por parte de Moisés y Aarón. Esta vez, su maldad incluso contribuyó al fracaso de Moisés allí. Fue entonces cuando golpeó la roca en lugar de hablarle, como Dios le había mandado. Este salmo habla de cómo sus murmuraciones enfurecieron tanto a Moisés que contribuyeron a que pecara. También menciona cómo Moisés habló precipitadamente. Justo antes de que Moisés realizara el milagro de proporcionar agua, sus palabras parecían atribuirse personalmente el mérito a él, en lugar de darle a Dios el crédito.

El octavo pecado histórico se registra en el versículo 34. Allí recuerda cómo cuando el pueblo de Israel finalmente conquistó la Tierra Prometida y destruyó a los cananeos, no completaron el trabajo. Dios les había dejado muy claro que necesitaban aniquilar por completo a los pueblos cananeos. Esta sería el juicio de la mano de Dios contra ellos por su gran maldad, pero también protegería a Israel de sus influencias paganas. Pero Israel no los destruyó por completo. El resultado es que a partir del versículo 36, comenzaron a casarse y a mezclarse con estos pueblos cananeos. Esto resultó en que atrajeran a Israel a seguir a sus dioses falsos con su adoración de ídolos, e incluso con sus abominables sacrificios de niños. El salmo dice que tal adoración falsa era en realidad la adoración a demonios, que Pablo también cita en 1 Corintios contra la idolatría en su día. El resultado de esta mezcla con los pueblos paganos resultó en la dinámica descrita en los versículos 40-45. Dios permitiría que otra nación los atacara y los subyugara, hasta que clamaran en arrepentimiento y Dios les trajera la salvación y les permitiera regresar en paz a su tierra. Esta fue una dinámica que se vio especialmente en la época de los jueces, pero continuó de muchas maneras a lo largo de la monarquía hasta que finalmente Israel fue destruido y exiliado por Asiria y Babilonia.

En nuestro tercer y último punto de esta mañana, me gustaría conectar aún más los puntos con el tema del olvido frente al recuerdo. ¿Por qué Israel cometió estos ocho pecados? El salmo lo pinta repetidamente en términos de olvido. Versículo 7, no recordaban la abundancia del amor inquebrantable de Dios por ellos. De hecho, está hesed en plural allí; se olvidan de las muchas hesedes de Dios que les había mostrado. En el versículo 13, se olvidaron de las obras de Dios. En el versículo 21, se olvidaron de Dios su Salvador, quien había hecho grandes cosas por ellos. Piensa en lo malo que es olvidar todas las cosas buenas que alguien ha hecho por ti. Eso se llama ingratitud. Si Dios hace tantas cosas asombrosas por ti, y te sigues olvidando que Él ha hecho todas esas cosas, entonces eso es ciertamente ingrato de tu parte.

Esto es lo que hemos visto en este salmo. Por ejemplo, si hubieran recordado lo que Dios hizo con las diez plagas para poder escapar de Egipto, entonces no se habrían quejado en el Mar Rojo con el ejército egipcio persiguiéndolos. Habrían recordado y sabido que Dios era poderoso para salvar, y habrían confiado en Dios en lugar de quejarse. Lo mismo podía decirse en el desierto cuando se encontraban sin carne ni agua. Del mismo modo, no habrían sido ingratos con Moisés y Aarón y, por extensión, con Dios, si hubieran recordado todo lo que Dios hizo por Israel a través de Moisés y Aarón. Del mismo modo, si recordaran lo mucho que el único Dios verdadero había hecho por ellos, nunca habrían ido tras los ídolos y otros dioses. Nuestro salmo nos muestra lo que sucede cuando eres muy ingrato como para olvidar todo lo que Dios ha hecho por ti.

Así es como el salmo une los dos temas de la acción de gracias y la confesión de los pecados. El salmo muestra lo que es para un pueblo no ser agradecido. Nuestro salmo pone de relieve una historia de ingratitud. Si en lugar de estar agradecido con Dios, olvidas lo que ha hecho por ti, terminarás dudando de Dios, desobedeciendo a Dios y alejándote de Él hacia otras religiones. Eso no tiene un buen resultado.

Sin embargo, en el caso de Israel, su malvada ingratitud no resultó en su completa destrucción. Porque mientras ellos seguían olvidando, Dios seguía recordando. El versículo 45 concluye la sección sobre su pecado y los juicios de Dios que Él había estado poniendo sobre ellos, diciendo que Dios, sin embargo, se acordó de su pacto y se arrepintió debido a su amor inquebrantable. A través de las generaciones, Él preservaría un remanente salvado por gracia. Él no olvidaría su prometido pacto de gracia que juró por su propio nombre, incluso si muchos en Israel lo olvidaron.

Esto nos lleva a la aplicación de nuestro salmo de hoy. Lo que Dios había hecho en el pasado por estos israelitas descarriados, en el salmo le piden a Dios que lo haga en sus días. El salmista le pide a Dios que se acuerde. Esa es la súplica dada a Dios en la apertura del salmo en el versículo 4. Y se explica más al final del salmo, en el versículo 47. Mira ahí conmigo. El salmista dice: “Sálvanos, oh Jehová Dios nuestro, y reúnenos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y nos gloriemos en tu alabanza”. Este salmo toma esta confesión historica de pecado y dice que en su día ellos también han pecado de manera similar. Ellos también en su día se han encontrado dispersos entre las naciones en el castigo de Dios. Pero le piden a Dios que se acuerde de ellos una vez más, y que los salve, que los reúna de entre todas las naciones y los ponga de nuevo en un lugar de alegría como el pueblo bendito de Dios.

Fíjense en lo que el salmista dice que podrá suceder entonces, si Dios los salva de esta manera. Podrán dar gracias a Dios. ¿Ves cómo el salmo cierra el círculo? Si Dios los restaurara de su locura de ingratitud, entonces podrían responder con acción de gracias de nuevo. Entonces, este es realmente un salmo de acción de gracias, en el panorama general. Porque Dios ha respondido a la súplica del versículo 47. Dios trajo allí la salvación por la que se oró. Esa salvación llegó en Jesucristo, y desde entonces, Dios ha estado reuniendo a todo su pueblo elegido de todas las naciones, para ponerles en un lugar de bendición y gratitud. Eso nos incluye a nosotros, los elegidos de las naciones.

¿Cuál es entonces nuestra respuesta y aplicación claras? Recordemos las obras salvíficas de Dios. Recordémoslas proclamándolas en acción de gracias. Recordémoslos cuando vengan los problemas, para que confiemos en Dios en lugar de quejarnos. Recordémoslas buscando vivir en las buenas formas que Dios nos instruye a vivir, creyendo que sus caminos son los mejores. Recordémoslas sin volvernos nunca a los ídolos, sino adorándolo en Espíritu y en verdad.

Concluyamos con el versículo 48. ¡Bendito sea el SEÑORr, Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad! Y que todo el pueblo diga: “¡Amén!” ¡Alabado sea el SEÑOR!

Derechos de autor © 2022 Rev. W. Reid Hankins, M.Div.
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