Juicio Sobre los Malvados Ricos

Sermón predicado en Santiago 5:1-6 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 09/05/2021 en Novato, CA.

Sermón

Traducido por el Diácono Diego Merino.

Nuestro pasaje de hoy habla una palabra de juicio sobre los que son ricos y malvados. Esta palabra de juicio se lee de manera muy similar a lo que vemos entre los profetas del Antiguo Testamento, donde están hablando al pueblo de Dios y toman un aparte para declarar juicio sobre las naciones. Presumiblemente, esos profetas hablarían tal juicio sobre las naciones no tanto para que las naciones lo escuchen, sino para que el pueblo de Dios lo escuche. Habría sido para el pueblo de Dios saber que Dios trataría con los inicuos, especialmente en los casos en que ciertas naciones habían estado afligiendo al pueblo de Dios. Así que también, este pasaje trata de la gente rica e impía que había afligido a los justos. Este pasaje de juicio sirve luego para animar a los que están afligidos por las personas condenadas.

Pero podemos notar que estructuralmente este pasaje comienza de la misma manera que el último pasaje en el capítulo 4 versículo 13. Allí decía: “Venid ahora los que decís”, y aquí dice: “Venid ahora, ricos”. Mencionamos la semana pasada que esto usa un dispositivo literario llamado apóstrofe que sirve para interrumpir el diálogo principal y dirigirse entre paréntesis a una tercera persona. Es el único lugar donde Santiago usa esta estructura en toda la carta y son pasajes consecutivos. Sin embargo, aunque la semana pasada podría haberse dirigido fácilmente a los cristianos, este pasaje se dirige claramente a los no cristianos, que se enfrentan a los que son ricos y malvados. Podría decirse que la estructura similar entre este pasaje y el último es para advertir a aquellos cristianos que podrían aspirar a la riquezas a través de sus planes comerciales para asegurarse de que no caigan en la trampa de los que son ricos y malvados que aquí son denunciados en el juicio.

Entonces, como cristianos, podemos ver dos aplicaciones principales mediante las cuales podemos acercarnos al pasaje de hoy. Este oráculo de juicio contra los que son ricos y malvados puede servir para consolarnos, que somos el pueblo de Dios que hemos sido afligidos por tales que son ricos y malvados. Nos consuela saber que Dios ve nuestras aflicciones y, en última instancia, nos reivindicará y librará de ellas. Pero este oráculo del juicio también nos advierte que no seamos como las personas que han rechazado a Cristo y han hecho caso omiso de la justicia por las riquezas fugaces de este mundo. Entonces, con estos dos marcos de aplicación en mente, profundicemos en el pasaje de hoy que declara el juicio sobre los que son ricos y malvados.

En nuestro primer punto, entonces, observaremos como Santiago describe a estos que son ricos y malvados y sus pecados. Comenzaré explicando que me refiero a ellos como “son ricos y malvados” y no simplemente como los “ricos” para sacar una conclusión buena y necesaria que debemos tener a la luz del resto de las Escrituras. Santiago no debe estar hablando en contra de todos y cada uno de los ricos como si estuvieran bajo el juicio de Dios, porque las Escrituras hablan de muchas personas piadosas que eran ricas y fueron bendecidas por Dios. Santiago incluso nos habla de uno en este mismo capítulo, en el versículo 11, a saber, Job. Santiago incluso nos recomienda el ejemplo de Job. Entonces, Santiago no puede juzgar a nadie que tenga riquezas. Las riquezas no son el problema, y si un cristiano es rico en esta vida, es una bendición ser mayordomo con justicia para la gloria de Dios. Mas bien, lo que encontramos aquí es que Santiago se está dirigiendo a una persona rica el estereotipo de la época cuyas riquezas fueron atribuidas de una forma u otra a varios aspectos de su maldad y cómo afligen a otros, particularmente a los piadosos. El hecho de que Santiago simplemente se refiera a ellos como los “ricos” aquí es básicamente una forma de abreviación profética. También mencioné esto en el capítulo 2, donde Santiago empleó un lenguaje similar. Entonces, observemos en este primer punto que tipo de gente rica es la que Santiago está condenando aquí. Mientras hacemos eso, veremos que es apropiado referirse a tales como los que son ricos y malvados.

Entonces, vemos comenzando en el versículo 2 que estas personas que son ricas han puesto su energía en construir tesoros terrenales. Allí encontramos a Santiago describir las riquezas, vestiduras, oro y plata. Aquí, debemos recordar la enseñanza de Jesús sobre esto en el Sermón del Monte en Mateo 6:19. Allí, Jesús exhortó a: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y roban, sino haceos tesoros en el cielo, en donde ni la polilla ni el orín corrompen y donde los ladrones no entran y roban. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. La corrupción por los tesoros terrenales es algo que Santiago también menciona aquí. Y cuando Jesús comparó la ambición y la búsqueda de tesoros terrenales versus un tesoro celestial, dijo que, en última instancia, era un problema del corazón. Esto es similar a cómo Pablo habló sobre el dinero en 1 Timoteo 6:10, que tener dinero no es un pecado, sino que el amor al dinero es la raíz de todo tipo de males. Entonces, Pablo también habla de que esto es un problema del corazón. El meollo del problema aquí es una idolatría pecaminosa por los tesoros terrenales y un desprecio por el tipo de tesoros celestiales en el que deberían haber estado poniendo en su corazón.

Ese desprecio por las cosas correctas para atesorar se puede ver si seguimos mirando a la clase de gente rica que Santiago está condenando aquí. Al pasar al versículo 3, vemos que Santiago describe cómo están acumulando sus tesoros. Pero observa cómo describe esto. Dice que lo están haciendo en los últimos días. Es como esa parábola del rico tonto que discutimos la semana pasada, el que estaba construyendo almacenes cada vez mas grandes, para acumular más y más, sin darse cuenta de que iba a morir esa misma noche. Del mismo modo, Santiago ve a estos ricos acumulando más de lo que tiene sentido dado que estos son los últimos días. Sabemos que es sabio ahorrar para el futuro. Pero para algunas personas, su amor por el dinero significa que nunca tienen suficiente, por lo que caen en un ahorro injusto.

Mirando a continuación el versículo 4, vemos que Santiago también los acusa de engañar y defraudar a sus trabajadores. Una vez más, este es el tipo de gente rica a la que se dirige aquí. Gente como dice en el versículo 4 que está reteniendo los salarios de sus trabajadores que trabajan sus campos. La ley decía que se suponía que debían pagar a sus trabajadores sin demora, no retener su pago, Levítico 19:13. Santiago nos dice cómo estaban tratando de salirse con la suya. Dice que los salarios se estaban reteniendo “por fraude”. El fraude es una forma de mentir cuando se trata de manera engañosa en los negocios. Lamentablemente, uno podría imaginar todo tipo de formas en las que el dueño de un negocio podría intentar engañar fraudulentamente a sus trabajadores con sus salarios. Tal vez incluso hayas sido víctima de un jefe que hizo eso en algún momento. Pero es perverso y una forma tanto de mentir como de robar.

En el versículo 5 vemos que Santiago continúa describiendo a estos ricos como personas que ahora viven en el lujo y la autocomplacencia en esta tierra. Estas dos palabras, lujo y autocomplacencia, son sinónimos. Ambos tienen especialmente en mente cosas como festejar y beber y complacer excesivamente el apetito de uno. Santiago luego continúa con esta imagen en el versículo 5 al describirlos como engordando sus corazones. Nota como Santiago también trae esto al corazón. Cuando hablamos de estos ricos que comen y beben con lujo y autocomplacencia, probablemente podríamos pensar en ellos literalmente engordando. Pero Santiago va mas allá y dice que han engordado sus corazones en su exceso y lujuria por los placeres carnales.

La última descripción de estos ricos que nos da Santiago está en el versículo 6. Allí describe a estos ricos como personas que han condenado y asesinado a los justos. Esta es una escena muy común en la accidentada historia de Israel, aunque estoy seguro de que no es exclusiva de Israel. Los profetas describirían cómo los ricos pervertirían la justicia en los tribunales, a menudo mediante sobornos, para ganar veredictos contra los pobres. Entonces, si bien es probable que este lenguaje aquí sobre el asesinato se entienda como la muerte literal, es probable que se hiciera en el nombre de la justicia. Un ejemplo que me viene a la mente es cómo la malvada Jezabel consiguió la viña de Nabot para el rey Acab. A través de mentiras, conspiró contra Nabot con falsas acusaciones de blasfemia que resultaron en una injusta condena en su contra, terminando en su pena capital. Con demasiada frecuencia, esos ricos malvados han pervertido la justicia para obtener sus riquezas, mintiendo y robando en su camino hacia la cima. Pero eso es perverso.

Y entonces, vemos que Santiago nos ha pintado un cuadro vívido del tipo de gente acaudalada que está condenando en este pasaje. No está condenando a las personas piadosas que han puesto su esperanza en el Señor y en su reino venidero y que resultan ser también ricas. No, él está condenando a los que son ricos y malvados donde acabamos de ver. Entonces, en nuestro segundo punto de hoy, veamos el veredicto de juicio que Santiago pronuncia aquí proféticamente sobre estos que son ricos y malvados. Y cuando miramos este juicio, reconocemos el componente escatológico de esto. Viene un día final de juicio. Como dice el versículo 3, estamos en los últimos días. Y entonces, el punto es que el día del juicio sobre estos que son ricos y malvados se acerca rápidamente.

Al declarar un veredicto, la justicia requiere testigos. Santiago llama proféticamente a ciertos testigos por su testimonio aquí en este oráculo. El primer testigo que llama Santiago son los tesoros mismos. Ese es el versículo 3. Dice que el hecho de que sus propios tesoros terrenales se corroen muestra que no perdurarán más allá de esta era. Sus riquezas se han podrido y sus ropas apolilladas, verso 2. Su oro y plata se han corroído, verso 3. Son evidencia contra ellos de que han puesto su corazón en las cosas malas, cosas que no duran. El segundo testigo que llama contra ellos es el salario que han retenido por fraude. Pienso en cómo Dios le había dicho a Caín que la sangre de Abel que él derramó clamaba a Dios desde el suelo como testigo contra Caín. Estos ricos malvados se han beneficiado de ganancias deshonestas, y esa ganancia mal habida es una prueba más en su contra. El tercer testigo al que habla Santiago son los cosechadores engañados en el versículo 4. Han clamado al Señor y esto ha llegado a los oídos del Señor. Pienso en como en Éxodo 2:23 describe cómo el pueblo de Dios que se encontraba en la esclavitud de Egipto clamó a Dios y dice que Dios escuchó sus clamores. Es por eso que Dios envió a Moisés para usarlo para salvar a su pueblo de los egipcios. Santiago también dice que estos cosechadores engañados dan testimonio contra sus opresores, y Dios ha escuchado sus clamores.

Entonces, a la luz del testimonio veraz contra estos ricos malvados, Dios ha escuchado y pronunciado juicio contra ellos. Santiago, inspirado por el Espíritu Santo, habla aquí el juicio de Dios contra ellos. Permítanme guiarnos a través de todo el lenguaje de juicio en este pasaje. Comenzamos en el versículo 1 con Santiago llamándolos a llorar y lamentarse por las miserias que están viniendo sobre ellos. Podemos pensar en otra parte de cómo se dice que el juicio de Dios evoca el llanto y el crujir de dientes. Santiago les dice a estos que son ricos y malvados que deben comenzar a llorar ahora porque la copa de la ira de Dios pronto caerá con fuerza sobre ellos.

Santiago continúa en el versículo 3 hablando de cómo sus carnes serán devoradas por el fuego. Curiosamente, Santiago toma la ilustración de la corrosión de los metales y dice que es como lo que le pasará a la carne con el fuego. Su carne será devorada por el fuego, aunque en realidad nunca se consumirá. Digo eso por lo que vemos en Isaías 66:24 que describe el juicio eterno de Dios como un lugar donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. El juicio final que Dios describe es el lago de fuego eterno y esa es una descripción destinada a aterrorizar.

Luego, en el versículo 4, Santiago habla de cómo es el Señor de los ejércitos quien los hará responsables. Mi punto es observar que él no solo le llama el Señor, sino el Señor de los Ejércitos. La palabra “ejércitos” significa aquí “huestes”. Ese lenguaje de huestes se refiere a los ejércitos angelicales de Dios. Llamar a Dios el Señor de los Ejércitos es hablar de su poder y fuerza que trae consigo. Si alguna vez has visto una película en la que un comandante o un rey se para ante una gran cantidad de soldados, bueno, los ejércitos de Dios son muchos más. Si un vasto ejército humano da miedo solo el pensar que están delante de nosotros, cuánto más los ejércitos celestiales de Dios que cumplen sus órdenes. Esto es lo que les sucederá a los malvados ricos.

En el versículo 5, Santiago continúa hablando de este juicio al describir a los ricos en la imagen de un becerro engordado para el matadero. Los ricos han engordado su corazón en su exceso con el pecado, y lo han hecho en un día de matanza. Hay momentos en que la referencia al becerro engordado se puede usar de una buena manera en las Escrituras, como cuando Jesús fue un cordero llevado al matadero para salvarnos de nuestros pecados. Pero esta no es tal referencia. Esta es una referencia a los ricos malvados que están listos para la siega. Esta es una referencia a la iniquidad de estos ricos malvados habiendo llegado a su fin y ahora ha llegado el día de su juicio.

Entonces, Santiago ha declarado el terrible juicio de un castigo eterno sobre estos malvados ricos. Todos sus tesoros desaparecerán algún día, y solo conocerán la miseria y la maldición en el lago de fuego eterno en la era venidera. Volvamos a nuestro tercer punto hoy y dediquemos un poco más de tiempo como cristianos a reflexionar sobre estas verdades de nuestro pasaje de hoy. En otras palabras, ¿cómo debería un cristiano aplicar este aleccionador anuncio del juicio de Dios? Les presenté este tipo de aplicaciones y ahora quiero asimilarlas más.

Primero, y brevemente, tomemos esa aplicación como una advertencia en contra de seguir los caminos de estos ricos malvados. No seas el tipo como la gente rica que describe Santiago aquí. Las riquezas no son inherentemente malas. Pero también sabemos que es demasiado fácil enamorarse de las riquezas de este mundo. Y a veces esas riquezas mundanas no son solo materiales. Las personas también pueden codiciar las riquezas del poder, la influencia y la posición en este mundo. Nuestro texto nos recuerda que amar las riquezas terrenales no termina bien. Pongamos nuestro corazón en Cristo y lo que perdura, aunque eso signifique que no tengamos riquezas o poder terrenales en esta era.

En segundo lugar, pensamos en cómo esto les habla a los cristianos que se han visto afligidos por los malvados ricos de este mundo. Como Santiago hace una abreviación profética para describir a malvados tan poderosos como los ricos, por extensión también podemos pensar en lo contrario. Son los cristianos justos, que tan a menudo son pobres e impotentes a los ojos del mundo, los que tan a menudo son afligidos por estos ricos malvados. Recuerda, Santiago dijo esto específicamente en Santiago 2:5: “¿No ha escogido Dios a los pobres del mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino?” Hoy en día, incluso los cristianos piadosos ricos son satanizados cada vez más por los malvados ricos y poderosos de este mundo. Entonces, ¿qué nos dice este pasaje a los que somos “pobres” del mundo que debemos hacer si somos perseguidos por tan malvados ricos?

Bueno, una cosa que se nos recomienda sutilmente está en el versículo 6. Allí, Santiago habla de cómo los ricos malvados afligen a la persona justa que ni siquiera los resisten. Eso elogia sutilmente el no resistir a los malvados en tal caso. Recuerda nuevamente el Sermón del Monte, donde en Mateo 5:39 Jesús enseñó:

Pero yo les digo, no se resistan al que es malo. Pero si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Y si alguien quiere demandarte y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y si alguien te obliga a ir una milla, ve con él dos millas. Al que te pida, dale, y al que te pida prestado, no le niegues.

Ahora, hay momentos y formas en las que debemos buscar de “resistir” el mal. Sin embargo, Jesús y Santiago nos dicen que hay otros tiempos y formas en las que es justo no “resistir”. Si tuviera un sermón completo para hablar sobre esto, podría darles muchos ejemplos de cuándo deberíamos resistir y cuándo no. Pero hoy daré solo un ejemplo, el que está en contexto en el versículo 6. Allí pensamos en la situación de qué hacer frente a la justicia pervertida. La justicia estaría en contra de una respuesta como venganza. Si una persona malvada te lleva a la corte falsamente, sin duda tienes derecho a resistir los cargos falsos y hacer la mejor defensa legal que puedas. Pero si sobornan al juez y pierdes el caso, y todas las apelaciones judiciales fracasan, podríamos sentir la tentación de intentar vengarnos personalmente. Sin embargo, ese ejemplo específico se encuentra con la exhortación de Dios: “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. En ese momento, nuestro recurso mas justo es clamar a Dios por justicia.

Puede que no parezca correcto y justo que los ricos malvados se salgan con la suya. Pero ese es también el punto de Santiago aquí: no se saldrán con la suya. Santiago está diciendo aquí que cuando Dios dice “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”, lo dice en serio. Dios les pagará a los malvados ricos. Ese es el objetivo de este pasaje. La aplicación segura llega entonces a nosotros los afligidos. Debemos confiar pacientemente en el tiempo de Dios cuando reivindicará y revertirá estas circunstancias. De hecho, eso es lo que nos dirá la siguiente sección. El versículo 7 comienza diciendo: “Por tanto, hermanos, sean pacientes hasta la venida del Señor”. Profundizaremos en eso la próxima semana, pero por ahora toma aliento que este pasaje está destinado a darnos. Dios no está ciego a cómo el mundo nos odia en este momento. Como cristianos, al mostrar amor por los enemigos, esperamos que aún así se arrepientan de su maldad y se vuelvan a Cristo para ser salvos. Pero si no lo hicieran, sepan que Dios no olvidará. Dios nos reivindicará.

Y el resultado serán riquezas para nosotros en la era venidera. Eso también está detrás de este texto. Los impíos ricos de este mundo tienen sus riquezas en esta era, pero pronto llegará el día en que esta era terminará y las perderán todas. Ese día será cuando el reino de gloria de Cristo venga en su plenitud. Ese será el día en que entremos en el pleno disfrute de las riquezas de ese reino. Así es como sabemos que Dios no está en contra de las riquezas. Porque nos ha prometido riquezas sobre riquezas en el siglo venidero. Seamos pacientes hasta el día en que Dios traiga una gran reversión para elevarnos a tales riquezas de gloria. Amén.

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