¡El León ha Rugido!

Sermón predicado en Amós 3:1-8 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 10/8/2017 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M. Div.
Traducido por diácono Diego Merino.
Amós 3:1-8
10/08/17
 
“¡El León ha Rugido!”.
 
Si un bebé comienza a llorar, probablemente vas a ver a un padre responder.  Si la luz del semáforo se pone verde, tu esperas que los coches que esperan empiezan a ser conducidos.  La vida está llena de relaciones de causa y efecto; asociaciones naturales que traen una cosa por otra.  Bien, este pasaje de Amós está lleno de eso.  Amós utiliza esta idea de causa y efecto y asociaciones naturales, para darle una enseñanza a Israel.  Utiliza para enseñar a Israel algo acerca de su relación con Dios y cómo su pecado le ha afectado.  Esto es lo que nos pondremos a ver hoy.
 
Comencemos entonces primero viendo los versículos 1-2 y la relación especial que Israel había disfrutado con el Señor Dios.  Vemos esto en varias maneras.  En primer lugar, lo vemos en el verso 1 cuando él los llama los hijos de Israel.  Él habla de toda la familia que había descendido del patriarca Israel.  Recuerde que Israel es el otro nombre para Jacob.  Estas personas eran los hijos de Jacob.  Lo trata de esa manera; descendencia de Jacob.  ¿Por qué es importante?  Bueno, nos recuerda que Dios había entrado en un pacto con Jacob.  Dios había entrado en un pacto especial con los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob.  Y ese pacto fue no sólo para los patriarcas, sino para su descendencia también.  El pacto de Dios con Abraham, Isaac y Jacob es su pacto.  Son el pueblo del pacto de Dios a la luz de los patriarcas.  Es la raíz de la relación especial de los israelitas con Dios.
 
Vemos entonces en el versículo 1 otro aspecto de su relación especial con Dios.  Dios les recuerda el éxodo de Egipto.  Dios había traído a sus familias enteras, que por cierto, incluye a sus hermanos extraños de Judá, pero estoy divagando.  Esto es similar a lo que hemos visto en el último capítulo, donde Dios no sólo les recordó del éxodo, sino también de su naturaleza errante y su conquista de la tierra prometida.  Esta parte de su patrimonio con Dios también es muy importante porque nos recuerda también del otro pacto.  Era en aquel momento del éxodo que Dios estableció el pacto Mosaico con ellos en el Monte Sinaí.  Así, podemos ver de múltiples maneras la profundidad de su relación con Dios.  Estuvieron juntos en ambos el pacto original hecho con los patriarcas y luego con ellos directamente el pacto Mosaico.  Eran el pueblo del pacto de Dios.
 
El verso 2 más adelante nos lleva a entender mas.  Dios les dice: “sólo a ustedes los he conocido de todas las familias de la tierra.”  Esto es algo maravilloso escuchar al Señor que hizo los cielos y la tierra.  Está claro que aquí la palabra “conocer” no se refiere al simple conocimiento en términos de información.  Esta palabra “conocer” se utiliza de varias maneras en hebreo.  Simplemente puede hacer referencia a la información que se conoce.  Pero puede ser utilizado de una manera mucho más rica; por ejemplo, es una palabra que se usa a veces para describir cómo un hombre conoce a su esposa en la intimidad física.  En este caso, parece que la palabra se está utilizando de forma relacional.  Es saber en el sentido de tener una relación especial con alguien.  Es como si dijera que conozco al presidente Trump, no pensarías que yo me refería a conocer de su existencia o de algunos hechos acerca de él.  Creerías que estaba pretendiendo conocerlo personalmente; que tenía algún tipo de relación con él.  (No conozco al presidente Trump, por cierto, fue solo un ejemplo).
 
Y por lo tanto, Dios había conocido a Israel y solamente a Israel.  Una vez más, esto claramente no es por tener información sobre ellos y su existencia.  Dios tiene conocimiento de todas las naciones del mundo.  Eso es claro en el último capítulo donde habló de varios oráculos de juicio contra otras naciones.  Eso está claro desde este verso cuando habla de “todas las familias de la tierra.”  Y así, cuando habla de conocer a Israel en comparación a toda esta gente, está diciendo que Dios tiene una relación única con Israel.  Hay una forma que se relaciona de una manera que Él no lo hace con el resto del mundo.  El hecho de que Dios ha estado en pacto con ellos muestra esa relación especial.  También, el hecho de que Dios repetidamente en la escritura llama a Israel su pueblo escogido, también demuestra esta relación única.  De hecho, es incluso cómo algunas traducciones han optado por traducir la palabra “conocer” aquí: “sólo te he elegido de todas las familias de la tierra.”
 
Hay un aspecto más aquí acerca de la especial relación que Dios tenía con Israel.  Es la última parte del versículo 2.  Dios les dice, “Por lo tanto te castigaré por todas tus iniquidades.”  La asunción aquí es que Israel ha cometido iniquidad.  Note la palabra “por lo tanto”.  El hecho de que Dios les castigaría por sus pecados es debido a su especial relación.  Puedo ver por qué podría haber sido una sorpresa para algunos de los israelitas de aquel entonces.   Algunos israelitas parecen asumir que su relación especial con Dios de alguna manera les eximiría de cualquier castigo de Dios.  Pero se equivocaron pensando eso.  Para aclarar, el verso 2 no significa que las otras naciones no serán castigadas por Dios por sus pecados por no tener esa relación especial.  Claramente los dos últimos capítulos nos dicen lo contrario.  Pero si una nación pagana podía presumir con razón el juicio de Dios por su pecado, no tiene que haber alguna presunción con Israel.  Israel tenía un pacto con Dios.  El pacto Mosaico dijo claramente que si rompen el pacto por cometer iniquidad entonces pueden esperar un pacto de maldiciones sobre ellos.  Su especial relación debe haber sido abundantemente claro para ellos.  Dios visitaría sus pecados de ellos, sobre todo por su relación de pacto.  Esta es una de esas asociaciones naturales; una de las causa y efecto que hablamos.  La naturaleza de su relación especial con Dios había asegurado que les castigaría por sus muchos pecados.  El castigo sigue naturalmente de su relación de pacto juntada con su ruptura del pacto.
 
Volvamos ahora a nuestro segundo punto.  Pasamos ahora a los versículos 3-6, a siete preguntas que Dios le pregunta a Israel.  Se trata de una cadena de preguntas retóricas para enseñar un punto.  Explicarán la situación actual de Israel con Dios.  También explicarán por qué Amós dice a Israel estas cosas.  Para aclarar, estas siete preguntas retóricas no afirma el punto principal de Amós explícitamente.  Por el contrario, establecen esta idea de asociaciones naturales con la causa y la idea de efecto.  Las preguntas utilizan ejemplos del mundo real que ilustran la causa y efecto.  Entonces tenemos que pensar en cómo podría aplicarse a la situación actual de Israel.  Funcionan casi como parábolas en ese sentido.  Versículos 7 y 8 se aplicarán a ellos, que veremos en nuestro último punto.  Pero por ahora, vamos a caminar a través de cada uno de ellos.
 
La primera pregunta es en el versículo 3.  ¿”Andarán dos juntos, a menos que ellos estén de acuerdo?”  Aquí la supuesta respuesta es “no”.  Personas no van de la mano si están en conflicto.  Claramente el acuerdo da resultados en unidad.  Conflictos y división resulta en separación.  Claramente, la aplicación es que Dios e Israel no están de acuerdo en este punto.  Están en conflicto.  En el pasado, ellos han caminado juntos.  Pero, ¿cómo pueden ellos caminar juntos ahora, cuando Israel está cometiendo este pecado?
 
El resto de las siete preguntas puede ser dividido en tres conjuntos de dos preguntas.  Y cada uno de ellas sigue un patrón similar.  El primero de cada grupo de preguntas implica una amenaza o una advertencia.  La segunda pregunta en juego implica el resultado cuando sale la realidad de la amenaza.  Por lo tanto, el primer conjunto de preguntas está en el versículo 4.  Son sobre leones.  La primera pregunta es si un león rugiría en el bosque, cuando el no tiene ninguna presa.  Creo que la respuesta es “no”.  La idea parece ser que si el león está rugiendo, está rugiendo porque hay presa.  Este sería el rugido de abalanzarse al final, cuando ruge para provocar miedo a su presa antes de atacar la presa.  La segunda pregunta es si un león joven gruñiría fuera de su guarida, si no ha cogido nada.  Una vez más, la respuesta es “no”.  Esto describe cómo un león gruñe desde su guarida después de capturada la presa y como se come la presa en su madriguera.  Así, con las preguntas del león, vea de que se trata la pregunta con la amenaza de leones comiendo su presa y luego con el león después de haber conseguido su presa.  La aplicación a Israel es que Dios es como león que ruge, y Él está rugiendo porque hay presa.  Israel es la presa porque ellos han pecado y roto el pacto.  Israel debe tener cuidado a menos que se convierten en la presa capturada.
 
El siguiente conjunto de preguntas es en el trato del verso 5 con un pájaro en una trampa. La primera pregunta del pájaro si un ave caería en una trampa si no hay una trampa.  Una vez más, la supuesta respuesta es un “no”.  No, un pájaro no quedará atrapado en una trampa que no existe.  Pero si existe una trampa, entonces se quedará atrapado.  La segunda pregunta del pájaro es si una trampa funcionaría si ésta no ha atrapado un pájaro.  Una vez más, la supuesta respuesta es un “no”.  Tales trampas de aves van a ser activadas por el pájaro.  Eso es lo que haría que la trampa se desactivara al coger al ave.  Una vez más, estas dos preguntas empiezan primero con la amenaza y la ejecución; la primera habla de una amenaza de un ave ser atrapada; el segundo de un ave que realmente queda atrapada.  La aplicación de Israel parece ser a lo largo de las líneas que Israel es el ave lista para ser cogida por la trampa.  Y la razón porqué hay una trampa para atrapar a Israel es debido a su pecado de ruptura del pacto de Dios.

El último conjunto de preguntas está en el versículo 6.  Trata de la amenaza y la realidad de la guerra en una ciudad.  Eso se ve en la primera pregunta con la referencia a una trompeta.  ¿Si se sopla una trompeta en la ciudad, la gente no estaría asustada?  La supuesta respuesta es finalmente “sí”.  Sí, la gente estaría asustada si aquí la trompeta suena.  Es señal de que una batalla está cerca.  Es como una ciudad oyendo las sirenas de ataque aéreo.  Tu deberías tener miedo y correr por protección.  Pero se dan cuenta de que la llamada de la trompeta es un signo de advertencia. Comunica la amenaza de que una batalla está por suceder y que podría destruir la ciudad.  Pero la trompeta en sí misma no garantiza la destrucción.  Sólo amenaza con la posibilidad.  Pero entonces la segunda pregunta es un poco torcida o cambiada respecto del patrón anterior.  Esto pregunta, «Si hay calamidad en una ciudad, no es el Señor que lo hará?»  La supuesta respuesta es “sí” otra vez aquí también.  La diferencia en el patrón es que esto va desde los ejemplos terrenales a la realidad sobrenatural.  Si los sonidos de trompeta y un ejército llega y destruye una ciudad, la causa en última instancia es el Señor.  Con los ejemplos dados, se esperaría a pensar en la causa que el ejército terrenal es el que destruye la ciudad.  Pero Amós ve que la causa última es el Señor.  Y esto configura la aplicación para Israel.  Israel van a enfrentar a un ejército que vienen sobre ellos.  Ellos deben ser advertidos ahora.  Pero cuando la destrucción final por el ejército venga sobre ellos, deben darse cuenta que es el Señor haciéndolo.  Una vez más, algunos de los israelitas podrían no haber querido aceptar ese punto.  ¿Podrían haber querido suponer que el Señor nunca traería cualquier calamidad sobre ellos, porque eran pueblo de Dios, no?  Y sin embargo la razón por qué Dios traería tal calamidad sobre ellos es a causa del pecado del rompimiento del pacto.  El uno naturalmente va con el otro.
 
Causa y efecto y asociaciones naturales.  El rugido de un león tiene algo que ver con su presa.  Un pájaro y una trampa tienen una conexión.  Se relacionan con la trompeta y la destrucción de una ciudad.  Pero el hecho de que estos pares de amenazas y ejecuciones debe hacer a Israel preguntarse donde están, en este punto.  ¿Pasaron el punto del no retorno y juicio que está cayendo ahora sobre ellos?  ¿O están en el punto de atención donde pueden todavía buscar un resultado diferente?
 
Esto nos lleva a nuestro punto final donde obtener respuestas a estas preguntas.  Echemos un vistazo ahora a los versículos 7-8. Esto comienza en el versículo 7 diciéndonos cómo Dios revela sus secretos a los profetas.  Qué asombrosa gracia llena de verdad.  Esta casi suena como la octava pregunta, pero aquí se ha puesto en afirmativa.  Pero es el mismo tipo de idea.  Tiene la idea de asociación natural aquí otra vez.  Si Dios va a hacer algo, Él lo revelará a los profetas.  Para aclarar, no creo que deberíamos tomar eso de alguna manera absoluta.  Las Escrituras deben interpretar las Escrituras y pasajes como Deuteronomio 29:29 nos recuerdan que algunos de los secretos de Dios quedan como secretos.  Pero esto se refiere a cómo el funcionamiento del pacto de Dios con Israel fueron siendo explicados por Dios a los profetas.  Entonces mire el versículo 8.  “¡El león ha rugido! ¿Quien no temerá?” Esto trae consigo imágenes de ambos el león rugiendo y la trompeta que suena, imágenes que causaron temor en la ciudad.  Él lo aplica a Israel aquí.  Esto responde a la pregunta que nos hicimos hace un momento.  Israel a este punto es el león rugiendo antes de abalanzarse a la presa.  Israel es actualmente el que sopla la trompeta.  Ellos están a punto de una llamada de advertencia muy seria.  Seamos realistas, los leones no hacen ese rugido hasta que finalmente están a punto de atacar.  Los ejércitos no soplan la trompeta hasta cuando la batalla está a punto de comenzar.  Esto no es un buen momento para escuchar ese rugido de león o el sonido de la trompeta.  Pero debe resultar en un temor saludable.  
 
Hay un tiempo para el miedo.  Sí, a veces la gente puede tener miedo irracional.  Paranoias son cuando las personas tienen miedo indebido o miedo excesivo.  Pero en el caso del inminente juicio de Dios, ¡Él dice que temamos!  Miedo al escuchar el rugido de ese león.  Miedo al escuchar ese sonido de trompeta.  Teme que si estás bajo el juicio de Dios.  Esto es más de causa y efecto.  ¡Si Dios te está rugiendo, tu debe temer!
 
¿Como Dios dio el rugido del León y esta advertencia de la trompeta a Israel?  Es a través de los profetas.  Es la otra mitad del versículo 8.  “¡El Señor Dios ha hablado! ¿Quién no profetizará?”  Aquí es más de causa y efecto.  Si Dios ha hablado, si Él ha revelado a los profetas sus secretos, entonces seguramente el efecto está profetizando.  ¿Cómo uno no podría entregar la palabra del Señor cuando Él te da para transmitirla?  
 
Esto explica por qué Amós está haciendo lo que está haciendo.  Atarlo todo junto.  La relación especial de Dios con Israel significaba que tendría que castigarlos cuando pecaron.  Causa y efecto.  Su pecado hace que Dios advierta a la gente de esto a través de los profetas.  Amós entonces trae el rugido del león a Israel aquí.  Incluso es cómo comenzó Amós, recordemos nuevamente en Amós 1:2, “el Señor ruge desde Sión!”  Este pasaje entonces ayuda a Amós a explicar su papel para Israel.  Probablemente a muchos israelitas tenían que dar esta justificación por sus palabras.  Podrían haber cuestionado por qué hablaba esas palabras de juicio.  Podrían haber querido silenciarlo.  Pero Amós dice que si Dios te habla así, ¿cómo puedes tu no profetizar tales palabras?  Otra vez, causa y efecto.  Y por lo tanto, para Israel, el profeta debe profetizar cuando Dios le habla.  Pero Dios ha rugido, Israel debe temblar.  Deben arrepentirse de sus caminos malos.  Deben buscar un acuerdo con su Dios de pacto y regresar a sus buenos caminos del pacto.

Santos de Dios, Dios reveló sus secretos a Amós y otros profetas del Antiguo Testamento.  Cuánto más Él ha revelado sus secretos a Cristo y en última instancia a nosotros.  Jesucristo vino como el Profeta de profetas.  Y en Cristo, también nos convertimos en profetas.  Juan 15:15, Jesús dijo a sus discípulos, “Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.”    Contraste con el versículo 7, donde Dios dice todas sus obras a los profetas, sin embargo, allí sólo fueron llamados sus siervos.  Pero Jesús como el Profeta de profetas dice que lo ha recibido todo del Padre.  Y Jesús entonces lo comparte con nosotros como sus amigos.  Él nos permite estar en los planes de Dios no como meros siervos sino como amigos.
 
Dese cuenta entonces, que cuando Jesús vino al mundo, esencialmente llegó como el último león rugiendo.  Él sonó la trompeta del juicio de Dios contra el pecado.  Llegó incluso a advertir a su pueblo rebelde.  Él dio un mensaje donde hay un juicio final, y que la gente necesita recurrir a Él en fe para ser salvos.  Fue su primera venida.  Su primera venida fue un aviso.  Pero también incluye una solución.  Arrepiéntete y cree en Jesús y se salvo.  Esto es importante porque Jesús vendrá otra vez.  Esa venida implicará la ejecución de la amenaza.  Entonces el león capturará y consumirá la presa.  Entonces el pájaro será atrapado y caerá.  La calamidad vendrá sobre la ciudad.  Todavía no estamos allí.  Hoy, mientras que todavía se nos llama, es un día para la salvación.  Presta atención al rugido del león de Jesús predicando y enseñando.  Arrepiéntete de tus pecados y creer en Él.  Sí, demos ese llamado hoy a los forasteros.  Sin embargo, Amós debía dar aquí el llamado incluso a los de adentro, a los israelitas bajo el antiguo pacto.  Así, hoy traigo esa llamada a todos nosotros.  Si estás en la iglesia visible pero has estado viviendo en tus iniquidades, sabes lo que será el resultado.  Pero si te arrepientes y vienes a Jesús en fe verdadera, el resultado será salvación y vida.  Escucha el rugido del león y confía en el Rey Jesús hoy.
 
Concluyo entonces con una exhortación final.  Para nosotros, que hemos atendido esa llamada de Jesús, nos hemos convertido en profetas nosotros mismos.  Como leemos en Juan 15:15, Jesús nos ha revelado lo que Él había recibido del Padre.  Así, en el espíritu del versículo 8, ahora hemos recibido las palabras del Señor.  ¿Cómo no podemos nosotros compartirla con otros?  ¡El Señor Dios nos ha hablado! ¿Quién no profetizará?  Jesús, el Profeta por excelencia nos ha encargado con los secretos de los cielos para ir al mundo y hacer discípulos en su nombre.  Este es el efecto natural sobre nosotros en haber llegado a ser cristianos.  Aprovecha este alto llamado y profetiza en el mundo el evangelio de Jesucristo.  Esto es estar profetizando bajo el nuevo pacto.  Ya hemos recibido lo que el Señor ya ha hablado.  Seguramente debemos traer esto al mundo que nos rodea.  Oremos entonces incluso ahora que seamos fieles por su gracia a esta gran tarea.

 
Amén.

 
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