Con Respecto al Cesacionismo: El Propósito de los Milagros

Sermón predicado en Juan 20:19-31 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 2/18/2018 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino
Juan 20:19-31
02/18/18

El Propósito de los Milagros

Empezamos hoy una miniserie de tres-sermones defendiendo la doctrina bíblica del cesasionismo. Cesasionismo es la doctrina en que los dones espirituales extraordinarios como lenguas, profecías, sanidades, terminaron con el cierre de la era apostólica. Esto está en contraste con varios movimientos, movimientos pentecostales o carismáticos que creen que esos dones sobrenaturales han vuelto a la iglesia. En términos más generales, la posición doctrinal contraria al cesasionismo se llama continuacionismo. Ellos creen que todos los dones espirituales vistos durante la era apostólica han continuado existiendo en la iglesia. Los cristianos reformados oficialmente e históricamente han afirmado una posición cesacionista (junto con muchos otros cristianos de otras denominaciones también, no es una posición única en la reforma). Dicho esto, vivimos en un mundo donde ínter actuamos con diversos cristianos carismáticos. Si no estás familiarizado con las dos posiciones diferentes, puede causarte gran confusión cuando alguien llega a ti y dice que tienen una palabra de parte del Señor para ti o te pregunta si hablas en lenguas, o quizá te invita a alguna cruzada de sanación por uno de sus así llamados apóstoles. Y a menudo estos carismáticos pasan más tiempo intentando hacer un caso bíblico de su posición, para que podamos olvidar por qué tantos cristianos han mantenido históricamente una posición cesacionista. Los carismáticos también dejan a otros cristianos sin resolver por sugerir que de alguna manera no creen en el poder del Espíritu Santo o tienden a una forma de apagar o despreciar el poder del Espíritu. Las ideas de los carismáticos se filtran también en varias tradiciones cristianas en formas más sutiles. Tal vez ellos no puedan mostrar algunos excesos del movimiento carismático en las cosas denominadas como “risa santa” o estar “muertos en el espíritu”. Sin embargo, más aparentemente diferentes clases conservadoras de estas posiciones carismáticas han trabajado en la comprensión de muchos evangélicos a cerca de la experiencia cristiana y la guía divina. Más recientemente, muchos evangélicos que han venido con gran alegría a abrazar las enseñanzas calvinistas y reformadas, han traído consigo algunas de estas ideas del continuismo.

Así, al menos estas razones, quería ser una voz para reafirmar la doctrina bíblica del cesasionismo con estos tres sermones. Hoy, hablaremos de milagros y acerca de su propósito de acuerdo con la Biblia. La semana que viene veremos el papel fundamental en el nuevo pacto de los apóstoles y profetas en términos de profecía y revelación. En el tercer sermón, consideraremos específicamente el don de lenguas. Todo esto contribuirá al punto de que estos dones extraordinarios fueron sólo eso – extraordinarios. No son algo que esperamos ver regularmente como parte de la iglesia. No esperamos cristianos hoy dotados con sanaciones sobrenaturales, o con los dones de profecía o de lenguas.

Entonces, iniciamos hoy teniendo en cuenta cuál es el propósito de los milagros. ¿Por qué algunos santos tuvieron la capacidad de hacer milagros como curaciones u otras maravillas? ¿Cuál fue el propósito principal de esos milagros? Sí, hay por lo menos algún aspecto de la compasión, como vemos a Jesús en Mateo 14:14 sanar enfermos porque tenía compasión de ellos. Pero, como veremos no es posible hacer un caso bíblico que milagros en la Biblia es principalmente un ministerio de misericordia. Otros han especulado un propósito completamente diferente para tales milagros. Dicen que tales milagros son la prueba para los incrédulos para la validez de la palabra de Dios, cuando se predica el evangelio a algún área nueva o grupo de gente. Ese propósito se acerca a la verdad, pero carece de cierta precisión que en última instancia es inexacta. Más bien, lo que encontramos en la Biblia es esto: Dios dio dones de milagros para ciertas personas con el fin de validar la revelación que recibieron de Dios en aquel momento. Estos milagros afirmaron la revelación en el momento de la revelación que fue primero recibida y entregada. Vemos esto en el libro de Juan y el pasaje de hoy. También vemos esto en otras partes en las Escrituras.

Vamos a empezar en otros lugares en las Escrituras. Sería útil notar esto en general, los milagros son la excepción, no la norma, en la Biblia. La Biblia no registra milagros en todas las épocas del pueblo de Dios. Por el contrario, cuando se mira en la Biblia, realmente sólo vemos tres épocas principales de milagros en la Biblia. Esto es allí en el tiempo de Moisés. En el tiempo de Elías. Y allí está otra vez con Jesús y la era apostólica. Es realmente tres eras principales donde vemos la capacidad de hacer tales milagros. (La prominencia de las épocas y los hombres seguramente se reflejan en el hecho de Moisés y Elías que están en el monte de la transfiguración con Jesús). En otras palabras, mostraremos que los milagros realizados son afirmados para validar la revelación divina, es realmente mucho más la revelación recibida que el milagro; los milagros pueden limitarse en gran parte a estas tres épocas en las Escrituras. Un ejemplo aquí sería Abraham, el padre de la fe. Él recibió mucha revelación, y a través de él Dios estableció el pacto Abrahámico. Abraham mismo incluso experimentó un milagro de Dios cuando Dios abrió la matriz de Sarah para traer a Isaac en su vejez. Pero Abraham no hizo milagros. No tenía ese don sobrenatural de obrar milagros como vemos con esos en otras épocas en las Escrituras.

Entonces, empezando con Moisés, veamos lo que encontramos allí sobre el propósito de su capacidad para obrar milagros. En Éxodo 4:1-8, vemos a Moisés preocupado que Dios le está comisionando ser su profeta e ir ante Faraón. Moisés está preocupado de que Faraón y los egipcios no creerán que Dios lo había enviado. Dios entonces le da a Moisés tres señales para mostrarles: la vara que se convierte en una serpiente y luego en vara; la mano volviéndose leprosa y regresando a la normalidad; y agua del Nilo convirtiéndose en sangre. Las plagas que Dios trae atreves de Moisés a los egipcios también sirve para el mismo propósito final. Mostraron que Dios estaba con Moisés y que deben ser tenidos en cuenta las palabras de Dios por medio de Moisés. En resumen, los milagros en aquel momento confirmaron que Moisés fue un profeta del Señor. Ese es el punto explícito hecho aquí en Éxodo 4 con Moisés. Sobre todo, esta temporada abundante de milagros alrededor de la época de Moisés, y en menor grado con su sucesor Josué, se confirma en última instancia en la Torá y el establecimiento del pacto Mosaico.

Vemos algo similar en el tiempo de Elías. Elías hizo muchos milagros. Vemos el propósito de estos milagros traídos por Elías con Acab en la sequía. La Escritura en 1 Reyes 17-18 muestra cómo el ministerio profético de Elías a Acab es confirmado por la sequía que Elías ordena y re confirmó cuando le dice a Acab que la sequía se termina. Esta idea también se observa en la prueba entre Elías y los profetas de Baal en el Monte Carmelo. Allí Dios le dio certificación sobrenatural a Elías y su mensaje, a través de la señal y maravilla del fuego cayendo del cielo. Podríamos preguntarnos por qué Elías y Eliseo tenían estos dones milagrosos especiales. Claramente, ellos están parados como puerta de entrada a un ministerio profético lo que nosotros especialmente colectamos en los libros proféticos mayores y menores del Antiguo Testamento. Comienzan con una nueva era de la revelación profética que habla de juicio y esperanza para Israel. Curiosamente, no vemos muchos milagros hechos por estos otros profetas. Del mismo modo, Juan el Bautista en el Nuevo Testamento se dice que es el último de esos profetas, y la Biblia explícitamente hace el punto de que él no hizo ningún milagro (Juan 10:41). Así que, al parecer los milagros de Elías y de Eliseo sirven para afirmar y validar una nueva era de la revelación profética que luego fue registrado en escrito. Entonces, sus milagros parecen no sólo servir para confirmar su ministerio, pero el ministerio de los profetas del antiguo testamento en general.

Por último, nos acercamos a Jesús y la era apostólica. Analizaremos los milagros de Jesús en un momento cuando volvamos al evangelio de Juan y el pasaje de hoy. Pero en cuanto a la era apostólica, vemos que los milagros fueron primero realizados por los mismos apóstoles. Hechos 5:12 dice que fue específicamente a manos de los apóstoles que muchas señales y maravillas fueron hechas. Y aunque había ciertamente dones sobrenaturales más allá de los mismos apóstoles, la capacidad de impartir tales dones sobre todo parece conectado a los apóstoles y su imposición de manos. Por ejemplo, en hechos 8, los samaritanos primero vienen a la fe y son bautizados por la predicación de Felipe, pero no hay dones sobrenaturales en esos nuevos creyentes hasta que los apóstoles vienen a poner las manos sobre ellos. Esto también se ve muy claramente en 2 Corintios 12:12. Aunque la iglesia de Corintios tuvieron claramente un montón de dones espirituales sobrenaturales en aquel momento, Pablo habla acerca de cómo los milagros que él había realizado entre ellos eran señales de su apostolado. Esa referencia hace el mismo punto que seguimos afirmando, que los milagros de Pablo validaron su ministerio apostólico y su mensaje.

Hebreos 2:1 afirma más adelante este mismo punto explicando el propósito de estos signos y maravillas hechas durante esta época apostólica. Dice que Dios dio testimonio de Cristo y del evangelio a través de ambos milagros y aun los dones del Espíritu Santo. Esto es puesto en tiempo pasado, claramente una referencia a ese ministerio apostólico fundamental; ¡algo por el tiempo de Hebreos estaba ya en el pasado!

El punto es que tenemos que ver cómo la Biblia describe aquellos con los dones de hacer milagros. Tenemos que ver lo que dice la Biblia sobre el propósito de tales milagros. Ese propósito es afirmar que la revelación que ellos traen es del Señor. Ese propósito se ve más claramente en la vida de Jesús. Hechos 2:22 dice que Jesús fue atestiguado por Dios con milagros y prodigios y señales que Dios hizo a través de Él. Este propósito de los milagros de Jesús fue sobre todo visto en el evangelio de Juan e incluso ilustrado en este pasaje por Juan. Esto se puede ver preferentemente por Juan primero en términos de milagro. Juan realmente no utiliza la palabra “milagro”. Él utiliza la palabra “señal”, en el griego. La NVI ayuda a explicar que esto es una referencia a sus milagros para traducir esa palabra en el evangelio de Juan siempre como “señal milagrosa”. El punto en el evangelio de Juan para el uso de la palabra «señal» es que esa señal comunica algo. Una señal de parar te dice que pares. El pan en la Cena del Señor, dice que Jesús es el pan de vida que necesitamos para nuestro alimento espiritual. En términos del evangelio de Juan, está claro que las señales que realiza Jesús se supone que van a validar su ministerio, autoridad y su mensaje. El principio se ilustra bien en la conversación de Jesús con Nicodemo en Juan 3:2. Nicodemo le dijo a Jesús: “Rabí, sabemos que eres un maestro venido de Dios; porque nadie puede hacer estas señales que haces a menos que Dios esté con él”.

Y por lo tanto, teniendo en cuenta además el evangelio de Juan, vemos en Juan 2:18, después de que Jesús limpió el templo, los judíos demandando una señal donde muestre que Él tiene autoridad para haber hecho eso. Por supuesto, el evangelio de Juan se organiza alrededor de esas señales. A través del libro, se planteó la cuestión sobre la identidad de Jesús. Así, la primera mitad del libro contiene siete de estas señales. Son maravillosamente puestas desde las menores a las mas grandes señales; el primero en cambiar el agua a vino y el último en que levantó a Lázaro de entre los muertos. Por último, el libro culmina con la muestra más grande de todos: Jesús puso su vida y luego la tomó de regreso otra vez. La resurrección es la señal de los milagros en el libro de Juan. Es realmente la respuesta que les dio proféticamente en Juan 2 después de limpiar del templo: destruir el templo de su cuerpo y resucitarlo en tres días. ¡Esa es su señal que le da la autoridad para limpiar el templo! Si lees todo el libro, verás esta idea de los milagros se mantienen aumentando en el evangelio de Juan, y el punto repetido es el ministerio que Jesús está confirmado y validado por estas señales como Dios.

Entonces, en este pasaje de Juan hoy, vemos especialmente ser esto el caso. Aquí, vemos a Tomás dudando sobre la grandeza de Jesús en sus señales: su resurrección. En el versículo 25, dice que no creerá a menos que él personalmente pueda ver la señal. Una vez que Jesús se muestra, él personalmente es testigo de la señal y la prueba de la resurrección de Jesús, entonces él cree. En el versículo 28, él respondió cuando vio a Jesús y le dijo: “Señor mío y Dios mío!” ¡Vemos cómo la señal trae fe en Tomás incluso a reconocer a Jesús como su Señor y Dios! Es importante señalar que Tomás no habría necesitado de esta señal. Jesús suavemente reprende a Tomás a lo largo de estas líneas, primero en el versículo 27, hablando contra su incredulidad. Luego, en el versículo 29 cuando básicamente reconoce que Tomás ha creído sólo porque vio la señal, pero luego Jesús menciona cómo otros creerán sin ver personalmente la señal. Tomás había oído las predicciones de Jesús sobre la resurrección. Había oído informes de testigos oculares de sus amigos íntimos de la señal de haber visto a Jesús vivo. Él pudo ver que la tumba estaba vacía. Tomás tenía cada razón para creer el informe sobre las señales, sin tener que ver las señales el personalmente. Pero el punto es, sin embargo, que cuando Jesús se presenta a Tomás personalmente, sirve como una señal que es lo que una señal se supone debe hacer. Señales milagrosas que confirman la validez. Muchos señales de Jesús, especialmente la resurrección, confirman la validez de su ministerio y palabras. Son estos signos, que el versículo 31, dice venir a nosotros. Han sido grabados para la posteridad en la Biblia, incluyendo este libro de Juan. Y todavía sirven para el mismo propósito: para traernos a la fe en Jesús y sus enseñanzas del evangelio. Para que podamos creer y tener vida eterna.

En nuestro punto final, me gustaría cambiar para abogar por esos dones de algunos que hacen milagros como estos que ahora ya han terminado. Sé que no he completado aun un caso para el cesasionismo. Espero que este mensaje junto con los dos siguientes pintará un cuadro más completo a como juntaremos todas las piezas bíblicas sobre estos dones sobrenaturales. Pero para empezar hemos visto que tal realización de milagros está íntimamente ligada a la revelación. No toda revelación viene con milagros, pero tales dones milagrosos siempre vienen con la revelación. Ese es su propósito. Ese es el propósito para confirmar el mensaje de Dios es como Dios lo entrega a través de su portavoz. Como desarrollaremos en los próximos dos sermones, no esperamos recibir más revelación. Si no esperamos recibir más revelación, entonces no debemos esperar a recibir más hechos milagros como Moisés, Elías, Jesús o los apóstoles.

Me encanta cómo vemos este punto cesacionista se apunta claramente e implica e ilustra en este pasaje. En aquel momento, Jesús hizo estas señales. Los primeros discípulos, entre ellos Tomás, consiguieron recibir personalmente aquellas señales. Eran testigos de esas señales. Pero si este tipo de señales iban a seguir en cada generación, entonces Jesús no necesitaba decir lo que dice en el versículo 29. Jesús acredita a Tomás porque vio la señal. Pero Jesús reconoce que en el futuro habrá creyentes que no tendrán que ver señales. ¡Ahí asume una posición cesacionista! ¡Jesús predice el cesasionismo!

Entonces, ¿cómo podrían tales creyentes en el futuro llegar a ser creyentes si no tienen estos signos para ver? La respuesta es sencilla. Está ahí en los versículos 30-31. Juan escribió un registro de las señales. De hecho, incluso no necesitaba escribir un registro de todas las señales; es lo que dice en el versículo 31. Las muchas señales son menos importantes que lo que se ha grabado aquí en el evangelio de Juan. Estas señales fueron escritas para que podamos creer. Tomás y los discípulos tuvieron las señales para que puedan creer. ¡Tenemos los registros escritos de las señales, para que nosotros podamos creer! Está aquí. Esta es la era en que vivimos. Ellos tuvieron los milagros para que podrían creer; tenemos la Biblia, así que podemos creer.

Entonces, seamos gente del libro. Piensa en lo que Dios hace con la Palabra escrita. El Espíritu Santo trabaja para cambiar los corazones y las vidas así como Él trabaja a través de la Palabra. El Espíritu atrae a la gente a la fe a través de la Palabra escrita. Eso es lo que Juan está hablando aquí en este verso final. Eso es lo que tú y yo hemos experimentado. Dios nos ha transformado por el trabajo del Espíritu a través de la Palabra escrita, donde el trabajo sobrenatural de Dios se han registrado para la posteridad. Y piensa a cerca de esto. Somos más bendecidos por creer en Cristo por la Palabra en vez de señales. Eso es lo que Jesús dijo aquí en el versículo 29.

Así pues, entonces apelo incluso a cualquiera que están hoy aquí que no han puesto su fe aún en Jesús. El evangelio dice que todos somos pecadores que necesitan ser salvados por la muerte de Jesús en la Cruz por nuestros pecados. Este evangelio fue afirmado y validado cuando Dios milagrosamente levantó a Jesús de entre los muertos. Este evangelio nos llama a reconocer nuestros pecados y convertirnos a Jesús en la fe. Creer en Jesús y ser salvos.

En conclusión, hermanos y hermanas, les recuerdo que varios evangelios indican a Jesús diciendo que la generación malvada y adúltera demanda señales (por ejemplo, Mateo 12:38). Aunque Jesús realizó muchas señales, lamentó cómo el pueblo estaba hambriento de señales. Es cuando Jesús alimentó a los 5 mil, los registros del evangelio de Juan muestran que vinieron al día siguiente buscando por mas milagros de alimentos. Parecían anhelar señales y milagros y sus beneficios más de la que las señales eran. Los milagros se suponen que deben apuntarnos al Señor y su Palabra. No debieron ser el fin en sí mismos. Lamentablemente, muchos en el movimiento carismático hoy parecen tan enfocados en encontrar señales y prodigios, comparativamente con muy poco celo para la enseñanza del Señor en su Palabra. Es muy común encontrar estas personas orando a Dios para que les de palabra de parte del Señor, cuando incluso no leen toda la Palabra del Señor que Él ya ha dado (es decir, la Biblia).

Entonces reconozcamos en fe el gran tesoro que tenemos en la Palabra escrita de Dios. Se nos ha dado por inspiración divina y confirmada por señales y maravillas de parte del Señor y es provechoso y útil para nuestro crecimiento como cristianos. Vamos a tener mucho celo a ver la obra del Espíritu trabajar a través de esto. Tengamos mucha pasión para estudiarla, meditar en ella, memorizarla y buscar ponerla en practica en nuestras vidas. Busquemos después a cómo Dios hará cosas sorprendentes, incluso sobrenaturales, por el Espíritu trabajando en nuestros corazones por su Palabra. Amén.

Copyright © 2017 Reverendo W. Reid Hankins, M. Div.
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