El Maravilloso Intercambio en la Cruz.

Sermón predicado en Isaías 53:11 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 07/04/23 en Novato, CA.

Sermón

Reverendo W. Reid Hankins, M.Div.
Traducido por el Diácono Diego Merino.

Este es ahora el tercer año consecutivo que estoy predicando sobre Isaías 53 en Viernes Santo. Espero que puedas apreciar especialmente que esto fue una profecía. Fue escrito más de 700 años antes del Viernes Santo. Y sin embargo, esta profecía predijo muy claramente lo que Cristo haría en la cruz. Profetizó de su muerte, e incluso de su resurrección. Articuló de antemano el evangelio. Y también explicó las enseñanzas claves sobre el significado de por qué Cristo sufriría y moriría. Por ejemplo, el año pasado vimos el versículo 5 y vimos la enseñanza de la expiación sustitutiva. Y entonces, esta noche, me gustaría que nos enfoquemos en el versículo 11. Permítanme leerlo de nuevo.

Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará la iniquidad de muchos. (Isaías 53:11)

Lo que encontraremos es que esto no solo habla de la muerte y resurrección de Jesús, sino también de esa gloriosa enseñanza de la justificación, que nosotros los pecadores podemos ser perdonados y declarados estar en buena posición ante Dios, a través de la fe en Jesús. Incluso enseña lo que Calvino describió como un “intercambio maravilloso”, la idea de una doble imputación, que nuestro pecado es imputado a Jesús, y su justicia es imputada a nosotros. Así es como la cruz nos puede poner en una posición correcta ante Dios. Profundicemos entonces en este versículo.

Comenzaremos esta noche considerando las palabras iniciales en el versículo 11 que describen la “aflicción de su alma” de Jesús. En Viernes Santo, recordamos particularmente la angustia que Jesús soportó. Este capítulo describe gran parte de esa angustia, tanto en general por la vida de Jesús, así como específicamente en la cruz. Lo que encontramos predicho aquí en Isaías 53 de esa angustia, lo vemos registrado como cumplido en los cuatro relatos históricos de la vida de Jesús que tenemos en los Evangelios

Por ejemplo, el versículo 3 hablaba de cómo Jesús sería despreciado y rechazado por los hombres y todos los dolores que eso acompañarían. Piense especialmente en todos los líderes religiosos que odiaban a Jesús y se oponían a Él a lo largo de su ministerio terrenal. Los versículos 4 y 5 comienzan a profundizar más en lo que tuvo que soportar en la cruz. Existe este lenguaje de que fue traspasado por nuestras transgresiones. La crucifixión romana implicaba una perforación literal de clavarlo en la cruz. Después de su muerte, también le perforaron el costado para demostrar que estaba muerto. Si seguimos repasando el capítulo, vemos muchas otras descripciones poderosas de su sufrimiento. Estaba oprimido; afligido; fue golpeado y asesinado.

Estos son los detalles que encontramos descritos en los relatos de los evangelios. Su arresto involucró la traición de parte de un amigo cercano. Lo arrestan por la noche y lo someten a una farsa de juicio tras juicio, tanto ante los tribunales judíos como ante los romanos. Es azotado. Lo obligaron a usar una corona de espinas, incluso lo desnudaron y dividieron su ropa entre sus captores. Se ve obligado a cargar su cruz, aunque estando agotado necesitará ayuda. Muchos se burlan de Él a través de todo esto. Luego es colgado en la cruz y muerto. Estuvo sediento. Y lo peor de todo, permaneció allí soportando la ira de Dios en nuestro lugar, como lo expresó citando el Salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

De hecho, Jesús experimentó mucha angustia en su alma, especialmente en su sufrimiento en la cruz. Pero sabía que este sería el caso. Justo antes de su arresto, estaba orando en el Jardín de Getsemaní, lleno de la angustia de su alma antes de lo que sabía que estaba a punto de suceder. Pero oró a Dios y confió en su padre celestial y a su buen plan para salvar a su pueblo de sus pecados.

Consideremos ahora la siguiente parte del versículo 11. Continúa diciendo que Él verá y estará satisfecho. Curiosamente, este versículo es uno de esos casos raros en los que hay una variación en algunos de los manuscritos que se han conservado en la historia. Como señala la nota al pie de la página en las Biblias de las bancas, algunos manuscritos en realidad tienen la palabra adicional “luz” en este versículo, que Él verá la luz y estará satisfecho. Si bien el significado no cambiaría drásticamente de ninguna manera, la evidencia manuscrita es muy convincente para la palabra adicional de “luz”, con los Rollos del Mar Muerto y la Septuaginta griega que tienen la palabra “luz”. Por lo tanto, verá la luz y estará satisfecho. El versículo 11 dice entonces que esto sale de la angustia. De la oscuridad de su angustia, y de la oscuridad de todo el mal puesto contra Él, y de toda la oscuridad del pecado que fue puesto sobre Él para soportar todo eso, ve la luz y está satisfecho. Entonces, hay algo bueno que está reconociendo de toda su angustia. Y esto le dará a Jesús una gran satisfacción.

Entonces, ¿en qué detalles podemos pensar en términos de lo que Él ve que lo hace satisfecho? En ell versículo anterior, hay un lenguaje similar, que dice: “Cuando su alma haga una ofrenda por la culpa, verá a su descendencia, prolongará sus días”. En ese versículo, predice la resurrección de Jesús, la vida de la muerte. Y ese versículo también habla de cómo reconocerá que ha cumplido su misión de salvar una semilla santa. Seguramente en general, ambas ideas, su resurrección y su exitosa obra de redención, es la luz que ve aquí en el versículo 11 y al ver que está satisfecho. Pero creo que podemos decir más en el versículo 11 de cómo todo eso lo satisfará. Note cómo el versículo 11 continúa explicando lo que ha logrado en la cruz. Dice que, “El justo” “hará que muchos sean considerados justos, y Él llevará las iniquidades de su pueblo”.

Entonces, hay estas dos cosas que Jesús lograría en la cruz. Él haría que muchos fueran considerados justos. Y Él llevaría las iniquidades de su pueblo. Una vez más, este es ese glorioso intercambio. ¿Cómo puede Jesús hacer que las personas sean justas? Dice aquí que se les puede ser contadas a ellas. Ese es el lenguaje de la imputación. A través de Jesús, podemos ser contados, considerados justos, aunque nosotros mismos no hayamos vivido una vida de justicia. Pero Jesús ha vivido tal vida, como incluso este versículo dice, que Jesús es el justo. Entonces, así es como podemos ser considerados justos, si la justicia de Cristo es contada, acreditada, a nosotros. Jesús vivió una vida completa y de perfecta justicia. El registro de la justicia de Jesús es imputado al cristiano. Para el cristiano, es como si nosotros mismos hubiéramos vivido esa vida justa. Su justicia nos está acreditada. Eso es lo que llamamos la imputación de la justicia de Cristo. Es como si su justicia fuera una túnica, y cuando Dios nos mira ahora, no ve nuestras iniquidades, la falta de justicia, sino la gloriosa justicia de Jesús.

Pero la otra parte de este maravilloso intercambio, esta doble imputación, es que Jesús llevó las iniquidades de su pueblo a quien vino a salvar, como dice allí en el versículo 11. Cuando el pecado se describe como iniquidad, tiene especialmente en mente la culpa en la que se incurre por nuestro pecado. Jesús fue la propiciación por nuestro pecado. En la cruz, Él tomó todos los pecados de aquellos a quienes salvaría. Él llevó el castigo por ese pecado, por la culpa de ese pecado, y así de esa manera Él pago por el pecado. Él expió nuestra culpa. Eso satisfizo la deuda con la justicia y con Dios en la que incurrió nuestro pecado. Su sacrificio fue una expiación, una cobertura, por nuestro pecado, al asumir la culpa y, por lo tanto, el castigo, en nuestro lugar. Su sacrificio sustitutivo significó que la pena por nuestro pecado fue pagada al 100% en su totalidad. Entonces, esta es la otra imputación. El pecado del cristiano fue imputado a Cristo en la cruz. Jesús mismo nunca había pecado. No merecía tal castigo. Él no merecía la ira y la maldición de Dios. Pero nuestro pecado fue contado, acreditado, puesto sobre Jesús, y así Él asumió el castigo por nosotros.

Este es ese glorioso intercambio. 2 Corintios 5:21 dice de esto: “Por causa de nosotros lo hizo pecado al que no conocía pecado, para que en Él fuéramos hechos justicia de Dios”. La gente suele pensar en el apóstol Pablo cuando hablamos de la doctrina de la justificación y de este maravilloso intercambio de pecado y justicia entre Jesús y el cristiano. Lea las cartas de Pablo a los Romanos y a los Gálatas, y obtendrá un maravilloso tratado sobre todo esto. Pero está justo aquí, en realidad. Mucho antes de que Pablo escribiera cartas como Romanos y Gálatas. Aquí, Dios predijo que esto sucedería por la profecía del profeta Isaías. Y predijo incluso cómo Jesús lo llevaría a cabo y cómo su corazón estaría satisfecho. Ciertamente, eso se expresa cuando Jesús en la cruz declaró: “Consumado es”, y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

Por último, observemos en este versículo que lo que Jesús logró en la cruz no es algo que todos disfrutarán. El versículo 11 dice que este gran intercambio ocurre a través de conocer a Jesús. El versículo 11 dice: “por su conocimiento, Jesús hará que las personas sean justas y Él llevará la iniquidad de ellos. Los teólogos han discutido un poco la gramática aquí, para entender a qué se hace referencia allí cuando dice “por su conocimiento”. Algunos han pensado que hablaba de cómo Jesús estaba actuando sabiendo que estaría redimiendo a un pueblo para sí mismo. Pero probablemente la intención aquí de la gramática es que por el conocimiento de Jesús, que la gente disfrute de este gran intercambio que continúa describiendo. Como dijo EJ Young, este lenguaje de “por su conocimiento” es efectivamente una descripción de la fe. Por nuestro conocimiento de Él como nuestro Salvador, y la confianza y la relación personal que conlleva, somos considerados justos en Cristo y nuestro pecado es perdonado en Él.

Esta interpretación de la gramática también es consistente con el resto de las Escrituras. Esta es una verdad más claramente elaborada en varios otros lugares de la Biblia. Y es una verdad muy importante hoy. La única manera en que las personas conocerán este glorioso intercambio, es volviéndose a Cristo Jesús en fe. Arrepintámonos hoy de nuestros pecados, reconoscamos que necesitamos su justicia, y creamos en Él. Él dice que si lo haces, entonces serás salvo. Él dice que si pones tu fe en Él, entonces eres justificado a los ojos de Dios. La justificación es posible para nosotros los pecadores debido a lo que Jesús hizo en la cruz. Pero esa justificación sólo se vuelve efectiva para nosotros cuando creemos en Jesús y somos salvos. Que nos apropiemos de su salvación a través de la fe.

Entonces, proclamamos a Cristo crucificado, así como a Cristo resucitado, para que las personas puedan entrar en este conocimiento salvador de Jesús. Y así, la gente puede conocer este doble beneficio. En Jesús, somos considerados justos. En Jesús, nuestros pecados son perdonados.

Hoy hemos visto de la terrible angustia del alma, Jesús encontró una tremenda satisfacción en lo que logró al salvarnos. Por el gozo puesto delante de Él, Jesús soportó la cruz y despreció su vergüenza, para que lograra una salvación tan gloriosa. ¿Has conocido tú mismo tal satisfacción? ¿Has conocido el gran gozo y el verdadero significado de la vida que se encuentra en Cristo y de estar en buena relación con Dios? ¿Que Dios sea tu Dios y tú seas parte de su pueblo? ¿Que tendrías tal relación con tu creador? Nada es más satisfactorio en la vida que esto. Y nada será más satisfactorio en la eternidad que eso.

¿Has visto y encontrado esta satisfacción? Tal vez ya lo habías hecho, pero habías comenzado a perder de vista cuán satisfactorio es este dulce evangelio. Que cada uno de nosotros seamos renovados esta noche con tan grande satisfacción para nuestras almas, así como recordamos la angustia de Cristo que soportó por nosotros.

Amén.

Derechos de autor © 2023 Rev. W. Reid Hankins, M.Div.
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