Sermón predicado en Hebreos 13:20-25 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 4/21/19 en Novato, CA.
Sermón
Rev. W. Reid Hankins, M.DIV.
Traducido por el Diácono Diego Merino
Hebreos 13:20-25
4/21/19
“Quien Trajo a Nuestro Señor Jesús de los Muertos”
Hoy es nuestro último sermón en nuestra serie a través de Hebreos. Aunque puede ser de sabor dulce-amargo el terminar una serie a través de un libro tan grandioso y glorioso, ¡llegamos a nuestra serie pensando en la resurrección de Jesucristo de los muertos! Que tiempo tan perfecto, providencialmente, en este domingo de Pascua. Comenzamos a mirar este pasaje la semana pasada, y hoy consideraremos esas partes que no abordamos en ese entonces, particularmente sobre la resurrección. Empezando entonces al final de este pasaje, vemos en el versículo 23 que el autor de Hebreos esperaba venir a visitarlos pronto. En esta carta, el autor ha estado compartiendo con ellos una fuerte palabra de exhortación. Ha estado preocupado de que hayan sido tentado a abandonar a Jesús y regresar a Moisés y al antiguo pacto. Él les escribe fuertemente para mantenerse en Jesús. Espera venir a visitarlos pronto, seguramente para reforzar este mensaje en persona. Pero mientras tanto, él ora por ellos. Él ora sabiendo que están en buenas manos, porque como su oración muestra, el Señor Jesús resucitado está allí para ellos como su Gran Pastor. Y veremos cómo hace referencia a esto en su oración, al mismo tiempo dirige el tema de su carta: que la gente de Dios ahora tiene un mejor pacto con un mejor líder que lo que la gente tenía en el pasado.
Y luego, veamos esta oración por ellos y por nosotros en los versículos 20-21. Traigo tu atención a las palabras en medio del versículo 20. “Quién trajo a nuestro Señor Jesús de los muertos, ese gran pastor de las ovejas”. Sin ir con todos los detalles técnicos, en la típica manera de Hebreos, la frase griega aquí muestra una dependencia de la redacción de un pasaje específico en la Septuaginta. En este caso, parece que Hebreos hace eco de Isaías 63 en el fondo. Pero, Isaías 63 es sobre Moisés y el Éxodo. Y así aquí, Hebreos parece tomar el idioma de Isaías 63 y apropiarse de esto en lugar de hablar a cerca de Jesús y la resurrección. Déjame mencionar algunas formas específicas en que Hebreos hace esto.
Primero, hace esto con el lenguaje de Dios “traer”. En Isaías 63:11, este lenguaje de Dios de traer a alguien se aplica primero a la gente del Éxodo y más específicamente a Moisés. Isaías 63 está recordando el increíble trabajo redentor de Dios con Moisés en el Éxodo. Ese Éxodo era obviamente el tema central en el antiguo pacto, que se registró como el preámbulo en los Diez Mandamientos. “Yo soy el Señor tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, fuera de la casa de la esclavitud”, Éxodo 20: 1. Isaías 63 estaba recordando cómo Dios había traído a Moisés y a la gente de Egipto porque la gente se encontraron de nuevo con la necesidad de Dios para salvarlos. La gente sabía que desde que Dios podía ayudarlos como en el pasado, entonces seguramente podría ayudarlos de nuevo de manera similar. Por supuesto, como recordamos la historia bíblica, fue una impresionante exhibición del poder de Dios para salvar a su pueblo. Recuerde la llamada inicial a Moisés en el arbusto ardiente y los milagros iniciales que le dio para demostrar que había sido enviado por Dios. Entonces recuerda las 10 plagas que Dios hizo a través de Moisés, cuando finalmente faraón los dejó ir. Pero, por supuesto, Faraón cambió de opinión y los persiguió en el desierto. ¡Eso es cuando se separó el Mar Rojo! Eso es lo que Isaías 63:12 continúa mencionando. Y así piensa en todo el poder de Dios en traer a Moisés desde la tierra de Egipto y salvo del Mar Rojo. Ese es el poder que la gente recordaba, y ese es el poder que pidieron por ayuda en Isaías 63.
Y así en contraste, Hebreos dice como Dios trajo a nuestro Señor Jesús de los muertos. No me malinterpreten, la parte del Mar Rojo era un milagro bastante increíble. Pero seguramente no es tan asombroso como Dios levantó a Jesús de los muertos. Piénsalo. Jesús sufrió mucho en la carne, incluso yéndose a la cruz, y luego finalmente siendo colgado allí y muriendo. Pero luego Él entregó su espíritu. Él fue colgado en esa cruz hasta estar muerto, muerto, muerto. Solo para estar seguros, los soldados lo atravesaron con una lanza para asegurarse de que realmente estuviera muerto. Su cuerpo fue colocado en una tumba e incluso sellada. Pero Dios lo trajo de regreso. De la tumba Él resucitó, ¡con un poderoso triunfo sobre sus enemigos! Date cuenta, esto es físicamente imposible. Esto no era lo que llamamos un “milagro médico” donde las personas describen una recuperación inesperada que desafía nuestro entendimiento, pero eso fue realmente desafiando a las leyes de la naturaleza. Más bien, este fue un milagro divino y sobrenatural que no puede explicarse por causas naturales o físicas. Jesús, por poder y autoridad divina, dio su vida en la cruz, y el tercer día la retomó; ¡sin mencionar que la piedra sellada de la tumba fue quitada! Y así, no me malinterpretes, siendo Moises salvado de Faraón y los carros de su ejército, es bastante sorprendente. Pero cuando alguien es arrancado de las garras de la muerte, es aún más notable. Y dado que sabemos que nuestro mayor enemigo en la vida es en última instancia la muerte, es la potencia de la resurrección de Dios que debería captar especialmente nuestra atención. Hebreos atrae nuestra atención a esto al contrastar la resurrección de Jesús con Moisés y el Éxodo en Isaías 63.
Una segunda manera que Hebreos apropia del idioma de Isaías 63, para señalar al Cristo, tiene que ver con esta referencia a un pastor de las ovejas. Isaías 63 describe a Moisés como pastor de las ovejas. El texto en Isaías enfatiza el liderazgo de Moisés. Básicamente describe que era la intención de Dios que Moisés saliera de Egipto para poder pastorear a la gente. Como dice en Isaías 63:12, por lo que Dios podía liderar a su pueblo por Moisés. Ciertamente, la gente necesitaba un pastor, especialmente en ese momento después del Éxodo cuando vagaban en el desierto. La idea de ser un pastor, por supuesto, emplea analogía. Recordemos que un pastor realmente es alguien que ve sobre las ovejas, que se asegura de que estén salvas, que las lleven a comer y tomar agua y regresarlas con seguridad después al corral. Si una oveja comienza a perderse, el pastor usa su bastón para llevar a las ovejas de regreso al lugar seguro con el resto del rebaño. Moisés ciertamente hizo esto en el desierto, porque la gente de Dios, en ese entonces, como todavía hoy, era como las ovejas perdidas. Por sí mismas, tienden a perderse espiritualmente y caer en peligros de sus almas. Ya sea que fue el incidente del becerro de oro, o el incesante murmullo contra Dios cuando no tenían alguna necesidad inmediatamente atendida, Moisés tuvo que seguir llevando a la gente de regreso a la confianza en Dios y dependencia en Dios y en obediencia.
Pero en el apropiarse de esa idea aquí para Jesús, Hebreos no solo dice que Jesús también es un pastor de las ovejas. Hebreos dice que Él es el Gran Pastor de las ovejas. Él es el pastor de pastores, parecido a cómo se describe como el Gran Sumo Sacerdote en Hebreos 4:14. Todos los pastores espirituales terrenales están bajo el liderazgo de Jesús. Todos los pastores entre el pueblo de Dios son tipos imperfectos comparados con el Gran Pastor que ha venido en Jesús. Él, en nombre de Dios, nos pastoreó perfectamente según la descripción en ese famoso Salmo 23. Y en las maravillosas enseñanzas de Jesús, recordamos cómo se describió a sí mismo como el Buen Pastor. Y recordamos por qué dijo que era un buen pastor: porque Él dio su vida por las ovejas, Juan 10:11. Por supuesto, esta oración en Hebreos nos recuerda que no era el final del pastoreo de Jesús. Más bien, como la referencia de Isaías a Moisés como pastor, Dios resucitó a Jesús de los muertos para ser un Gran Pastor de nosotros. Él continúa mucho más ahora pastoreándonos , porque “¡Él ha resucitado!”
Y piensa a donde nos está llevando: ¡a la gloria de una herencia celestial! La noción de Isaías era que Dios sacó a Moisés de Egipto para pastorear a su pueblo de manera segura a la Tierra Prometida. Si Moisés como el pastor de las ovejas había podido hacer eso, eso habría sido maravilloso, pero solo hubiera sido el hogar tipológico para el pueblo de Dios. La Tierra Prometida de Israel bajo el antiguo pacto era solo el hogar tipológico, no el hogar final del pueblo de Dios. Pero piensa en el contraste: Moisés pastoreó bien a la gente durante 40 años en el desierto. Sí, tristemente, sabemos por su incapacidad para manejar completamente a las personas problemáticas y terminó pecando cuando golpeó la roca por agua en lugar de hablar a la roca como Dios había mandado. Eso resultó en Moisés no poder acabar con la misión. Él tuvo que pasar el comando a Josué para completar el trabajo de liderar a la gente a la Tierra Prometida. Moisés, en su lugar, murió en el monte Nebo, pudiendo ver la Tierra Prometida desde una distancia, pero no siendo permitido a pastorear a la gente en la TierraPrometida. Por el contrario, Jesús como el Gran Pastor de las ovejas se ha convertido en el precursor en la gloria de nuestra casa final. Él ya ha pasado por los cielos a la gloria del mundo por venir así como se sienta en el cielo a la mano derecha de Dios. Desde esa posición de autoridad, Él ahora actualmente nos pastorea sus ovejas hasta esa gloria. Él nos lleva y nos guía y nos protege por su Palabra y Espíritu y a través de los sub-pastores que ha designado en la iglesia. Tenemos un Gran Pastor vivo que ahora nos mantiene mientras estamos en este momento “vagando en el desierto” de esta vida. Y Él es quien volverá aquí por nosotros al final para llevarnos a ese nuevo comienzo de la gloria del mundo por venir. ¡Ese es el pastor que tenemos, que en su vida resucitada nos pastorea ahora y en gloria!
Y así, habiendo pensado a cerca en algunos de los detalles de Isaías 63 que se apropia aquí en Hebreos para señalar a Cristo, piensa en la conclusión general. Cuando miramos el pasaje de Isaías 63 como un todo, vemos que el pasaje era una oración para que Dios recuerde a su pueblo y salvarlos. Miró hacia atrás en Moisés y el Éxodo para apelar a Dios a otra vez en traer tal ayuda para redimir y salvar a la gente de Dios. Por lo tanto, con la reflexión que hemos tenido hoy de Hebreos, nos damos cuenta de cómo la oración de Isaías 63 fue respondida finalmente. Dios escuchó la oración en Isaías 63 y finalmente respondió enviando a Jesús y el resucitarlo de los muertos para ser el Gran Pastor de las ovejas. El recuerdo de Moisés en Isaías 63 es no permanecer en el pasado de Moisés y hacer un hogar allí. ¡Esto es para mirar hacia el futuro que está en Jesús!
Por lo tanto, sería tonto para que cualquier cristiano crea que deberíamos volver a Moisés y las antiguas tipologías de pacto, ahora tenemos ese cumplimiento de las promesas de Dios en Jesús. Por lo tanto, nuestra fe cristiana está enraizada en el mejor pastor, no en uno menos. Porque nuestra fe está enraizada en el pastor viviente a quien Dios levantó de los muertos, no al que Dios enterró después que murió. Está enraizado en un pastor exaltado que nos lleva a la verdadera Tierra Prometida como el precursor allí, no como el pastor que fue prohibido de la Tierra tipológica, que podía mirarla desde la distancia. Jesús es nuestro Gran Pastor que Dios ha resucitado de los muertos para que junto con Moisés y todos los santos de la antigüedad, tendrían la esperanza de resurrección corporal en la gloria al final de los tiempos.
Entonces, mira dónde esta oración en Hebreos toma todo de esto. Habiendo pensado en la resurrección de Jesús que nos pastorea a la gloria, la solicitud de oración aquí en Hebreos es sobre el pastoreo que Jesús hará por nosotros así como estamos en el viaje a la gloria. La solicitud de oración específica está en la primera mitad del versículo 21. Hebreos ora por el crecimiento y adoración y el servicio para la gente que ha estado escribiendo. Esencialmente, él está orando por su santificación. Por aplicación, esta es una oración necesaria para todos los cristianos. En el versículo 21, él ora para que en Dios “puedas completar en cada buena obra hacer Su voluntad, trabajando en ti lo que es muy agradable a Su vista”. Entonces, me gusta como Hebreos conecta a Dios levantando a Jesús de los muertos con esta oración por la santificación de los creyentes. Esencialmente, la oración de Hebreos hace un llamamiento al mismo poder que levantó a Jesús de los muertos para trabajar en nuestras almas. Romanos 8:11 hace un punto similar, que el mismo espíritu que levantó a Jesús de los muertos también está viviendo en nosotros y trabajando en nosotros como cristianos.
Entonces, continuamos invocando al Señor Dios por ese mismo poder de resurrección para trabajar esa nueva vida dentro de nosotros, ahora y en la gloria. Cuando miramos entonces en la solicitud específica de oración en el versículo 21 aquí por nosotros, vemos que hay dos mitades. La primera es “hacerte completo en cada buen [trabajo] para hacer Su voluntad” y el segundo es “trabajar en ti que es agradable a Su vista”. En un sentido, esto podría entenderse como dos peticiones de oración diferentes. Sin embargo, en un examen más cercano, vemos que están estrechamente relacionados, casi el tipo de paralelismo que encontramos en la poesía hebrea. Ambas mitades se ocupan del crecimiento que queremos que Dios haga en nuestros corazones para que tengamos acciones correctas que fluyen de tales corazones. Con ese resumen básico, vamos a ver a cada mitad brevemente y ver algunos de los detalles mencionados.
Pensemos primero sobre la oración a “hacerte completo en cada buen [trabajo] para hacer Su voluntad”. El verbo principal de esta oración completa es esta palabra para hacer completo. Es un verbo sobre poner en orden o restaurar. Se puede usar para describir el reparar las redes. Lo que es importante entonces de entender es que el objeto directo de este verbo es la palabra “tú”. En otras palabras, la oración es para Dios arreglar, restaurar, completar y perfeccionar a “nosotros”, la gente de Dios. Como criaturas caídas, necesitamos ser puestos en condiciones de trabajo completos. Esto es lo que buscamos que el Pastor está haciendo. A medida que Cristo nos trae la vida de resurrección de la edad por venir, debemos encajar internamente para dicha vida. Y esta oración en Hebreos recuerda que esto es algo que buscamos crecer aquí y ahora. Con miras a la gloria, buscamos la renovación interna de nuestras almas aquí y ahora. La solicitud de oración dice entonces que esa renovación del alma sea con vista de que estaríamos haciendo obras de acuerdo con la voluntad de Dios. De nuevo, esto obviamente describe el proceso de santificación. Pero me encanta cómo muestra el funcionamiento de la santificación y por qué también es un resultado de la gracia de Dios. Si vamos a hacer buenas obras en esta vida, solo será en como Dios graciosamente renueva nuestros corazones para vivir para Él. Por lo tanto, es por eso que oramos por tal cosa. Oramos por ese poder que levantó a Jesús de los muertos para levantar nuestras almas del antiguo lugar espiritual de muerte a vida en lo nuevo de nuestro nuevo renacimiento espiritual.
Entonces, la otra mitad de esta oración es “trabajando en ti lo que es agradable a Su vista”. En esta mitad, el verbo es “trabajando” y parece lo que Dios trabajaría dentro de nosotros, la gente de Dios. Hebreos otra vez ora que Dios haría algo en nosotros para que pudiera haber frutos de nuestros corazones cambiados. Esto claramente paralela y complementa la primera mitad que pide que Dios nos haga completos. Pero nota aquí el fruto específico que busca. En la primera mitad, fue frutos de sobre vivir que es conforme a la voluntad de Dios. Aquí los frutos que busca es lo que “es muy agradable a la vista”. Eso es lenguaje de adoración. En el griego es el lenguaje de adoración que se usa en contexto aquí en Hebreos sobre la adoración. Comenzó atrás en 12:28, que señalé antes, es realmente el comienzo de la sección de la conclusión imperativa de este libro. Allí habla de eso, ya que estamos recibiendo un reino que no puede ser sacudido, deberíamos con gratitud adorar a Dios de una manera agradable. La Biblia de la bancas traduce 12:28 como “aceptablemente” pero es la misma raíz griega que lo que tenemos aquí en el versículo 21 para “bien agradable”. La misma palabra aparece en el medio de esta sección, en 13:15, que también habla de adoración agradable, en el contexto de sacrificios que involucran tanto alabanza como compartir con nuestros hermanos. En otras palabras, vemos este tema desarrollado en este capítulo de adoración muy agradable. Esta última sección de Hebreos comenzó allí en 12:28 con un llamamiento para la adoración que está agradable al Señor, a la luz de nuestra gran salvación. Continuó desarrollando la idea en este capítulo final. Luego, esta sección completa termina en esa misma nota. Pero ahora, Hebreos va de llamar a la adoración agradable, para orar y obtener una adoración agradable. Él ora para que nuestros corazones podrían estar santificados para que la adoración agradable salga de nosotros.
Hay mucho evangelio en ese pensamiento. Es un tema que encontramos mucho en las Escrituras. Dios nos ordena que hagamos varias cosas, y luego muestra cómo permitirá a su gente hacer las cosas que Él ordena. También aquí con la adoración. Dios nos ordena que lo adoremos correctamente, así que oramos que nos de la gracia de adorarlo correctamente. Esa es la única forma en que podremos vivir realmente estos comandos.
Iglesia Presbiteriana de la Trinidad, en conclusión, por lo tanto, nosotros hoy llamamos nuevamente sobre el poder de resurrección de Dios que levantó a nuestro Señor de los muertos para trabajar dentro de nosotros esta gracia de santificación. Confiando en la resurrección de Jesús, oramos por la gracia para vivir vidas justas. Regocijemonos en la resurrección de Jesús, oramos por la gracia para adorar a Dios correctamente.
Y si estás aquí hoy y nunca ha puesto tu confianza en Jesucristo, en su muerte y resurrección, te llamo a hacerlo hoy. La Biblia dice que nuestro pecado merece la ira y la maldición de Dios. Si Jesús pagó por tus pecados en la cruz, entonces Él te pastoreara a la gloriosa vida eterna. De lo contrario, encontrarás y experimentarás la ira de Dios por la eternidad cuando regrese. La Biblia dice que puedes tener la confianza de esta salvación al arrepentirte de tus pecados y poniendo tu fe en Cristo, en su muerte y resurrección. Confía en Él hoy día y comienza a tener al Señor Jesús pastoreando tu vida a la gloria.
Entonces, para nosotros que tenemos esta esperanza y fe, experimentemos el cumplimiento de esta oración en este momento. A medida que continuamos orando esta oración hoy, podemos ver que se responde aquí frente a nosotros. La oración ora que adoraríamos a Dios de una manera agradable, y luego inmediatamente dice: “a Dios sea la gloria para siempre a través de Jesucristo”. Como un acto de adoración, démosle un fuerte “amen” de afirmación a la conclusión del sermón de hoy. ¡A Dios sea la gloria por siempre a través de Jesucristo! Amen!
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