Él Miró a la Recompensa

Sermón predicado en Hebreos 11: 23-29 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 12/2/18 en Novato, CA.

Sermón

Rev. W. Reid Hankins, M.DIV.
Traducido por el Diácono Diego Merino.
Hebreos 11: 23-29
12/2/18

“Él Miró a la Recompensa”

Hoy tenemos más ejemplos de fe, entrando en la próxima era de la historia redentora. Terminamos la última vez mirando a los patriarcas: Abraham, Isaac, Jacob y José. Ahora, venimos a la era mosaica durante el tiempo en que la gente de Dios estaba en esclavitud en Egipto y lo que siguió el éxodo de Egipto. Y seguimos viendo la fe que vivían en oposición a las formas del mundo. Vemos ejemplificados aquí la fe que temían en Dios sobre el hombre. También vemos ejemplificados aquí la fe que ponían en el disfrute de Dios y sus futuras recompensas sobre los placeres pasivos de una vida de pecado en ese momento. Y también vemos de nuevo la fe ejemplificada que de manera voluntaria sufre aflicción por el bien de Jesucristo. Vamos a seguir explorando nuestra vida peregrina en la fe cristiana como consideramos la fe que se encuentra en la era mosaica del Antiguo Testamento.

Comencemos entonces pensando en la fe ejemplificada en el temor a Dios sobre el temor al hombre. Para aclarar, cuando hablo de temer a Dios sobre temer al hombre, estoy hablando en el sentido de respetar y honrar, y por lo tanto someterse a alguien en un lugar de autoridad o poder. En este sentido, no es siempre equivocado el “temer” al hombre; por ejemplo, Romanos 13 habla sobre la muestra que dicho temor hacia el gobierno civil y Efesios 6: 5 dice que deberíamos mostrarle “temor” a nuestros gobernantes terrenales. Esto sí el temor muestra la reverencia adecuada hacia las diversas autoridades en nuestras vidas. Y así, en términos de Dios, el creyente reconoce correctamente que Dios es Dios y no nosotros. El creyente reconoce que Dios es el soberano máximo del universo que exige justicia y castiga la maldad. Por supuesto, como creyentes en Cristo, no tenemos que temer un castigo eterno por nuestros pecados, Jesús ha pagado por eso (1 Juan 4:18). No obstante, deberíamos tener reverencia a Dios como la autoridad máxima sobre todo. En los ejemplos de fe de hoy, vemos un temor correcto a Dios expresado por fe. Sin embargo, déjame reconocer de inmediato que nuestro pasaje no usa explícitamente la frase “el temor a Dios”. Entonces, ¿cómo vemos aquí en este pasaje un temor a Dios? Hay varios ejemplos.

Primero, lo vemos en el versículo 23 con los padres de Moisés. Allí menciona que por fe escondieron a Moisés por 3 meses cuando nació. Parte de la explicación que se da es que no temieron el mandato del rey. Puedes recordar esto en Éxodo 1:22, el Faraón de Egipto había ordenado que todos los varones hebreos recién nacidos sean arrojados al río para morir. Eso es porque le preocupaba que los israelitas se estuvieran haciendo muy numerosos y pensaba que podrían ir contra Egipto. Pero, dice aquí en versículo 23 que los padres de Moisés no harían eso. Sabemos que finalmente lo ponen en una cesta en el rio Nilo donde la hija del faraón lo encuentra y lo adopta. Pero primero, durante los primeros tres meses de la vida de Moisés, los padres lo escondieron. Lo ocultaron hasta que no pudieran ocultarlo más. Y así, date cuenta de que cuando dice que desobedecieron al rey porque no temieron el mandato del rey, significa en vez que estaban temiendo a Dios. Sabían cuando la Palabra de Dios no es compatible con la palabra del hombre, incluso el mandato de un rey, tú debes obedecer a Dios antes que al hombre. De hecho, vemos en Éxodo, en el pasaje justo antes de esto, que las parteras hebreas también desobedecieron el comando del faraón para matar a los varones recién nacidos. La razón por la que Éxodo 1 menciona a las parteras hebreas desobedeciendo al rey es porque temían a Dios. Lo mismo está pasando aquí con los padres de Moisés.

En una nota relacionada, la otra razón que se da aquí en el versículo 23 para los padres de esconder a Moisés es que vieron que era un niño hermoso, lo que es una referencia a Éxodo 2: 2. Hay una tradición antigua de que esta referencia de revelación divina que recibieron les dijo que Moisés estaba destinado a ser un salvador de su pueblo. Incluso el historiador Josephus lo registra cuando escribía sobre la historia de Israel. Entonces, la referencia de Moisés siendo un niño hermoso podría no referirse a su belleza física, pero que los padres reconocieron el plan que Dios tenía para Moisés y por lo tanto, fue particularmente especial a sus ojos. Si esta historia es cierta, entonces eso les señalaría aún mas temer a Dios y a los planes de Dios sobre el rey y los planes del rey. Pero no seré dogmático sobre ese punto.

Vemos una segunda instancia de temer a Dios sobre el hombre en el versículo 27. Habla de que Moisés dejó Egipto y dice que su razón para hacerlo era por su fe que vio al Dios invisible y porque no tenía miedo de la ira del rey. Este versículo es generalmente entendido para ser comentado en como Moises huyó de Egipto después de matar al capataz egipcio por ver golpeando a un israelita. En Éxodo, menciona a Moisés teniendo miedo inicialmente cuando descubrió que el asesino del egipcio resultó ser descubierto. Faraón se enteró de eso y buscó matar a Moisés. Es entonces cuando Moisés decidió huir a la tierra de Madián. Estoy seguro de que era un momento aterrador para Moisés. Pero Hebreos parece estar dando inspiración aquí para decir que, en última instancia, cuando Moisés decidió irse de Egipto, no era porque temía la ira del faraón, sino que de alguna manera tenía sus ojos de fe puestas en Dios. Es por eso que dejó a Egipto para ir a Madián hasta que el Dios invisible finalmente lo llamaría al servicio para cumplir su destino de ser un libertador para Israel. Y así, Moisés aquí también fue, en última instancia, poniendo temor en Dios en vez que en el hombre. Pero creo que hay una buena aplicación aquí que poniendo tu temor en Dios sobre el hombre no significa que no hay problema con temer al hombre. Moisés sabía de esa lucha pero decidió confiar en Dios en fe.

Una tercera expresión de temor a Dios se ve en el versículo 28. Moisés mantuvo esa primera Pascua con el rociado de la sangre sobre los marcos de la puerta de su casa. ¿Por qué él hizo esto? ¡Debido al temor por el SEÑOR! Porque Dios había dicho que iba a pasar por Egipto esa noche y matar al primer nacido de quienes no tenían la sangre de la Pascua en sus puertas. Y así, vemos que por el temor a Dios está justamente colocado. Porque los que no temieron a Dios en ese momento encontraría la espada de la muerte del Señor esa misma noche. Moisés tenía razón que no necesitaba temer la ira de Faraón. Pero todos necesitaban temer la ira de Dios esa noche de la primera Pascua. Entonces, recordamos que un temor correcto de Dios es algo bueno, y que ese miedo también debe entenderse la ira de Dios. Cuando hay un conflicto entre la palabra de las autoridades humanas y la autoridad de Dios, debemos reconocer que en última instancia, Dios siempre gana. ¡Debemos ejercer la fe para poner nuestro temor en Dios sobre el temor al hombre todo el tiempo!

Vayamos ahora en nuestro segundo punto para ver el ejemplo de la fe que pone el contentamiento de Dios y sus futuras recompensas sobre los placeres pasivos de una vida de pecado. Aquí tengo especialmente en mente los versículos 24-25. Hebreos señala que cuando Moses vino al tiempo en el que eligió renunciar a la vida de privilegio que tenía como el hijo adoptivo de la hija del Faraón. Cuando el versículo 24 dice que llegó a la edad es una referencia a Éxodo 2:11 que describe que cuando Moisés había madurado, salió a sus compañeros israelitas y vio sus aflicciones. Fue cuando eligió matar a ese capataz egipcio abusivo. En esa acción, elige colocar su identidad con su propio pueblo hebreo y no con la familia real de Faraón. Observe el contraste descrito aquí. Si hubiera estado identificado con la familia de Faraón, seguramente hubiera tenido cada privilegio. Él no hubiera necesitado nada. Hubiera tenido todos los beneficios de la familia real para su disfrute. Algunos estudiosos incluso han sugerido que podría haber estado en línea para el trono, aunque no estoy seguro de que tengamos suficiente evidencia para afirmar eso. Pero el punto es que estaba dando mucho desde un punto de vista terrenal para identificarse con su verdadera familia que eran solamente esclavos en Egipto.

Sin embargo, eso está detrás de por qué él dio todo. El versículo 25 dice que estaba renunciando a los placeres del pecado. No entra en detalle de lo que tiene en mente, pero seguramente una parte importante de esto es que los tesoros de Faraón se ganaron en una gran parte debido a la pecaminosa y malvada esclavitud de los hebreos, Éxodo 1:11 habla de las ciudades tesoro que el Faraón tenía construido por mano de esclavos hebreos. Y así, para disfrutar de tales tesoros habrían tenido los placeres a expensa de los hebreos. Por lo tanto, estos podrían describirse como los placeres del pecado. Habría sido pecado para Moisés disfrutar de los muchos placeres a expensas de sus hermanos.

Entonces, Moisés no elegiría eso. Pero mira lo que él elijo. El versículo 26 dice que cuando Moisés renunció a los tesoros terrenales él lo hizo mirando a una mejor recompensa futura. Tal recompensa futura serían mejores tesoros de lo que tenía en Egipto. Como una nota aparte interesante, se nos recuerda que los tesoros de Dios que tiene guardados son mejores que cualquier persona puedan construir. Los israelitas en su esclavitud hicieron tesoros para Egipto, pero Moisés conoció bien que los tesoros de Dios guardados para su gente son mucho mejores. Pero estoy divagando. El punto aquí es que Moisés no solo abandonó los placeres pecaminosos de Egipto. Simultáneamente estaba poniendo el deseo de su corazón en el Señor y la recompensa que el Señor extendió en promesa para su gente elegida. Vemos el lenguaje en el versículo 26 de Moisés “estimar”. Ese es el lenguaje de valoración. En última instancia, Él validó al Señor y la recompensa del Señor sobre cualquier cosa que el mundo pudiera ofrecerle.

Dado que Moisés estaba renunciando tanto aquí como entonces para algo en el futuro distante, muestra esta fe requerida. Por fe, Moisés eligió encontrar y disfrutar y deleitarse en el Señor y no en este mundo con sus tesoros pasajeros. De nuevo, encontramos aplicación a nuestra fe para hacer lo mismo. También que podamos ver en la fe a la gran recompensa que Dios ha prometido a su pueblo. Que también estemos dispuestos a sacrificar cualquier tesoro terrenal que se encuentra en contradicción a quiénes somos y qué tenemos como la gente de la promesa de Dios.

Muy bien, pasemos ahora a nuestro tercer y último punto para ver la fe aquí que voluntariamente sufre aflicción por el bien de Jesucristo. Sorprendentemente, esto se menciona específicamente para Moisés en el versículo 26. Dice que no solo Moisés eligió identificarse con Israel porque creía que había recibido una mejor recompensa futura. También dice porque estimó la deshonra de Cristo mucho mayor que los tesoros de Israel. Es difícil saber en qué sentido y en qué detalle Moisés pudo haber terminado lo que hizo con un entendimiento consciente de que estaba llevando la deshonra de Cristo. Como no podemos penetrar ahora en la mente de Moisés para saber lo qué estaba pensando, tomemos la declaración con lo que dice y lo que podamos hacer ahora mismo con una declaración como esta. Podemos considerar cómo Moisés sirvió como un tipo de Cristo específicamente en el sentido de llevar la deshonra en la manera parecida a como Cristo llevó la deshonra en este mundo.

Entonces, en términos de dicha deshonra, pensamos en lo que Moisés hizo mirando a lo que Jesús hizo. Piensa en esto. Moisés renunció a sus placeres y privilegios reales mientras, al mismo tiempo en humillarse al identificarse con su pueblo. Al hacer esto, toma la deshonra de la gente. Deja su libertad y estado exaltado para identificarse y llegar a ser un esclavo. Moisés cae en sus circunstancias. Pero él se identifica así con su gente para de esa manera libertarlos; ¡para salvarlos! Moisés, como un tipo de Cristo sufre en un estado de humillación en orden para ser el libertador de su gente.

Entonces, esto es lo que Jesucristo ha hecho por nosotros. Cristo dejó su lugar real de privilegio en el cielo y en ese estado de gloria que tenía con el Padre desde antes de la fundación del mundo. Él se fue para entrar en un estado de humillación necesitada para liberarnos. Se humilló en la encarnación, tomando forma en carne humana en un mundo maldito lleno de miseria. Se puso bajo la ley. Luego vivió una vida llena de diversas miserias. Miserias que fueron comunes a toda la humanidad. Miserias a la mano del mundo que lo odiaba por predicar la verdad. Y las miserias de la cruz donde se ofreció a sí mismo. Él voluntariamente renunció todas las cosas que tuvo en gloria para venir a un lugar de deshonra, donde Él sería despreciado y rechazado por los hombres. Pero lo hizo también mirando a la recompensa; que Él compraría un pueblo por su sangre derramada. ¡Cristo tomó todos esas deshonras y más para ser nuestro libertador! Entonces, anticipándose a las deshonras que Jesús enfrentaría, Moisés puede describirse correctamente como experimentando tal cosa. Él experimentó tipológicamente la deshonra de Cristo como un tipo del Cristo por venir.

El verso 29 entonces nos da la figura mas amplia del momento de Moisés que también debería recordarnos lo amplio de la imagen. En fe, Moisés tuvo que elegir mirar más allá del mundo, el aquí y ahora, a Dios y el futuro. Aunque Moisés no recibió el total de las promesas de Dios en su propia vida, el versículo 29 muestra que él recibió una figura de lo final. Lo que sucedió en el Mar Rojo fue más tipológico. Allí, el mundo representado por los egipcios fue destruido por Dios, y el pueblo de Dios se vindicó ante el mundo mientras caminaban por el mar como si fuera en tierra seca. Moisés comienza a traerlos a la recompensa, así como salen de Egipto y comienzan en su viaje a la Tierra Prometida. Allí, con los eventos en el Mar Rojo, ellos comenzaron a probar la victoria y la vindicación. Del mismo modo, Cristo ha sufrido con nosotros, pero nuestra fe se está alentando nuevamente hoy para mirar hacia adelante a la victoria y vindicación en Cristo.

Al cierre, hermanos y hermanas, les doy el punto de aplicación final de este testimonio sobre Moisés y su sufrimiento de la deshonra de Cristo. Cuando miramos el registro de Moisés renunciando todo para identificarse con su gente y su sufrimiento, al principio, las acciones de Moisés no trajeron inmediatamente alivio a la gente. Mientras Moisés renunció todo y llevar tal deshonra, la gente también compartieron en esas deshonras. Por ejemplo, recordemos cuando Moisés primero fue a Faraón para pedir que permitiera a las personas irse, esto resulto inicialmente en Faraón decidir de parar dar a la gente paja para que hagan los ladrillos. Todavía les exigió hacer la misma cantidad de ladrillos, pero tendrían que encontrar y reunir y juntar la paja por ellos mismos. Y así, en cómo Moisés se identificó con las personas y comenzó a asumir el reproche de la gente e intentando liberarlos, al principio tuvieron que tomar un reproche extra de Faraón. Lamentablemente, muchos israelitas se quejaban de eso y señalaron cómo culpable a Moisés. Con demasiada frecuencia, los israelitas conocieron de la misericordia de Moisés hacia ellos con resistencia, quejándose y con acusación. Esa no fue la respuesta correcta, por supuesto.

Y, sin embargo, es una imagen que tiene una lección para nosotros. Permítanos recordar que Cristo viniendo a este mundo, y compartiendo en nuestro reproche y vergüenza y sufrimientos, ahora hemos sido llamados a compartir como retorno de los sufrimientos de Cristo. Ahora, como Moisés, comenzando a experimentar el reproche de Cristo. Así como el mundo odiando a Cristo, a su vez nos odian porque hemos sido identificados con Cristo. Sin embargo, cuando recordamos la fe de Moisés hoy, recordemos mantener la fe cuando experimentamos el reproche de Cristo. Que no seamos cómo esos israelitas ingratos que lamentaban en compartir los sufrimientos de Moisés. Vamos a ser como esos apóstoles en el libro de los Hechos que se regocijaban de ser contados dignos para sufrir vergüenza por el nombre de Cristo (5:41).

Deberíamos hacerlo, solo será por fe, y esa fe por la gracia de Dios. La fe que espera esa victoria final y la vindicación. Alabado sea el Señor que no solo experimentaremos la recompensa de la gloria, sino que también tenemos una vindicación completa ante el mundo que nos ha afligido por nuestra esperanza. Amén.

Copyright © 2018 Rev. W. Reid Hankins, M.DIV.
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