Un Hombre de la Ciudad Poseído por Demonios.

Sermón predicado en Lucas 8: 26-39 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 02/01/22 en Novato, CA.

Sermón

Traducido por el Diácono Diego Merino

La semana pasada mencioné que habíamos comenzado con una nueva sección que pasó por el resto del capítulo. Es una sección que muestra el poder y la autoridad de Jesús. La semana pasada vimos el poder y la autoridad de Jesús sobre la naturaleza mientras calmaba la tormenta. Esta semana vemos su poder y autoridad sobre los demonios. Esto nuevamente revela algo de la identidad de Jesús como Dios hecho carne. También nos recuerda la realidad que sigue siendo para nosotros: la realidad de que hay fuerzas espirituales del mal en este mundo que están trabajando contra nosotros. No debemos hacernos de la vista gorda ante esta realidad. Sin embargo, como cristianos, también se nos recuerda que tenemos uno completamente más poderoso que ellos en nuestro corazón. Entonces, profundicemos en el pasaje de hoy mientras consideramos tales cosas.

Comenzamos en nuestro primer punto a considerar el estado de este hombre poseído por un demonio. El escenario del pasaje de la semana pasada fue que Jesús y sus discípulos estaban en un barco cruzando el mar de Galilea. Ahora, en nuestro pasaje, están en el lado opuesto del lago, en la tierra de los garadenos, frente a Galilea. Recuerda, Galilea era el territorio del norte de Israel. El territorio israelita en ese momento era la región de Judea en el sur, con la región de Galilea en el norte, con los samaritanos en el medio en la región de Samaria. Pero toda esa tierra israelita habría estado al oeste del río Jordán. En ese momento, el río Jordán habría sido el límite oriental de las regiones israelitas. El río Jordán fluye a través del lago en el norte conocido como el mar de Galilea. Y entonces, Jesús y sus discípulos habían comenzado en el lado oeste del lago en el área de Galilea y siguieron al lado este del lago. Esta es mi forma tediosa de señalar que ya no se encuentran entre los territorios israelitas. Ahora, están en la región mas amplia conocida como Decápolis que corría aproximadamente a lo largo del lado oriental del mar de Galilea, incluida la tierra de los garadenos. Esta era un área llena principalmente de gentiles. No solo la geografía nos dice eso, sino que el hecho de que hubiera gente pastoreando cerdos aquí también lo indica, ya que los cerdos eran ceremonialmente inmundos para los judíos.

Entonces, Jesús se encuentra de inmediato con este hombre que estaba muy afligido y poseído por el demonio. Fíjense en el estado del pobre hombre causado por este demonio que de alguna manera lo habita. Estaba desnudo. Por supuesto, Dios nos había dado ropa después de nuestra caída en el pecado y en nuestra vergüenza nos dimos cuenta de que estábamos desnudos. Entonces, este hombre queda descubierto y expuesto por el demonio. Tampoco vivía en una casa, sino entre las tumbas. En otras palabras, habita entre la muerte. Qué apropiado que un demonio quisiera que él habitara allí. Dice que este hombre había sido capturado repetidamente por el demonio de alguna manera, versículo 29, lo que puede significar que le estaba causando algunas convulsiones o ataques frenéticos. Al parecer, en ese momento estaba dando motivo de preocupación cuando esto sucedió, ya sea para él o para otros, porque dice que luego ataron y esposaron al hombre. Sin embargo, con una fuerza asombrosa rompería las ataduras y saldría corriendo al desierto. Entonces, ¡este hombre estaba en una mala situación!

Descubrimos entonces que el demonio del hombre son en realidad muchos demonios. Jesús le pregunta su nombre en el versículo 30. El demonio responde que su nombre es legión y luego se nos dice que muchos demonios realmente habían entrando en él. El término legión era en realidad un término militar romano. Una legión en el ejército romano era una fuerza de aproximadamente 6,000 soldados y 120 guarniciones. No creo que el nombre de legión para los demonios signifique que el número de demonios era exactamente 6.000. Pero seguramente esta es una analogía de que había una poderosa fuerza de demonios que poseían y afligían a este hombre. La Biblia a menudo se refiere a los ángeles de Dios como sus ejércitos celestiales. Bueno, aquí, este es un ejército de demonios que está afligiendo a este hombre. No sé por qué los demonios concentrarían sus aflicciones de esta manera en este hombre, pero en esta circunstancia, eso es lo que hicieron. Qué estado tan horrible de un hombre bajo el ataque de fuerzas espirituales masivas.

Esto nos lleva entonces a nuestro segundo punto, hablar de cómo Jesús sana a este hombre. Nota cómo va la confrontación con Jesús y estos demonios. Mira al versículo 28. Los demonios reconocen claramente quién es Jesús. Lo llaman el Hijo del Dios Altísimo y comienzan a suplicarle algo de misericordia. El hecho de que le suplicaran que no fueran atormentados por Jesús muestra que reconocen que Jesús es más poderoso que ellos. Los humanos no habían podido atar a este hombre poseído por el demonio, a pesar de sus intentos. Pero Jesús apenas aparece y la legión de demonios reconoce sin lugar a dudas que habían reconocido quien les hablaba. Me gustaría señalar la rapidez con la que los demonios reconocen más de lo que los discípulos de Jesús habían podido reconocerlo hasta ahora. Recuerda, en el último pasaje los vimos en el bote asombrados de que Jesús pudiera calmar la tormenta. Sus discípulos habían hecho la pregunta correcta, de quién tendría tal poder y autoridad que podría dominar el viento y las olas y le obedecieran. Los discípulos habían hecho la pregunta correcta, pero no está del todo claro que todavía supieran la respuesta correcta a esa pregunta. Pero los demonios saben de inmediato quién acaba de venir a confrontarlos. La gente había temido a esos demonios. Pero estos demonios ahora temen a Jesús, y con razón.

Los vemos en el versículo 31 que suplican que no los envíen al abismo. La palabra griega aquí para abismo es literalmente un pozo sin fondo. Pero recuerda, vimos que también le estaban pidiendo a Jesús que no los atormentara. Entonces, probablemente deberíamos tomar estas cosas juntas. Este abismo del que hablan sería un lugar donde serían atormentados. De hecho, en Apocalipsis 20: 3, cuando se habla de Satanás atado por mil años, se dice que fue arrojado a un abismo, la misma palabra griega. Unos versículos más tarde describe ese lugar como una prisión. Luego, algunos versículos más hablan de un lugar de castigo final diferente para Satanás, es decir, el lago de fuego, 20:10. Entonces, en Apocalipsis el abismo es una forma de prisión a la que un demonio podría ser sometido antes de su peor y final castigo.

Entonces, esta legión de demonios suplica poder entrar en esta gran manada de cerdos. Cuán apropiado es que estos cerdos inmundos alberguen a estos espíritus inmundos. Jesús les da permiso para hacerlo. Luego, al estilo clásico de los demonios, estos espíritus malignos que anhelan la muerte y la destrucción van y destruyen a los cerdos, llevándolos a que se ahogaran. Recordamos cómo en el último pasaje Jesús salvó a sus discípulos de que se ahogaran, pero aquí los demonios llevan a estos cerdos a tal muerte; pero estoy divagando. Me gustaría señalar que Jesús al dar permiso a los demonios para entrar en los cerdos es una pequeña ilustración de cómo Dios pudo permitir que sus criaturas cometieran ciertos males, sin que Él realmente les autorizara hacer esas cosas malas. En esta situación, Jesús permitió que los demonios entraran en los cerdos, pero no hizo que todos los cerdos corrieran al acantilado. La gente a veces se ha preguntado si se debería responsabilizar a Jesús por la pérdida de los cerdos. Déjame responder esa pregunta por ti: no. El hecho de que los demonios hicieran el mal y destrucción después de que les permitió dejar al hombre e ir a los cerdos no hace que Jesús sea responsable de la maldad de los demonios. Sin embargo, podríamos preguntarnos cuál fue el propósito de Jesús al permitir esto. No se nos dice, pero Dios ciertamente puede hacer más de lo que nos imaginamos que está sucediendo en cualquier situación. Me pregunto si parte de lo que estaba sucediendo aquí es que estas personas habían estado mas preocupadas por su propio bienestar y propiedades, como sus negocios de ganados, que por este pobre hombre que había sido afligido por los demonios. Pero, en última instancia, no conocemos el propósito de Cristo en este asunto específico sobre los cerdos. Pero nos recuerda la maldad, el poder y la influencia de estos ángeles caídos.

Nota que después de que Jesús liberó a este hombre de los espíritus malignos, la situación del hombre cambió maravillosamente. Mira al versículo 35. El hombre liberado ahora está vestido y en su sano juicio. Y me encanta que nos dice que él está sentado a los pies de Jesús. Se ha convertido en discípulo de Jesús a través de su liberación. ¡Es un alma redimida!

Entonces, sale la palabra de Jesús sanando a este hombre redimido. Es allí, en el versículo 34, que la noticia de este milagro se extiende tanto a la ciudad como al campo. Este es el hermoso paralelo y complemento de lo que se registró en el versículo 1 de este capítulo. Ahí es donde Jesús fue descrito como yendo de ciudades a pueblos entre Israel proclamando el reino de Dios. Ahora, aquí en territorio gentil, hizo un milagro que testificó de la venida del reino de Dios, y la noticia de ese milagro se está difundiendo por el área. Esta palabra difundida da como resultado lo que encontramos en el versículo 35, que la gente acudió a Jesús de todas partes, seguramente gentiles, para ver esto por sí mismos.

Ahora, si recuerdan la semana pasada, mencioné los paralelismos con nuestro pasaje con Jonás. Mencioné a Jonás como fue su récord contra Israel por la frialdad de su respuesta hacia Dios en comparación con muchos gentiles que estaban mostrando una respuesta encomiable a Dios. Señalé la semana pasada que justo después de que los propios discípulos de Jesús mostraran una respuesta deficiente para comprender verdaderamente en la fe quién es Jesús, en un paralelo apropiado con Jonás, Jesús entonces iría a los gentiles en el pasaje de hoy. Y sin embargo, lamentablemente, no vemos a los gentiles aquí en esa área respondiendo apropiadamente tampoco a Jesús y su ministerio. De hecho, aquí estos gentiles muestran algún paralelo con los discípulos de Jesús en el pasaje de la semana pasada. Ambos mostraron miedo. Los discípulos habían temido primero por falta de fe al viento y las olas. Y luego, después de eso, sintieron temor en términos de considerar quién sería Jesús. Estos gentiles también responden con miedo. Esto se dice tanto en el versículo 36 como en el 37. Francamente, estos gentiles tienen un miedo aún peor. Podemos comprender por qué los discípulos tendrían una medida de miedo cuando consideran el asombroso poder y autoridad de Jesús para ejercer el control sobre la naturaleza. También se puede comprender por qué estos gentiles también pueden tener un gran temor cuando ven cómo Jesús tiene poder para ejercer control sobre los demonios. Se puede comprender porqué eso los atemorizarían, incluso que se apoderaran de un gran temor, como dice el versículo 37. Pero luego manejan mal ese miedo pidiéndole a Jesús que los deje. Es entonces cuando muestran un miedo menos encomiable que el que habían mostrado los discípulos. Sí, los discípulos tuvieron miedo cuando vieron el poder de Jesús sobre la naturaleza, pero aun así se mantuvieron firmes y siguieron a Jesús. Estos gentiles que aparentemente no conocían a Jesús lo suficiente, solo estaban aterrorizados por Jesús y por eso le piden que se vaya. Y Él lo hace.

Si comparamos la respuesta de estos gentiles no solo con los discípulos de Jesús sino con el pueblo de Israel, también vemos una reacción muy diferente. ¿Qué hemos visto hasta ahora entre Israel cuando Jesús ha hecho tales milagros de expulsar demonios y sanar a la gente? La reacción principal es que los israelitas comienzan a acudir en masa a Jesús y a traer a todos sus enfermos y poseídos por demonios para que puedan ser sanados. Por supuesto, eso vino con sus propios problemas, que las personas a menudo deseaban más las señales y el valor de los beneficios físicos inmediatos sin mirar más sustancialmente lo que Jesús estaba trayendo para sus almas. Pero eso no es lo que estos gentiles hacen aquí. Ven el milagro asombroso, se asustan y le piden a Jesús que se vaya. Uno podría haber imaginado que este podría haber sido el comienzo de una gran cosecha ese día para el reino de Cristo incluso entre los gentiles; pero no iba a suceder; al menos no todavía.

Eso nos lleva entonces a nuestro tercer punto para considerar lo que Jesús le dice a este hombre que liberó de los demonios para que vaya a su casa y declarara cuanto ha hecho Dios por él. Ese es el versículo 39. Nota lo que este hombre sanado quiere hacer. Quiere seguir a Jesús, versículo 38. Me imagino que le está pidiendo permiso a Jesús para acompañarlo como el resto de sus discípulos. Les concedió el permiso que querían a los demonios. No concede el permiso que quería este hombre salvo. En la sabiduría de nuestro Señor, tenía un plan diferente para este hombre. Debía irse a casa, a su hogar seguramente gentil, y ser testigo de Jesús. Él les dirá todo lo que Dios ha hecho por él para sanarlo de estos demonios. Tienes que amar los buenos planes de Jesús. Estos gentiles quieren que se vaya, pero Jesús deja a uno que ahora será el testigo de Cristo.

Aquí hay un pequeño misterio que vale la pena señalar. Hasta este punto, Jesús ha estado dando órdenes a los demonios y a las personas a las que sanó para que se mantengan en secreto. Por ejemplo, Lucas 4 menciona varias formas en las que silenció a los demonios antes de expulsarlos porque conocían su verdadera identidad. Y en Lucas 5, se registra que le dice a un leproso que sanó que no le cuente a nadie sobre la sanidad. Sin embargo, en este pasaje, no hay ningún registro de Jesús silenciando a los demonios cuando dicen quién es Él realmente. Y luego anima a este hombre sanado a que vaya y hable con valentía acerca de cómo fue sanado y liberado. Y sin embargo, en caso de que pienses que Jesús había cambiado su política al respecto, vemos en el último versículo de este capítulo que Jesús le dice a alguien a quien milagrosamente ayudó a no contarle a nadie lo que sucedió. ¿Por qué la diferencia aquí en este pasaje? Bueno, la diferencia más obvia en las circunstancias es que aquí Él está entre los gentiles, no entre los israelitas. Sin duda, eso es lo que está motivando la diferencia. Puede ser que le preocupe que las expectativas judías de un Mesías desvíen su ministerio de predicación si supieran en este momento quién era Él realmente. Demasiados judíos tenían una idea equivocada acerca de lo que sería el Mesías y su reino. Entonces Jesús tenía un ministerio de predicación que tenía que dar primero. Y también tenía un ministerio de sacrificio y sufrimiento que tuvo que soportar al ir primero a la cruz, antes de estar listo para ser reconocido como rey. Pero tales expectativas y suposiciones mesiánicas habrían estado lejos de las mentes de estos gentiles, por lo que puede ser que Jesús pensara que era mejor si comenzara a correr la voz entre ellos de la obra de Dios e incluso comenzaran a darse cuenta de Jesús como el que viene en el nombre y el poder de Dios.

De hecho, esa conexión entre Dios y Jesús es reconocida por este hombre al que sanó. Me encanta cómo se ve eso en la forma en que están redactadas las cosas en el versículo 39 entre lo que Jesús le dijo al hombre que hiciera y lo que dice que el hombre realmente hizo. Jesús le dijo al hombre que declarara cuánto había hecho Dios por él. Pero dice que el hombre declaró cuánto había hecho Jesús por él. Sin embargo, no hay conflicto. Lo que Dios había hecho por él es lo que Jesús había hecho por él. Es como los demonios ya reconocieron, que Jesús era el Hijo del Dios Altísimo. Jesús era Dios encarnado. Lo que Jesús hizo para ayudar al hombre fue Dios ayudándolo. Y entonces, debemos elogiar la fe de este hombre salvo, en cómo hace esta conexión entre Jesús y Dios. Si bien los gentiles en su área aún no habían encontrado fe en Jesús, este hombre aparentemente había comenzado a confiar en Jesús.

Y así, este hombre salvo se queda, obedece y corre la voz sobre Jesús y su milagro. Si bien esto no es lo mismo en que el mismo Jesús de quedarse y predicar, es un testimonio maravilloso de la venida del reino. Es del reino que Jesús ha estado predicando. Y la expulsión de Jesús a los ejércitos del enemigo también está diciendo algo acerca de ese reino venidero. La semana pasada mencionamos como Jesús, al calmar la furiosa tormenta, mostró una creación gimiendo que necesita ser redimida de su esclavitud. Dijimos que el mundo en su estado actual estaba bajo la maldición de Dios, pero un día Jesús marcaría el comienzo de la nueva creación y ese nuevo mundo, por así decirlo, y que ya no tendría tales problemas. El milagro de Jesús sobre la naturaleza la semana pasada fue entonces una imagen escatológica. Dio una adelanto de la paz y la serenidad que tendrá la futura nueva creación. Entonces, lo mismo es cierto aquí. El hecho de que Jesús expulse a este ejército de demonios nos muestra una imagen de lo que sucederá en su totalidad al final. También es un cuadro escatológico, porque cuando Cristo regrese pondrá fin al diablo y a sus ángeles caídos. Esta verdad fue ilustrada por este hombre sanado y, al contarla a otros, comenzó a proclamar la esperanza del reino de Cristo, incluso a estos gentiles.

Santos de Dios, ahora mismo, estamos viviendo entre este evento y el final cuando los demonios encontrarán su destino final. Sin embargo, Apocalipsis 20 habla de cómo ahora mismo Satanás ha sido puesto en un abismo para que no pueda engañar más a los gentiles. Es cierto que él y sus fuerzas del mal todavía ejercen mucho poder e influencia en esta época. Todavía se oponen a Cristo y su pueblo. Como tal, sabemos que si bien en un sentido es un enemigo atado y encarcelado, en otro sentido todavía se le permite merodear buscando devorarnos. El sentido en el que está atado a un abismo es que no puede detener el hecho de que el evangelio está llegando a las naciones. Antes se le permitía engañar a los gentiles y mantenerlos en tinieblas, pero Jesús ya no lo permite.

Entonces, el pasaje de hoy nos recuerda que debemos estar atentos pero también confiados. No ignoremos los planes de los enemigos. Eso nos llama a estar sobrios, al igual que no caminaríamos por un campo de batalla activo de una manera despreocupada sin tener en cuenta las amenaza del enemigo. Pero podemos tener confianza ante un enemigo tan poderoso porque nuestro capitán es más poderoso. Seamos fuertes en el Señor y en la fuerza de su poder. Jesús ha venido a dar muerte a las obras del diablo. Y Jesús pondrá fin a ese diablo al final. Encontremos nuestra confianza en Jesús. Y reconozcamos que la misión que le dio a ese hombre que fue sanado aquí hoy es realmente la misión que nos ha encomendado a todos nosotros hoy. Sigamos compartiendo con otros lo que Dios ha hecho en Jesús por nosotros.

Amén.

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